A sus 72 años de edad, el pastor luterano y antiguo
disidente Joachim Gauck fue elegido por abrumadora mayoría como nuevo
presidente de Alemania.
Aunque se cargo es primordialmente ceremonial,
Gauck enfrenta el desafío de restablecer el prestigio de un puesto que,
según los observadores, ha perdido brillo tras las dimisiones
consecutivas de sus antecesores, Horst Köhler y Christian Wulff, ambos
propuestos en su momento por la canciller Angela Merkel.
El ascenso a la presidencia de Gauck
significa que ahora tanto el líder político, Merkel, como el jefe de
Estado de la Alemania unida crecieron en la antigua República
Democrática Alemana (RDA), algo que una vez pocos habrían imaginado,
como indica desde Berlín el periodista de la BBC Steve Evans.
Merkel, además, es hija de un pastor protestante
y luego de la caída del Muro de Berlín, en 1989, ella, al igual que
Gauck, llamaron la atención del entonces canciller Helmut Kohl cuando
las altas esferas dirigieron su mirada hacia potenciales líderes
procedentes del este.
Carismático y elocuente
Candidato de consenso, Gauck obtuvo 991 votos de
los 1.232 miembros presentes de la Asamblea Federal con lo que se
convirtió en el decimoprimer presidente de la República Federal de
Alemania.
El periodista Steve Evans indica que el nuevo
mandatario es un hombre carismático descrito por la propia prensa como
"mediático" y "elocuente".
Gauck asumió papeles destacados en la disidencia
de la extinta República Democrática Alemana y fue uno de los fundadores
del Nuevo Foro, movimiento que precipitó la caída del Muro de Berlín.
Helmut Kohl lo puso al frente de la oficina
tutelar de los archivos de la Stasi, el órgano de inteligencia de la
desaparecida RDA.
Durante su dirección se abrieron al público 112
kilómetros de actas, 39 millones de archivos, 1,4 millones de fotos,
164.000 grabaciones y 7.800 disquetes, una parte sustancial de la
historia secreta del régimen comunista que él mismo contribuyó a
derrocar.
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