Comer una porción adicional diaria de carne roja incrementa el riesgo de muerte prematura anualmente en un 13%,
según un estudio hecho público esta semana. Suena alarmante, pero ¿realmente lo es?
Investigadores de la Escuela de Salud Pública de
la Universidad de Harvard encontraron que una dieta rica en carne roja
reduce la esperanza de vida.
El estudio realizó un seguimiento de
más de 120.000 hombres y mujeres durante 28 años en Estados Unidos,
llegando a la conclusión de que la carne roja está asociada a un
incremento del cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
La investigación concluyó que una porción
adicional de carne roja está asociada con un incremento del 13% en el
riesgo de muerte prematura (las cifras relacionadas con la ingestión de
carne procesada son incluso más altas) pero, ¿qué significa esto?
Según David Spiegelhalter, de la Universidad de
Cambridge, una buena manera de entender estas cifras es pensar cómo
podrían verse afectados dos amigos que viven vidas similares.
Un año de vida
Imagine que los dos amigos son hombres de 40
años de edad, con el mismo peso, el mismo tipo de trabajo y que
practican la misma cantidad de ejercicio.
La única diferencia entre los dos es que uno de ellos come una porción extra de carne roja al día (unos 85gr de carne).
"Imaginemos que uno de ellos cada mediodía come una hamburguesa y el otro no", plantea Spiegelhalter.
"Lo que el estudio encontró es que el que come
más carne tiene un 13% más de probabilidades de morir de forma
prematura. Los dos acabarán muriendo, pero el primero tiene un riesgo
anual adicional de morir".
Pero, ¿qué significa este riesgo extra de morir en la práctica para los dos amigos? La investigación no lo especifica.
Spiegelhalter hizo los cálculos.
"Se espera que el hombre que come más carne viva
un año menos que el otro. Se calcula que el hombre de 40 años que come
la porción adicional de carne viva, de media, otros 39 años, hasta los
79 años de edad, y la persona que no come tanta carne viva hasta los
80".
Así que después de tanto titular alarmante, ¿resulta que la diferencia está tan solo en un año de vida?
Dos cigarrillos
Quizás usted esté dispuesto a sacrificar ese año para poder vivir una vida llena de hamburguesas y bistecs.
Pero Spiegelhalter asegura que hay otra manera de analizar las estadísticas que puede hacerle ver las cosas de otra manera.
El año de vida que pierde el hombre que más carne come equivale a una media hora diaria de vida.
"De media, cuando está sentada comiendo la
hamburguesa, esa persona está perdiendo media hora de vida por el tipo
de alimento que ingiere. De media, y comparado con toda la vida, eso es
como fumar dos cigarrillos al día, que te quita también aproximadamente
media hora de vida", explica.
"O es el equivalente a tener un poco de
sobrepeso -unos 5 kilos- que es mi caso, por lo que estoy perdiendo de
media, cada día, media hora de mi esperanza de vida", cuenta
Spiegelhalter.
Quizás por ese motivo Spiegelhalter acababa de salir a correr poco antes de conversar con la BBC.
Estas son las cifras pormenorizadas, ¿pero
debemos creer en los hallazgos del estudio? ¿Comer carne roja y carne
procesada realmente aumenta el riesgo de cáncer y de enfermedad
cardiovascular y acorta la vida?
No podemos decir que haya una causa efecto en
este caso. Todo lo que podemos decir es que hay una fuerte correlación
entre comer ese tipo de carnes y tener ese tipo de problemas de salud.
Así que surge otra pregunta: ¿puede ser que
comer carne roja sea por sí misma perfectamente saludable pero su
consumo esté correlacionado con otros problemas de salud ocultos?
Factores de riesgo
Los investigadores de Harvard no pudieron llevar
a cabo un estudio aleatorio controlado en el que la mitad de los
participantes comieran hamburguesas durante dos décadas y la otra mitad
no lo hiciera, pero sí pudieron utilizar técnicas estadísticas.
Estadísticamente controlaron toda una serie de
factores de riesgo potenciales, como el consumo de alcohol, el consumo
de calorías, los niveles de actividad física y el historial familiar de
cáncer.
Puede que el vínculo entre la carne roja y el
cáncer sea una coincidencia -ya que puede haber otros factores que los
investigadores no han tenido en cuenta- pero han intentado sin duda
eliminar elementos que pudieran crear confusión.
Además, Spiegelhalter recuerda que las
conclusiones de este estudio coinciden con las de otras investigaciones
llevadas a cabo en el mismo campo.
En lo personal, Spiegelhalter asegura que va a
comer más pescado en el futuro y considerará la carne roja como un
capricho, pero al mismo tiempo me confiesa que guarda en la nevera unas
sabrosas salchichas.
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