Por Antonio Regalado
El autor es Pastor Cristiano y comunicador dominicano residente en Estados Unidos
Cada día son más los que se añaden al clamor de que quienes usan el lenguaje como instrumento de trabajo procedan a hacer algo por mejorar la forma en que se comunican con los demás.
Es necesario y urgente cambiar el rumbo del tren comunicativo desde donde se golpean los valores de familia, para instalar un fundamento que supere las barreras que nos separan de la consolidación de una sociedad que impulse el desarrollo y el bien común.
Aquellos que han asumidos con seriedad y responsabilidad los medios, como Jordi, corren el riesgo{expuesto a un peligro}, de exponer sus vidas para que nuestros hijos puedan recibir una herencia social donde la libertad de expresión no sea cortada por sicarios pagos desde las sombras del retroceso de la historia.
La falta de amor y formación cristiana se refleja en todas las esferas del comportamiento de la nación dominicana, y la gente va perdiendo la confianza en las instituciones de servicios, viniendo a ser un estilo nunca antes visto, y una conducta de la que muchos entendidos concluyen diciendo pudiera ser peligrosa debido a los precedentes que están aconteciendo en muchas partes del mundo.
El caos es anarquía, es un estado de confusión y desorden, y si usted hace un análisis minucioso de como andan las cosas en el país va a encontrarse con o muy cerca de ese remolino impetuoso, comenzando por medios de comunicación al servicio de ese vendaval aventurero.
Que nos ayude Dios a salir de esa arena movediza de la actividad política que tiene sus manos metidas en todas partes de la sociedad, a un nivel sin precedentes en la historia republicana.
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