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viernes, 5 de marzo de 2010

APOSTANDO A LA DESMEMORIA



Por: José Jordi Veras Rodríguez.


Ha resultado una afrenta que resultara la visita, el anuncio y la puesta en circulación de una obra más a favor de la personalidad del dictador Rafael Leonidas Trujillo Molina.


 La última, recordamos de la nieta de Trujillo, Aída Trujillo, que hace poco se le otorgó un premio por su Libro con el título “A la sombra de mi abuelo”. En aquella oportunidad hubo cierta oposición y un debate de si debía o no ser entregado tal premio al susodicho libro.



Ahora le toca el turno a la hija del sátrapa, Angelita Trujillo Martínez, quien si vivió y fue parte directa de la tiranía de su padre y todos aquellos que fueron sus cómplices materiales e intelectuales.

Esos que pudieron conformar una de las tiranías más férreas, duras, sangrientas y mejor conformadas que pudiera haber tenido Latinoamérica y el Caribe para su momento.

Esta señora, de tan ingrato recuerdo para todos los dominicanos y dominicanas sensibles, intentó poner en circulación su libro con el título “Trujillo, mi padre, en mis memorias”; según ella, para contar la otra parte de la historia. Alegando que todavía su padre vive en la mente de los dominicanos y dominicanas.

Que bueno que aparecieron en la actividad dominicanos y dominicanas que no están dispuestos a permitir que la honra y la dignidad de los hombres y mujeres vuelva a ser irrespetada, en este caso, ahora por vía de un libelo y una bazofia.


No deja de ser una real impotencia el tener que ver, escuchar y conocer de las intenciones de dicha señora, quien al parecer mostró con su publicación y circulación como todavía se mantiene cierto estímulo a esta familia que en su práctica totalidad formó parte de una época de sangre, dolor y pérdida para muchas familias.


Es preocupante lo que ha estado sucediendo con estas publicaciones y ciertos criterios que esgrimen uno que otro que se disfrazan de historiadores para justificar desde esa óptica lo ocurrido durante más de treinta años en nuestro país.

No podemos permitir que en este país como ha sido algo silente, el hecho de que a los jóvenes de hoy no se le brinde en las aulas como materia, la parte de la historia ocurrida en la tiranía de Trujillo para que permanezca en la memoria de ellos, así como de los que la vivieron de forma cruda.


Los que ha pasado por el poder en su mayoría de una forma aviesa, otros por complicidad o porque se han o se benefician de grupos conservadores que fueron beneficiados siempre con las “gracias” del sátrapa y su familia; no les interesa que a las nuevas generaciones y las que han pasado luego del año 1965, conozcan a fondo de todo cuanto se ejerció desde el poder para hacer permanecer e implementar por la fuerza el régimen de Trujillo.


Este país sufrió en cuerpo y alma, con la mejor sangre de la juventud de la década de los 30, 40, 50 y 60. Esto no puede dejarse simplemente pasar.


La muerte de los expedicionarios del 49, los del 59, la muerte cobarde y sangrienta de las Mariposas, las hermanas Mirabal, el asesinato, desmembramiento y desaparición de los panfleteros de Santiago, más de veinte jóvenes de edades que oscilaban desde los 17 a los 20 años, fueron todos asesinados un 29 de enero del 1960 en una misma noche, no puede quedar tan sólo en los libros y anaqueles debe dárseles vida y memoria, hablándola y disertando la historia como debe ser.

Los dominicanos y dominicanas debemos estar atento a lo que ha sido una especie de condicionamiento hacia las grandes mayorías. Existen sectores con poder e influencia que no les interesa que en este país se trate el tema de Trujillo desde la óptica de lo que sucedió. No debemos olvidar, vamos a darle vida a los que murieron por este país en defensa de nuestra libertad.























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