Rafael Correa y Ollanta Humala son presidentes de
países vecinos, que además tienen en común un factor no deseado de
imagen: dos hermanos con historias polémicas.
Pero estos dos casos de los mandatarios de Ecuador y Perú son muy distintos.
Antauro Humala, quien era mayor del
ejército, está preso por un levantamiento armado durante el gobierno de
Alejandro Toledo que causó varias muertes en 2004.
El reciente traslado de Humala a una cárcel
dentro de predios del ejército ha sido denunciado por los supuestos
privilegios que tiene allí en virtud de ser hermano del presidente, a
quien la opinión pública le reclama una posición al respecto.
Fabricio Correa, por otro lado, ha protagonizado
un inusual enfrentamiento con su hermano luego que el mandatario
decidió cancelar sus contratos con el estado, lo que finalmente terminó
en una afrenta más formal al anunciar que postulará a la presidencia por
la oposición.
Un informe de 2009 denunciaba los millonarios
contratos de Fabricio Correa. Incluso el episodio se convirtió en un
libro cuyos autores fueron demandados por el propio mandatario.
"El mal hermano"
Jorge León, analista político ecuatoriano, no
cree que Fabricio Correa llegue a ser candidato de la oposición: "Él
tiene sus propias intenciones y pretensiones, pero no creo que la
oposición esté interesada en que él sea su candidato", dijo a BBC Mundo.
León sostiene que esto se debe a que "se percibe que él tiene más bien un contencioso personal familiar con su hermano menor".
Su hipótesis es que "Fabricio Correa hace este
juego con la escena pública desde hace un cierto tiempo con la prensa y
ahora creando una organización política, porque en realidad quiere
protegerse legalmente".
Sin embargo, el presidente ha dicho públicamente
que "por respeto a su madre" no demandará a su hermano. Pero sí demandó
a los periodistas Christian Zurita y Juan Carlos Calderón, autores del
libro "El Gran Hermano", en el que acusan a Rafael Correa de estar al
tanto de los supuestos contratos ilícitos.
En una entrevista con Televisión Española, el
presidente Correa dijo que su relación con Fabricio es distante, que
siempre ciriticó sus empresas, que no le permite visitarlo en el Palacio
(de gobierno) de Carondelet y que el mentado libro no debió haberse
llamado "El Gran hermano", sino "El mal hermano".
El presidente ecuatoriano preguntó "¿yo qué
culpa tengo de tener un hermano así?" y con respecto a sus pretensiones
de candidato, afirmó "todo el mundo sabe ese desequilibrio que tiene mi
hermano".
La Contraloría General del Estado envió en su
oportunidad a BBC Mundo las conclusiones de su análisis del informe de
una veeduría ciudadana que estableció que los contratos y subcontratos
de las empresas relacionadas con Fabricio Correa con el Estado
ascenderían a US$700 millones.
La veeduría afirma que los acuerdos conllevaron
un perjuicio para el país de US$143 millones, y sostuvo que el
presidente Correa sí conocía de los contratos de su hermano antes de que
el caso fuera hecho público por los medios de comunicación.
El presidente niega tal afirmación.
La polémica rebelión
En el caso del presidente peruano Ollanta
Humala, el traslado de su hermano Antauro a una cárcel con privilegios
está incidiendo negativamente en su popularidad, según revelan encuestas
recientes.
Como señaló a BBC Mundo el analista político
peruano Jorge Serrano Torres, "es un hecho polémico, notorio y evidente
para todos nosotros, que (el presidente) tiene un tema pendiente de
resolver en la relación con su familia".
"Como debe ocurrir en toda familia que está
pasando por ese trance, como ellos mismos lo han dicho, tienen el
corazón partido. Al mismo tiempo tienen en Palacio de Gobierno a uno de
sus hijos, y en la cárcel por un delito grave, sentenciado ya, a su otro
hijo", agregó.
Ambos hermanos, los dos exmilitares, habían
participado en 2000 en un intento de rebelión contra el entonces
presidente Alberto Fujimori, cuyo gobierno se tambaleaba ante un
escándalo de corrupción, el mismo día en que su asesor Vladimiro
Montesinos huía del país.
Tanto Ollanta como Antauro se mostraban entonces en concordancia con el
etnocacerismo, un movimiento radical nacionalista que
reivindica el legado incaico y pretendía recuperar territorios perdidos
en la Guerra con Chile, creado por su padre, Isaac Humala.
A la caída de Fujimori, Ollanta Humala se
entregó al presidente interino, Valentín Paniagua, para beneficiarse de
una amnistía del Congreso.
Durante el gobierno de Alejandro Toledo, Ollanta
fue agregado militar en Corea del Sur y, cuando fue pasado al retiro en
2005, Antauro intentó nuevamente rebelarse, pero Ollanta se distanció
de la intentona.
Fue precisamente allí que murieron cuatro
policías y dos de sus hombres, por lo que Antauro fue juzgado y
condenado a 25 años de cárcel, aunque posteriormente se le redujo la
pena a 19 años.
Según Serrano Torres "el presidente tiene que
establecer una clara posición desde el punto de vista de que él ocupa el
cargo de más alto nivel, de jefe de estado".
La clave, destaca Serrano Torres, es que Antauro
Humala no es un preso común. Es "el hermano del presidente, que desde
la prisión tendría incluso contacto con grupos radicales antimineros,
por ejemplo, que son los que le están causando más problemas al
gobierno".
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