El
19 de marzo de 1812 se hizo oficial: Los latinoamericanos nacían siendo
españoles. Fue el día que se aprobó en la ciudad andaluza de Cádiz la
primera Constitución Española, que decía en su artículo primero: "La
Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos
hemisferios". Esto incluía a los territorios de Ultramar.
"Nacer en Latinoamérica era exactamente lo mismo
que nacer en cualquier provincia de la Península Ibérica", le explica a
BBC Mundo Alberto Ramos, catedrático de Historia Contemporánea y
miembro de la Comisión Nacional del Bicentenario de la Constitución. Por
lo tanto, era inimaginable hablar de inmigración latinoamericana en
España o española en Latinoamérica.
Todos eran iguales.
Según dictó esta Constitución, eran ciudadanos españoles tanto los blancos como los indígenas, sin distinción.
De entre los 15 diputados que redactaron esta
Carta Magna, conocida como "La Pepa" por aprobarse el día de San José,
había cinco españoles americanos; uno de ellos fue el diputado por
Quito, José Mejía Lequerica; y otro el novohispano, Miguel Ramos de
Arizpe, que posteriormente redactó también la Constitución Federal de
México, señala el historiador valenciano Manuel Chust.
"Años antes, estuvieron también en Cádiz Simón
Bolívar, José de San Martín y Francisco de Miranda luchando en la Guerra
de la Independencia española contra los franceses", ilustra Ramos.
"Formaron parte de la vida política, social,
administrativa y militar de la ciudad, vieron lo que se estaba gestando,
y les sirvió como escuela para luego aplicarlo a sus países durante las
independencias", añade.
Un reflejo de la semejanza entre las dos orillas
del Atlántico se lee en el libro "El Cádiz de las Cortes", de Ramón
Solís: "Cádiz era, como afirma Rafael María de Labra, por la templanza
de su clima, por la dulzura de su habla, por buena parte de sus gustos y
sus costumbres, por la suavidad de sus maneras y la presencia y
comunicación frecuente e íntima de peninsulares y americanos, una
porción de América puesta dentro de España".
Texto de libertades
Cádiz, también conocida como "cuna de la
libertad", se convirtió entonces, a principios del siglo XIX, en una
ciudad de ilustrados, de comerciantes, de prosperidad.
Fue el único lugar al que no llegaron las tropas
de Napoleón, que ya habían conquistado el resto de España, por lo que
se convirtió en una localidad fuerte y con poder.
Su constitución ponía así de manifiesto un texto
de progreso para la sociedad española, y en ella empezaron a despuntar
algunos derechos que se mantienen en la actualidad.
El nuevo sistema político estaba basado en la
soberanía nacional, en la separación de poderes, en la igualdad
jurídica, y en lo que promovió que se multiplicaran las relaciones entre
los dos hemisferios: la libertad de imprenta.
"Esta fue una constitución clave para el cambio
de mentalidad de los españoles europeos y americanos, aunque todavía
quedaba mucho por conquistar", indica Ramos.
"Las mujeres, los niños, los africanos, los
negros, los esclavos, los encausados criminalmente y los enfermos no
alcanzaban a considerarse ciudadanos. Pero sí buscaban la igualdad de
oportunidades universalizando la educación. Estaba escrito que toda la
población tenía que saber leer".
"Para los ilustrados, la incultura del pueblo favorecía el despotismo", explica el historiador.
Influencia en Latinoamérica
"La Constitución de Cádiz fue ampliamente
recibida en Latinoamérica por distintos sectores sociales. Era como el
símbolo de las libertades, del derecho civil, del comercio y de lo
político", explica el doctor en historia Juan Ortiz, director del
Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de la Universidad
Veracruzana de México.
"Estaba la separación iglesia-Estado, y cada
grupo social encontraba algo positivo en este texto. Pensaban que podría
ser la base para resolver muchos problemas", agrega.
Argentina, Bolivia, Costa Rica, Chile, México e
incluso Portugal y Brasil fueron algunos de los países más influidos por
esta Carta Magna. En el libro "La Constitución de Cádiz y su huella en
América" se estudia cómo fue ese alcance para cada uno de los estados
americanos.
Con respecto a la Constitución de Chile de 1822,
Cristián Guerrero de la Universidad de Chile escribe: "Las similitudes
entre ambos textos son más que evidentes, y difícilmente podrían
obedecer a meras coincidencias".
Otro ejemplo de ello es que la actual Plaza del Zócalo en México fue llamada Plaza de la Constitución de 1812.
"Cádiz es fundamental para entender los nuevos
Estados que posteriormente surgirían en Latinoamérica, este texto tuvo
una importante trascendencia en la organización política de los 18
estados y en la formación de los ayuntamientos", agrega Ortiz.
"Este texto traslada a algunos americanos algo
que nunca habían tenido. El derecho a votar y elegir los regidores y
concejales para su gobierno, y en México incluso se ampliaron derechos,
está registrado que aceptaron el voto a los negros y a las mujeres",
asegura Ramos.
"Los primeros años, la constitución fue muy bien
acogida, pero luego vendría el desencanto", explica Ortiz. "En la
práctica surgieron enfrentamientos locales, chocaba la libertad de
cultos, había intereses imperiales, o conflictos internos por el pago de
impuestos...".
"Al final, la vigencia del texto apenas duró dos
años. En 1814 (tras el fin de la guerra contra Francia) vuelve el rey
Fernando VII a España y deroga todo lo que había establecido hasta el
momento, incluida la Constitución con sus libertades".
"Esto se sumó a otros malestares que ya
acarreaban los españoles americanos, como por ejemplo, que tenían una
menor representación en las Cortes", dice Ramos.
"La Constitución estableció que América y España
estaban en igualdad de condiciones, pero para Fernando VII, América
tenía que volver a ser un terreno colonial", explica Chust, y añade:
"Hasta ese momento, lo que habían planteado los españoles americanos era
una Comunidad de Naciones Hispanoamericanas, como una Commonwealth
inglesa, pensada 80 años antes".
Pero nada de esto pudo ser; Fernando VII fue
inflexible. Empezaron entonces con más fuerza los movimientos
independentistas y las insurrecciones.
Ahora Cádiz se engalana de nuevo para recibir el
16 de noviembre la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado. Doscientos
años después, los políticos de los dos hemisferios se reúnen en la
ciudad "cuna de la libertad" quizás en busca del artículo XIII de la
Constitución de 1812.
"El objeto del Gobierno es la felicidad de la
Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el
bienestar de los individuos que la componen".
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