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miércoles, 22 de agosto de 2012

Colombia: ¿vendrán nuevas sorpresas tras la confesión de Santoyo?

La noticia de que el general (en retiro) Mauricio Santoyo había admitido ante un tribunal de los Estados Unidos haber colaborado con grupos paramilitares sorprendió ayer a los colombianos de vacaciones, en uno de esos numerosos "puentes festivos" que hacen de Colombia el país con más días feriados de la región.

Y las expresiones de sorpresa no faltaron entre las reacciones a la admisión de quien se desempeñara como jefe de seguridad del expresidente Álvaro Uribe entre 2002 y 2005.
El exmandatario, por ejemplo, reaccionó inmediatamente acusando a su subordinado de haber defraudando la confianza de su gobierno, "el único que desmontó paramilitares… y los extraditó".

Y este martes el jefe de la policía colombiana, General León Riaño, dijo que su excompañero había "decepcionado" a la institución.

Para otros, sin embargo, la confesión de Santoyo sólo viene a confirmar el nivel de penetración alcanzado por el paramilitarismo en las instituciones y la política colombiana bajo la administración Uribe.

"Con esto se confirma efectivamente que el crimen, por uno o por otro medio, ya sea porque no se dio cuenta, sea por corrupción, tuvo una cuota política en el gobierno de Álvaro Uribe, y que fueron los organismos de seguridad los infiltrados", le dijo a BBC Mundo Ariel Ávila, analista de la Corporación Nuevo Arcoiris.

"Lo de Santoyo mucho lo esperaban. La sorpresa, si acaso, es mucho más a una clase media de opinión pública que no a los estudiosos del tema o a la política en general", agregó.

"Un ejemplo más"

La admisión de Santoyo


El general retirado de la policía colombiana, Mauricio Santoyo, estaba acusado en un tribunal de los Estados Unidos de haber recibido sobornos de al menos dos organizaciones involucradas con el tráfico de estupefacientes a cambio de información sobre las operaciones antinarcóticos que se realizaban en su contra.
Según las autoridades estadounidenses, el alto mando policial también habría facilitado el nombramiento de policías corruptos para que asistieran en sus operaciones a la Oficina de Envigado y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Santoyo se declaró culpable de haber apoyado a las AUC, el principal grupo paramilitar de Colombia, pero rechazó los delitos relacionados con el tráfico de drogas.

Y según su abogado, Oscar Rodríguez, si el general se relacionó con organizaciones delincuenciales fue "para obtener información que podría ser relevante para mantener la paz de los ciudadanos pues es parte del trabajo que emplea uno como policía".

El argumento se basa en el hecho que Santoyo no es el único miembro del círculo íntimo del expresidente Uribe que está en líos con la justicia por supuestos vínculos con los paramilitares.

En septiembre del año pasado, por ejemplo, el exdirector del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad, DAS, Jorge Noguera, fue condenado a 25 años de cárcel por haber facilitado la infiltración del paramilitarismo en el organismo de inteligencia, en ese entonces adscrito a la presidencia.

Además, la mayoría de los congresistas vinculados al escándalo conocido como la "parapolítica" también pertenecían a la bancada del presidente Uribe.

De hecho, para el diputado del izquierdista partido Polo Democrático, Iván Cepeda, la confesión de Santoyo viene a ser "la prueba reina que desde la casa de Nariño se agenciaba el paramilitarismo".

"No eran uno ni dos los funcionarios del alto gobierno comprometidos con estos asuntos. Entre los involucrados hay cuatro jefes del Departamento Administrativo de Seguridad, ministros y congresistas de su bancada en el parlamento. Sin hablar de sus familiares que han sido condenados por paramilitarismo como es el caso del exsenador Mario Uribe", le dijo a BBC Mundo.

"Eso demuestra que hay un organigrama muy complejo de relaciones con los paramilitares desde el Estado colombiano durante la era Uribe", dijo Cepeda, quien considera que el mandatario debería ser llamado a los tribunales a responder por el tema.

Para el exasesor presidencial José Obdulio Gaviria, sin embargo, condenas como la de Jorge Noguera y Mario Uribe no son tanto evidencia en contra del expresidente Uribe como prueba de la cooptación de la justicia colombiana por parte de los sectores de izquierda que adversan al exmandatario.

Gaviria también destacó los esfuerzos de Uribe por acabar con los grupos paramilitares y su decisión de extraditar a sus líderes a Estados Unidos para que fueran juzgados por narcotráfico.

"Somos los combatientes contra el paramilitarismo. El que no se sorprenda (por la confesión de Santoyo) o no nos conoce o tiene una posición, que es la posición de las FARC, de considerar al Estado colombiano y a todos sus servidores como aliados del paramilitarismo", le dijo a BBC Mundo.

El expresidente Uribe, por su parte, ha insistido en que los contactos indebidos de su exjefe de seguridad con los grupos paramilitares se produjeron sin su conocimiento ni consentimiento.

"Mis abogados pedirán a juez que Gral. Santoyo diga si recibió mal ejemplo, siquiera indebida insinuación de comandantes, ministros o mi persona", anunció el exmandatario en su cuenta de Twitter.

Y el expresidente también ha asegurado que no fue él quien eligió a Santoyo como su jefe de seguridad, ni propuso su ascenso a general hacia el final de su gobierno.

"Si el presidente Santos, que era ministro de Defensa, el general Oscar Naranjo, que era director de la policía, o mi persona, en el momento del ascenso, hubiéramos tenido una mala información sobre Santoyo lo habríamos destituido, no lo habríamos ascendido", le dijo además Uribe a una televisora local, en lo que muchos interpretaron como un esfuerzo por repartir responsabilidades.

Esperando más confesiones

Alvaro uribe Vélez
El expresidente Uribe ha negado cualquier vínculo con los paramilitares.
Para el profesor de seguridad y relaciones internacionales de la Universidad Externado de Bogotá Jairo Libreros, si alguien podría salir beneficiado del escándalo ese es el presidente Juan Manuel Santos.

"En cierta medida, el escándalo le llega en un buen momento para desmarcarse tanto del perfil oscuro que tiene el presidente Uribe, como de manera particular de su política de Seguridad Democrática, porque si algo se ha cuestionado a esa política es la violación a los derechos humanos y sus vínculos con el paramilitarismo", dijo Libreros.

"Y esto ocurre en un momento en que Uribe estaba en capacidad de presionar al gobierno del presidente Santos", explicó.

Las consecuencias finales de la admisión de Santoyo, sin embargo, en buena medida dependerán de la información que proporcione en los tribunales estadounidenses y de quienes resulten implicados como consecuencia de su testimonio.

"Esto apenas destapa un pedazo de lo que viene", cree Libreros.
Según Ariel Ávila, eso dependerá a su vez del interés de la justicia estadounidense, que originalmente había requerido a Santoyo para que respondiera por supuestos vínculos con el narcotráfico.

"Hay que ver si ellos van a seguir por esa línea (la de las relaciones con los paramilitares) o van a parar ahí", le dijo el investigador de la Corporación Nuevo Arcoiris a BBC Mundo.

"Yo me pregunto si ahí hay un cambio de política o no. Si es nada más un llamado de atención, un mensaje", concluyó.

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