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miércoles, 31 de julio de 2013

El PRD, no es de Miguel ni de Hipólito





Escrito por FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES




 La rebatiña personal que mantienen Hipólito Mejía y Miguel Vargas es el obstáculo principal que tiene el PRD para seguir ocupando  su sitial en la política dominicana y volver a ocupar el poder.


El PRD es un patrimonio del pueblo por lo que se hace necesario preservarlo por encima de las apetencias de los torpes dirigentes que se disputan su dominio sin importarle las penurias de las masas.

Miguel es un sico-rígido empresario acostumbrado a que las cosas se hagan como él dice por lo que choca de frente con las tradiciones de un partido que desde su origen es abierto a las polémicas.

Su mayor mérito es haberse pasado la vida, desde los tiempos de Balaguer, haciendo ventajosos negocios con el Estado Dominicano hasta llegar a convertirse en un magnate de la construcción.

Hipólito es un dirigente populista  que se atrae la simpatía de las masas pero que carece de capacidad para manejar situaciones de Estado ya que su accionar político es chabacano y desfasado.

Siendo presidente, atropelló a valiosos compañeros de su partido para imponer, a base de dinero, su candidatura a la reelección rompiendo con una tradición de principios de su partido. 

Ambos son una retranca para un PRD que necesita urgentemente renovarse para ocupar el lugar que le corresponde en un sistema de democracia representativa, no de partido único como pretenden los peledeístas.

El PRD cuenta con dirigentes con formación y capacidad para rescatarlo de las tendencias que se disputan su control sin importarle el abismo a que lo están llevando con  una lucha estéril y personalista.

Muchos de estos  que se han alineado en un grupo o en otro, lo han hecho porque no hay otra opción dentro de partido pero en sus fueros internos saben que mientras Miguel e Hipólito sigan por los derroteros que van, no hay salida.

Las  pretensiones del ex presidente Leonel Fernández  de darle una "sexta pela" electoral para extender los gobiernos del PLD a 36 años, deben  cohesionarlo para que, al margen de Hipólito y Miguel, surja un movimiento interno que salve al PRD y fortalezca la democracia.

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