El líder de la Iglesia de Roma llegó este viernes a
México en su primer viaje a este país con más de 100 millones de
católicos. Pero su visita no será fácil.
No sólo porque Joseph Ratzinger apenas se esté
acostumbrando a cruzar el charco (después del de Brasil, en 2007, éste
es su segundo viaje a Latinoamérica en sus siete años como Papa),
también porque su iglesia enfrenta en México la mayor crisis de
credibilidad y pérdida de fieles de su historia.
En la última década, el porcentaje
de católicos en México ha caído del 88% de la población en 2000 al
83.9%, según el último censo.
Mientras, la proporción de evangélicos y
protestantes pasó del 5.2% al 7.6% en ese mismo periodo. Y lo que
preocupa más a la jerarquía eclesiástica mexicana, el número de ateos y
agnósticos crece cada año.
Crisis de fe
"En México durante muchos años nos impusieron el
catolicismo porque era la costumbre, la tradición, donde no se podía
hacer preguntas. Pero la Iglesia Católica se ha alejado de la gente
humilde y se ha movido por el dinero", dice Carmen, una ama de casa
mexicana que se reconoce cristiana, pero no católica.
A pesar de la fuerte presencia de las imágenes
católicas en el país, especialmente de la Virgen de Guadalupe, cada vez
es más frecuente ver nacer otras congregaciones, sobre todo en las zonas
más humildes de las grandes ciudades.
La Iglesia Católica ha alertado incluso del
crecimiento de creencias que considera "diabólicas", como la santería y
la devoción a la Santa Muerte, que ya tiene unos 8 millones de fieles en
México, Centroamérica y Estados Unidos.
México vive "una crisis de fe", asegura la Conferencia del Episcopado Mexicano.
Por eso, no causa sorpresa que los obispos hayan dado a la visita del Papa un carácter "evangelizador".
"Es una recompensa a la gente que a pesar del
pluralismo religioso y del proselitismo de algunos otros grupos se ha
mantenido mayoritariamente fiel a la Iglesia católica", dice José
Guadalupe Martín Rábado, arzobispo de León, la primera ciudad que
visitará Benedicto XVI.
Relaciones Públicas
Cuando el pontífice aterrice en el estado de
Guanajuato (en el centro de México), tendrá por delante una apretada
agenda que incluye misas masivas, encuentros con el presidente del país,
bendiciones en plazas y recorridos en el Papamóvil por las calles
coloniales de este lugar.
Baños de masas como los que vive en cada país al
que acude. Pero en México, con tintes de campaña de relaciones
públicas, según Bernardo Barranco, sociólogo y experto en religión.
"En cierto modo viene a tomar medidas
correctivas, como si fuera una misión de control de daños. Uno de ellos,
la pérdida de fieles por el rechazo de Ratzinger a los movimientos más
progresistas de la Iglesia Católica en América Latina", le dice a BBC
Mundo el vicepresidente del Centro de Estudios de Las Religiones en
México.
"Es una recompensa a la gente que a pesar del pluralismo religioso y del proselitismo de algunos otros grupos se ha mantenido mayoritariamente fiel a la Iglesia católica"
José Guadalupe Martín Rábado, arzobispo de León
"Este Papa ha estado muy concentrado en Europa,
pero había abandonado a América Latina. Uno de los propósitos de su
visita es precisamente volver a poner la atención de Roma en la
catastrófica crisis pastoral de la Iglesia en México, que se está viendo
rebasada por los nuevos movimientos religiosos, sobre todo
pentecostales y neopentecostales", sostiene.
A la sombra de Juan Pablo II
Sin embargo, el jefe del Vaticano no sólo se
enfrenta a una iglesia que pierde fieles. Paradójicamente, es su
antecesor y uno de sus mayores aliados en Roma, Juan Pablo II, quien más
difícil se lo puede poner para ganarse a los mexicanos.
Hasta cinco veces vino Karol Wojtyla a este país, donde le pusieron el sobrenombre de "El Papa mexicano".
Tan larga es la sombra del pontífice polaco que
en cualquier mercado religioso se pueden ver sus estampas y retratos
entre las figuras de la Guadalupana o de Jesucristo. Pero casi no hay
rastro de la imagen del actual Papa.
Una reciente encuesta señala que el 72% de los
católicos mexicanos no sienten por Benedicto XVI el mismo cariño y
veneración que tenían por Juan Pablo II.
Y sólo el 20% espera con mucha emoción la llegada del Papa a México, de acuerdo a la consulta de la firma Demotecnia.
Abusos a menores
Además, la Iglesia mexicana aún se resiente de
los escándalos de abusos sexuales a menores por parte de Marcial Maciel,
del fundador de los Legionarios de Cristo, una de las más importantes
órdenes católicas.
Al sacerdote católico, muerto en 2008, se le
conocen al menos dos familias que formó en una doble vida, y entre las
probables víctimas de abuso sexual se encuentran dos de sus hijos.
Este fin de semana está prevista además la
publicación en México de un libro, "La voluntad de no saber", en el que
se acusa al Vaticano de conocer estos casos desde hace más de 50 años y
tratar de encubrirlos.
En la agenda oficial del pontífice no está
prevista ninguna reunión con víctimas de Maciel ni referencias sobre
abusos sexuales por parte de religiosos, lo que ha despertado las
críticas incluso entre sectores católicos.
"En casi todas las visitas recientes, el Papa ha
tenido un momento de encuentro con víctimas donde las ha consolado y
pedido perdón. En Malta lloró con las víctimas, no se entiende por qué
en México no tiene esa actitud", cuestiona Bernardo Barranco.
Un vocero de la Arquidiócesis de México le dijo a
BBC Mundo que no se puede descartar un encuentro de esta naturaleza en
México. "No olvidemos que en otros viajes tampoco ha estado oficialmente
en la agenda las reuniones con víctimas y sin embargo han sucedido",
recordó el portavoz.
Los líderes católicos en México recuerdan que
fue Benedicto XVI quien ordenó en 2006 que Macial se abstuviera de
ejercer como sacerdote y que viviera una vida de penitencia.
José Barba encabeza a un grupo de víctimas que
demandaron a Maciel y los Legionarios ante el Vaticano. Él no espera
ningún encuentro y, si le invitaran, asegura que lo rechazaría.
"La visita del Papa es mucho más que eso, no
creemos que lo importante seamos nosotros. Pero cualquier gesto del Papa
con las víctimas parecería cumplir con lo que en realidad no se ha
cumplido, y no queremos prestarnos a esa apariencia", dice Barba a BBC
Mundo.
"No creo que vaya a haber ni siquiera palabras sobre el tema, los obispos mexicanos no se lo han pedido" añade.
"¿Por qué le iban a solicitar que se encontrara
con nosotros si durante 15 años han sido laxos y han estado
desinteresados por este caso?".
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