Escrito por el Pastor Antonio Regalado |
El presidente de la Junta Central Electoral dominicana,
Roberto Rosario, invitó a los
partidos políticos a un encuentro que fué llevado a cabo en las
facilidades de la propia junta el pasado jueves 15 de marzo, 2012.
Roberto Rosario |
En la agenda de trabajo asumieron los partidos el compromiso de contribuir con la entidad en el
fortalecimiento del proceso electoral y acordaron además, dejar por escrito las
inquietudes planteadas en la reunión para que no se quede en un plano verbal los planteamientos en que se pusieron de acuerdo.
La reunión fué celebrada en el despacho de Rosario, y participaron como representantes de los partidos Reinaldo Pared
Pérez y César Pina Toribio, por el Partido de la Liberación Dominicana (PLD);
Miguel Vargas y Orlando Jorge Mera, por el Revolucionario Dominicano (PRD);
Eduardo Estrella y Manuel Oviedo, por Dominicanos por el Cambio (DxC); Virtudes
Álvarez y Fidel Santana, por el Frente Amplio; Luis Ulloa Morel, por Alianza
País, y Carlos Sánchez, por Alianza por la Democracia (APD).
En representación de la Iglesia Católica estuvieron presentes el cardenal López Rodríguez y Agripino
Núñez Collado. No fué invitada al encuentro la Iglesia Evangélica
dominicana, pese a que esta representa más del 20% de la población, o
sea, poco más de dos millones de personas.
Algo
no anda bien por los predios de la junta, que olvida a un segmento como
el nuestro, que vota, y que ese voto posee el mismo valor como cualquier
otro, comunidad que se ha ganado a base de un arduo trabajo, el cariño,
respeto y confianza de todo el colectivo, insisto, Roberto Rosario,
cometió un grave error en olvidar a una colectividad representativa del
Reino de Dios, y que cuenta con más de
dos millones
de personas, repito.
En el encuentro se llegaron a
acuerdos positivos como bajar un poco el tono de las acusaciones, y que
la campaña sea más civilizada, sin insultos ni diatribas ni detrimentos
entre los participantes en el torneo electoral del 20 de mayo, 2012, y,
obviamente, se abogó por un lenguaje de campaña más comprensible, que
se muestre a la altura que está demandando la sociedad dominicana en
general.
En sentido general el diálogo fué
positivo, aunque discriminatorio y excluyente, solo seis partidos fueron
invitados, pero además, se olvidaron de llamar a la mesa de la
concertación a un instrumento de concordia, amor, paz y armonía, como lo
es la Iglesia Evangélica dominicana, columna y baluarte de la
verdad, conformada por un ejército de más de dos millones de soldados
cristianos.
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