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viernes, 4 de junio de 2010

No es un chiste.‏

Por Tiberio Castellanos
Comunicador dominicano residente en Miami

Muy bien conozco que "el son se fue de Cuba" y creo que también La Bayamesa. Y, aunque yo, al salir de Cuba en el año 1963 dejé "allí enterrado mi corazón", esta noticia, a la vez que me hace reir, me hace pensar.

Se ha descubierto la existencia en la isla de un apreciable número centenarios. No he captado, porque la noticia la escuché por radio y a la carrera, el preciso número de ellos. Pero parece que es lo suficientementre alto como para ser noticia. Yo la creo.

Aquí en Miami, y en general en USA, pero principalmente aquí, más de la mitad de la población padece de sobrepeso y más de un tercio de ella es obesa (candidatos a la diabetes tipo 2 y al infarto del miocardio, del tuyocardio y otros infartos).

A un médico abordado por un gordito que le pedía una formula sencilla y segura para bajar de peso y tener buena salud, le oí decir: "coma menos y camine más".

Y esa parece ser quizás la fórmula que ha usado el gobierno cubano para producir centenarios. Los que han visto en las últimas semanas el programa de Oscar Haza, han conocido, si no lo sabian antes, la muy magra ingesta del cubano de hoy.

Esa precisa dieta, según me dicen, tuvo en un tiempo algún pescado, lo que es muy buena cosa. También tiene productos derivados de la soya, que también es cosa buena. Pero, para adquirir todo el componente de esa dieta, es mucho lo que hay que andar. Un día y el siguiente tambien, en colas, intercambios, mercado negro, y otras truculencias.

Y aquí está la formula maestra que ese médico amigo mío dio al gordito aquel: "coma menos, camine más".

Y ahora, veamos el asunto un poco más en serio. Esos cubanos centenarios tenian al triunfo de la Revolucion 50 años o más. En el año 60 o un poco antes, no preciso ahora, lei unas declaraciones del Poeta Nicolas Guillen, de regreso de un viaje a Méjico, y decia que la disciplina revolucionaria, en el campo de la alimentación (no recuerdo si se refería a la tarjeta de racionamiento), iba a producir una modificacion en la silueta del cubano. Una modificacion positiva. Como conquista revolucionaria.

Y así ha ocurrido. Y, el poeta del Sóngoro Cosongo, muerto de risa en ultratumba, estará repitiendo sus famosos versos: "No sé por qué piensas tú soldado que te odio yo,

si somos la misma cosa tú y yo,

flaquito tú, flaquito yo".

Un abrazo.

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