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miércoles, 9 de junio de 2010

COMO JUZGUES, SERA JUZGADO

Por Fernando Rodrίguez Céspedes

Nadie, absolutamente nadie está exento, en esta sociedad desbordada por la criminalidad, de ser investigado o interrogado ante la ocurrencia de un crimen en cuyo escenario o próximo a él se encuentre circunstancialmente, o por familiaridad, amistad o vecindad con la vίctima.


Esta es una realidad incontrovertible que puede alcanzar a cualquier ciudadano honorable hoy, mañana o cualquier día sin importar posición social, polίtica, económica, profesional, o religiosa.

Quien que se encuentre en esas circunstancias, y más si el dolor lo embarga por la pérdida de un ser amado, lo menos que puede aspirar, sobre todo, si es una persona de bien, es a que se le respete su dolor y que las investigaciones procedentes, se efectúen sin prejuicios, como manda la ley, para ser justo y evitar suspicacias y morbo en una parte de la población.

Las suspicacias y las dudas son normales, en una sociedad con grandes deficiencias y pocos recursos para combatir el crimen, pero no es correcto, profesional ni moral, que personas con acceso a medios de comunicación se den a la innoble tarea de condenar a priori a un investigado.


Esto, además del dolor que infringen a la persona blanco de sus ataques despiadados, incrementa las dudas en un sector de la población proclive a las malsanas influencias de quienes se nutren de la maledicencia y el sensacionalismo periodístico digital y de cables, porque en los medios escritos estas aberraciones no pasan.

Pero más allá del dolor y el daño que ocasionan a su culpable del momento, contribuyen a la ruptura de relaciones familiares indisponiendo a los parientes de la vίctima con el investigado creando situaciones de alto riesgo personal para el mismo.

Cuando al final, Dios ilumine a quienes investigan el horrendo crimen perpetrado contra la noble dama Yasmίn Valdez, y el autor caiga en manos de la justicia y se esclarezca todo, qué dirán los que hoy se han constituido en clan de maledicencia y odio contra un profesional que ha vivido para servir desinteresadamente a su pueblo y región?

Esperemos confiados en Dios y en nuestras autoridades policiales y judiciales a que todo se aclare para que reine la justicia y Manuel Rodríguez Bonilla pueda recobrar la paz con que siempre ha vivido y dedicarse a la crianza y educación de las dos criaturas frutos del inmenso amor que siempre le prodigó a su finada amada.

A quienes con sus fábulas, manejo inescrupuloso e insensato de las informaciones, entes de división de dos familias unidas por el amor y dos criaturas inocentes, sólo me resta desearles que Dios los libre a ellos y a los suyos, de ser vίctimas de circunstancias similares.



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