Escrito por el educador Ley Sime |
Locutor Miguel De Jesús |
Por esto y por mucho más, es que hoy Miguel de Jesús resalta con alma, vida y corazón la valentía y la gallardía de su señora madre, Doña Basilia Rodríguez.
En los tiempos en que éramos unos mozalbetes, nuestro punto de reunión con los amigos contemporáneos era en la calle Duarte arriba, frente al billar de Eusebio, esposo de Mercedes la pollina. Éramos menores y estaba prohibido entrar a esos lugares, por lo que nos debíamos quedar afuera. Junto al billar había una especie de colmadito cafetería, donde acudían todas las gentes del barrio.
A pesar de que a Eusebio le faltaba un brazo, nos entreteníamos viéndolo atender a los clientes con una destreza sorprendente.
En ese lugar empezamos a familiarizarnos con un niño que siempre venía y se situaba en torno al grupo a observar nuestras conversaciones. Ese curioso niño de tez oscura, tranquilo, callado, de ojos despiertos y la cabeza un poco pronunciada para su cuerpecito, parecía querer empezar a penetrar y socializarse con el grupo, que de por sí, todos éramos mayorcitos para él.
Doña Basilia, señora conocida y respetada por todos, venía y se llevaba al niño. Antes de que doblara por la calle Juan Minaya leíamos en su rostro gesto de inconformidad en los brazos de su madre. Ese niño era Miguel, hoy destacado maestro del léxico y de las engranojantes conducciones como maestro de ceremonia y destacado locutor, abogado de los tribunales de la República y un pujante calador en las comunicaciones. Ese es Miguel de Jesús.
Bajo la tutela y abnegación de su madre creció teniendo que enfrentar todas las privaciones y sacrificios, se levantó y hoy vuela por el espacio electrónico con su imponente voz que acompaña con una inmensa sabiduría desbordada por el talento como locutor, presentador de eventos y espectáculos.
Miguel de Jesús inició sus estudios en el colegio propiedad de Quío Cabral en la Máximo Cabral, donde precisamente su madre trabajaba como conserje. En sus avances en la escuela, empezó a demostrar su dote en el uso de su voz, así como la elocuencia y la habilidad de declamar poesías con una naturalidad sorprendente.
En los actos culturales que ese colegio llevaba a cabo, Miguel de Jesús siempre llevaba lo voz cantante, por la preponderancia conque manejaba su artística voz.
En una ocasión Miguel de Jesús estaba disfonico y se negó a declamar en esas condiciones y tuvo que saborear el cuaderno en que estaban escritos sus versos, porque el director quería forzarlo a presentarse en esas condiciones y se lo estrujó en la cara .
Al pasar del tiempo, doña Basilia, al notar la facilidad de expresión del niño, además de su tronante voz varonil, empezó a inculcarle para que se animara y llegara a ser locutor. Cuando caminaba por las calles le hacía que leyera los anuncios y los letreros de los comercios en voz alta y lo corregía cuando cometía una falta. Así su madre se fue convirtiendo en madre y maestra.
Fue tanta la insistencia de la madre que como todos los niños curiosos este cogió un pedazo de manguera y ponía un extremo en la boca y el otro en un oído, para hacer las veces de locutor y auditor simultáneamente. Ya el muchacho estaba influenciado por el pedido de la madre.
En sus andanzas, visitó a un tío técnico de radio, Luis Ml. Ventura, quien tenía su taller en la calle Duarte y este le regaló un micrófono dañado, y por ese sordo micrófono Miguel de Jesús animaba programas y hacía presentaciones que solo eran escuchadas por él o alguien que estuviera cerca. Esa ilusión en su momento se convertiría en una dulce realidad. Su micrófono lo llevaba por todas partes, igual que Lión con su guía anhelando ser chofer, solo que el sueño de Miguel de Jesús era ser locutor.
Se pasaba los días hablando, animando y simulando que se encontraba en una cabina de radio. Su deseo de ser locutor, lo llevó al local de Radio Mao, para observar maravillado a los locutores de la época.
Su ilusión era tan fuerte, que hasta penetró en la cabina desde donde fue sacado por el entonces director, Roberto Rodríguez. Salió con los ojos mojados en llanto y se dijo a sí mismo, que en esa silla, algún día, brillaría con luz propia delante de ese mismo micrófono, que no era sordo, como el que le regaló su tío.
Miguel de Jesús fue creciendo y avanzando en sus estudios secundarios en el colegio Ana Delia Jorge, alcanzando allí el segundo grado. Al término de este abandonó los estudios por un tiempo.
Nadie sabe la situación de un joven pobre que no tiene una mano que lo ayude o lo empuje a proseguir, un apoyo que al menos que no viniera de su madre, era la realidad de esta familia. Aun así, jamás abandonó la idea de alcanzar su meta y complacer a su madre. Quería ser locutor por encima de las adversidades a que la vida somete a las personas. Su autoestima estaba por encima de toda miseria.
Miguel de Jesús le agradece al finado Guarionex Aquino, aun cuando lo hizo sufrir mucho cuando le presentó un proyecto que tenía preparado para niños. Para entonces solo contaba con quince años de edad.
Fue sacado una y otra vez sin recibir una oportunidad, y aun ante esa actitud, que él confiesa lo desmoralizaba, nunca desmayó en sus propósitos. Siempre se mantuvo leyendo en voz alta y preparándose activamente.
Por la precariedad del hogar que no le brindaba nada para superarse, se iba donde un amigo, Félix Santana hijo, quien tenía radio casetes y lo dejaba grabar, para luego escucharlos.
Todos oían con admiración. Era su práctica en la radio. Sí, se escuchaba en la radio casetera. Su aspiración por sentarse en una cabina y demostrar su talento, era tal, que hacía las veces de guardián nocturno (sereno) y hasta le hacía los mandados a Guarionex, para que le permitiera al menos, una hora en el aire.
Miguel de Jesús, que apenas tenía el segundo del bachillerato aprobado, en su afán de buscar una plaza como locutor, había olvidado los estudios. Un día, se le acerca el profesor Luis Flores para persuadirlo e invitarlo a que prosiguiera sus estudios. Lo logró e hizo que Miguel de Jesús ingresara al colegio Santa Cruz para terminar su bachillerato, cursando allí el tercero y el cuarto.
En ese lapso de tiempo, su situación se llena de neblinas sin ver nada al otro lado a su favor. Era momento de echar para adelante y acudió donde Papito Taveras, dueño del disco punk que había en la calle 27 de Febrero esquina
Hermanas Mirabal, quien lo coloca a trabajar entrando a las cinco de la tarde y saliendo hasta que el último cliente se le quitara el deseo de beber, a las 3 y las 4 de la madrugada, para luego tener que asistir a la escuela sin a veces echar un sueñito.
Sus estudios universitarios los realizó en UTESA, graduándose como licenciado en Derecho. Al término de esto, se fue al CURNO, graduándose en el área de la comunicación, que hoy ejerce por todo lo alto.
En el año 1984, justamente un 3 de Julio, fecha en que se celebra en Mao la gesta de la Barranquita y también coincide con el cumpleaños de un gran locutor de Mao muy popular en sus años mozos, Gabriel Peña, esa estrella de la locución de Radio Mao estaba supuesto, o en realidad iba a ser el maestro de la ceremonia de los inicios de los juegos Barranquiteños, de ese día.
Al ser su onomástico, fue invitado a un almuerzo de unos amigos en Esperanza. Parece que la emoción lo arropó y se le olvidó el compromiso que tenía con la ceremonia que sería transmitida por Radio Mao. Miguel de Jesús estaba allí observando la preocupación de Roberto Rodríguez y de Luis Julio Vargas, ejecutivos de la emisora. Al ver que Gabriel Peña no aparecía, y ya casi estaba a punto de iniciarse la ceremonia, ante la desesperación de Roberto, Luis Julio le dice que se calme, que él tenía al mejor a su lado. Como Miguel de Jesús no presentaba una indumentaria adecuada para la ocasión, Luis Julio le buscó una chacabana azul.
Imagínense, un hombre de seis pies y dos pulgadas, ponerle ese camisón a uno de cinco pies y seis pulgadas. Parecía un cura vestido de azul que estaba conduciendo la flagrante ceremonia. Fue tan magistral la presentación, que asombró a José Raposo, propietario de Radio Mao, quien llamó a Roberto Rodríguez para que contratara a ese muchacho en la programación regular de Radio Mao y así se hizo con un sueldo mensual de RD$65.00 mensuales. ¡Dios cuantos cuartos! Así se cumplió la promesa que se hizo cuando lo sacaron de la cabina entre sollozos y juró algún día sentarse en ese sillón frente al micrófono.
Y así comenzaron los éxitos Miguel de Jesús quien se convirtió en reportero de arte nacional para el programa de radio de Joseph Cáceres y de la cadena de noticias. Antes había sido reportero de Tele radio noticias, que se transmitía por Rahintel, siendo así el primer comunicador Maeño en reportar para la televisión. En 1987 emigra hacia la capital a trabajar con Joseph Cáceres Artes Nacional en la radio.
Pero como sucede siempre con los maeños, solo duró un mes porque la nostalgia de ese magnético terruño provocó su regreso. Y es que de él pende un hilo que lo tiene siempre atado a su tierra y a la humildad de donde es oriundo, a sus raíces donde enfrentó con valor todos los obstáculos que la vida interpuso en su camino y a los que venció con gran gallardía.
Por el año 1996, cuando Miguel de Jesús trabajaba para Turbo 98 junto a Gladis Diloné, Guarionex le dispensa una visita de cortesía y con mucha humildad se excusó y se pasó todo el día acompañándolo en un acto de reconocimiento a su labor.
De las múltiples ceremonias que realiza Miguel de Jesús, se mantiene aun al frente del ceremonial de los Juegos Barranquiteños, así como en los ceremoniales del pabellón de la fama del deporte noroestano.
La vida muchas veces nos presenta paradojas. En una publicación que hiciera sobre “Las guaguas de Marrerito”, narré el episodio aquel de las muchachas que viajaban y querían conocer al locutor El Cipri Mar llevándose tremenda sorpresa. Así pasó igual con Miguel de Jesús.
En una ocasión llegó una linda joven del Mamey los Hidalgos y entra a Radio Mao solo a conocer a Miguel de Jesús y su impresionante voz y su magnífica dicción. Entra y le pregunta al mismo Miguel de Jesús, que quién era Miguel de Jesús. YO, responde, ante el asombro de la joven.
Ella piensa y luego dice: no lo puedo creer; no lo puedo creer. Miguel abre el micrófono y se pone a animar y la joven insinúa y le dice: yo creía que usted era más lindo; creía que usted era un papi catchup. Se tapó la cara de la vergüenza y luego de hablar, llegaron a ser buenos amigos.
Cuando Miguel de Jesús llega a Santiago a trabajar para la Turbo 98, siendo los creadores y pioneros de ese tipo de animación, su preponderancia y auge rompe todos los parámetros de audición en todo el Cibao. Los Maeños nos sentíamos orgullosos de tener un hijo de nuestro pueblo en la cúspide de la radio que hasta lo llegaron a glorificar por la popularidad.
Lo que nadie sabía era que Miguel de Jesús estaba durmiendo en el piso de la emisora, hasta que encontraran donde ubicarlo. Una cosa es con violín y otra es con guitarra. En esos tiempos él tenia un motor XL brinca montes y era tan fuerte la gravedad de ese motor, que hubo que bautizarlo con el nombre de “El Álgebra de Baldor” porque no se sabía cuál de los dos tenía más problemas. “El corazón de la ahuyama, solo lo conoce el cuchillo”.
Otra de las anécdotas de Miguel de Jesús. Una vez en el parque de Mao, mientras animaba unas fiestas patronales, expresa, “Mao, la ciudad de los hombres elegantes y de las mujeres bellas y preciosas”. Se acerca un borrachín y le dice: Miguel de Jesús, pues entonces tú no eres Maeño.
Miguel de Jesús es hoy el mismo hombre sencillo, afable y estable, que jamás se ha apartado de sus gentes y mucho menos olvida sus raíces, las cuales lo hace sentirse orgulloso, un hombre, al que no se le puede hablar de cómo desafiar la vida y todos los obstáculos, porque ha sido un catedrático a toda prueba. No es una casualidad que nos llamáramos “Mantoncísimo”.
Miguel
ResponderEliminarSiempre he admirado tu optimismo y llevo grabados en mi memoria las estampas del "chocolatico" durmiendo en el piso... como yo también dormí entre alfombras en HI Doble O.
Pero esas situaciones nos hacen personas mas realistas y humanos. Recuerdo perfectamente la vez que le dijiste la verdad a Eddy Herrera.
Tengo cientos de palabras que decir y me siento orgulloso de haber compartido contigo una cabina, nuestras conversaciones diarias en los cambios y mas que eso conocer un ser humano como tu, siempre recordare con agrado cuando me hablaste de tu madre, de tus aspiraciones.
Me siento feliz de saber que has llegado hasta donde te habías trazado metas. Creo ser parte de tu éxito y por eso me honra tenerte entre mis amigos.
Post... jajajjaa no salgo de Mao, me gusta tu pueblo.