Una familia de caníbales mexicanos se apresta a cruzar la frontera norte rumbo a Estados Unidos… con la ayuda de Hollywood.
Ocurrirá cuando la película de terror "Somos lo que hay" del director Jorge Michel Grau, tenga su remake
estadounidense, que comenzará a rodarse en junio, convirtiéndose en el
primer filme mexicano de género en tener su versión hecha en la meca del
cine.
La cinta de Grau muestra, con buenas
dosis de sangre y violencia, el transcurrir de una familia antropófaga,
que pelea por la supervivencia en un México oscuro y sórdido.
En la producción en inglés, a cargo del director
Jim Mickle, la ficción se mudará al estado de Nueva York pero, con
suerte, no perderá el comentario social que está detrás de la carnicería
explícita.
"No había antecedentes en mi país sobre cómo
hacer esto (vender los derechos). Fue casi a ciegas y confiando: sólo
pedí que no se tratara de meros caníbales sangrientos sino que hicieran
una exploración familiar y luego llevaran su historia hacia donde
quisieran", señaló a BBC Mundo el director.
Pero los antecedentes pueden empezar a acumularse: el cine latinoamericano ya ha tenido recientemente en la uruguaya
"La casa muda" un producto de exportación para fanáticos del
terror, en el marco de una tendencia en firme, la de producir cada vez
más películas de este género con sello latino y voces en español.
"Es raro nuestra idea llevada a gran escala.
Genera ansiedad ver cómo puede funcionar, a la vez que alegría por haber
tomado decisiones importantes para lograr que el producto que haya
tomado su propio camino", señaló a BBC Mundo Gustavo Rojo, uno de los
dos responsables de la cinta rioplatense, ahora rehecha por los
directores de "Mar abierto".
Carne para sobrevivir
"Me hace feliz que la película que yo conté sea el vehículo para contar otra historia"
Jorge Michel Grau, director de "Somos lo que hay"
Para Grau, el punto de partida del filme -que
marca su debut en el largometraje- fue un cuento escrito por él mismo
durante sus años universitarios y abandonado dentro de un cajón.
Con el dinero de un concurso del Centro de
Capacitación Cinematográfica de México, el director abrazó su propio
fanatismo por el terror y la fantasía a la hora de elegir la línea
narrativa.
"Me interesaba explorar la situación de una
familia en una situación extrema y evidentemente me funcionaba muy bien
la metáfora del canibalismo en México hoy, en un contexto de guerra
contra el narco, impunidad y autoridades coludidas con el crimen
organizado. Los fuertes de la sociedad nos están comiendo, es la idea de
partida pensada luego desde el terror", detalló Grau.
Antes de la venta de derechos, sus caníbales
cosecharon aplausos en Cannes, donde la vio otro latinoamericano, el
boliviano Rodrigo Bellott (director de "Dependencia Sexual"), que ahora
produce la versión estadounidense.
"Me hace feliz que la película que yo conté sea
el vehículo para contar otra historia, en Estados Unidos y con otras
dinámicas familiares. Yo entré de grande a hacer cine y con estas cosas
siento que tomé el camino correcto", expresó Grau, de 38 años.
Resurgimiento
En diálogo con BBC Mundo, tanto el mexicano como
los responsables de "La casa muda" coincidieron en su ambición
original, y lo dijeron casi con las mismas palabras: quedar
seleccionados para el festival español de Sitges, uno de los más
prestigiosos del cine de terror, era ya cumplir el sueño.
Sus películas, de producción a pequeña escala y
poco presupuesto publicitario, no estaban pensadas para audiencias
masivas sino para espectadores "de nicho".
Fue Sitges primero, Cannes después, remakes
mas tarde. El patrón que ambas repiten abre, según los críticos, el
camino para otras que vendrán, en una época en la que el cine de terror
latinoamericano está de parabienes.
Lo notan los programadores de festivales latinos
en Europa, como el de Sheffield, pero también lo indica la cantidad de
ciclos especializados que se diseminan por la región, desde México a
Argentina o Chile, varios en Brasil y hasta países de menor tradición
cinematográfica como Costa Rica, que tiene su propia edición de mexicano
Mórbido Fest.
Y hasta títulos costarricenses de estética gore
han logrado hacerse notar fronteras afuera, como ocurrió con "El
sanatorio", de Miguel Alejandro Gómez, que figura en los listados del
género fantástico junto a otras producciones recientes como la mexicana
"Kilómetro 31", de Rigoberto Castañeda, o las argentinas "Donde duerme
el horror", "Sudor frío" (ambas dirigidas por Adrián García Bogliano) y
"Fase 7" (de Nicolás Goldbart), entre otras.
"El cine de terror latinoamericano tiene una
historia que contar, hay un contenido metido detrás de lo macabro. En
ese sentido, suele ser un poco más profundo que el terror
estadounidense, que a veces cae en fórmulas hechas. Quizás es el
elemento melodramático de otros géneros narrativos de nuestras culturas
lo que hace que nuestras propuestas sorprendan, porque son más que
sangre y violencia", opinó Grau.
Boca a boca
En la línea de los "padres fundadores", mucho le
debe la producción de género remozada que sale de la América
hispanohablante a figuras como Guillermo del Toro, quizás el creador de
cine de fantasía más importante del momento con consistentes resultados
en la taquilla.
"Yo soy fanático del terror y sé que cuando los fanáticos vemos una película de un lugar raro que nos gusta nos volvemos un poco militantes y queremos que todo el mundo la vea"
Gustavo Rojo, productor de "La casa muda"
Sus cintas "Cronos" y "El espinazo del diablo"
son emblemáticas, dicen los directores jóvenes, que también reconocen la
labor del brasileño José Mojica Marins o el chileno Alejandro
Jodorowsky.
Pero los agradecimientos mayores van siempre
hacia el lado del público: el cine de terror cuenta con una base de fans
dedicados que hacen de cada cinta que les interesa una suerte de
cruzada personal.
"La casa muda", por caso, apostó al efecto boca a
boca para promocionarse, ante la falta de recursos para una campaña
tradicional.
"Empezamos con la difusión en internet con ese
grupo de gente que apoya el cine de género y, sobre todo, el de países
extraños. Yo soy fanático del terror y sé que cuando los fanáticos vemos
una película de un lugar raro que nos gusta nos volvemos un poco
militantes y queremos que todo el mundo la vea", relató Gustavo Rojo.
"Internet es la gran causa detrás de este
resurgimiento: ahora tenemos acceso a películas de las que uno antes
escuchaba hablar pero nunca podía ver. Ahora se pueden rescatar, lo que
hace que más gente se vuelva a enamorar del género", coincidió Grau.
Buscando financiamiento
Así, el interés renovado alienta la producción,
ahora que con sólo una cámara de video puede realizarse un experimento
que termine en las pantallas de cine de festivales y salas del mundo
entero.
Sin embargo, conseguir financiación para este
cine "de miedo", que sólo una porción de la audiencia se atreve a ver
sin taparse la cara, no resulta sencillo.
"El de terror es considerado un cine clase B o
clase Z, aunque aporta mucho a la industria, sobre todo en Europa y
Estados Unidos", reclamó Rojo.
"Nosotros seguramente no hubiéramos podido filmar si no hubiera sido por el concurso. Al final es una película gore,
violenta y explícita y eso no consigue financiación fácil. Los
productores no confían mucho en el género", apuntó el mexicano Grau.
En el caso de "La casa muda" y "Somos lo que
hay", el reconocimiento fronteras afuera dará una nueva vida a cintas
que no soñaban con fama y dinero: hará que algunos curiosos, tras ver la
versión estadounidense, vayan a buscar las originales.
"Es una segunda oportunidad", ambicionó Grau,
cuya ópera prima tuvo mala acogida en su estreno en el festival de
Guadalajara, en 2010, y no logró permanecer más que tres semanas en
cartel.
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