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miércoles, 27 de octubre de 2010

Horca para quien fue la imagen pública de Saddam Hussein

Tariq Aziz, sin duda uno de los rostros más reconocibles del Irak de Saddam Hussein, fue condenado a muerte este lunes por su participación en la "depuración" de varios partidos políticos religiosos iraquíes durante las décadas de 1980 y 1990.



Mejor conocido por su rol en las negociaciones que no consiguieron evitar la primera Guerra del Golfo, luego de la invasión por Irak de Kuwait en 1990, Aziz ya había sido sentenciado en marzo de 2009 a 15 años de cárcel por el asesinato, en 1992, de 42 comerciantes acusados de especulación.




Y en agosto del año pasado, el político de 74 años también fue condenado a siete años de prisión por su participación en el desplazamiento forzoso de las poblaciones kurdas de Irak durante la década de 1980.





Tariq Aziz ya había sido condenado a penas de prisión por otros delitos.

En su momento, esos desplazamientos forzosos fueron calificados como "un crimen contra la humanidad" por el juez que dictó la sentencia.



Pero según el Tribunal Penal Supremo Iraquí, fue el rol de Aziz en la persecución y asesinato de varios líderes políticos chiítas durante el gobierno de Saddam Hussein lo que lo hizo merecedor de ejecución en la horca, al lado del antiguo ministro del Interior iraquí, Saadun Shaker, y del secretario personal de Hussein, Abdel Hamid Mahmud.



"Venganza política"

La represión política fue una constante del gobierno de Saddam Hussein, pero se intensificó durante las décadas de 1980 y 1990.



Y Hussein, de filiación sunita, fue particularmente duro con los partidos vinculados a la rama chiíta del Islam, como el partido Dawa, al que pertenece el actual primer ministro de Irak, Nouri al-Maliki.



Tal vez es por eso que, como afirma el corresponsal de la BBC en Bagdad, Jim Muir, los actuales gobernantes iraquíes sienten un odio visceral en contra de los antiguos miembros del gobierno de Saddam Hussein.



Quieren matar a todos lo miembros del anterior gobierno.

Ziad Aziz

Y según el hijo del ex canciller de Hussein, Ziad, esta es la verdadera razón detrás de la condena a muerte de Aziz, a la que calificó de injusta.



"Quieren matar a todos lo miembros del anterior gobierno", le dijo a la BBC desde Amán, donde reside actualmente.



"Él era un político, tenía a su cargo la relación con los medios, no asuntos de seguridad", afirmó.



Por lo pronto su padre -y los otros dos condenados a la pena capital- aún pueden apelar la sentencia, la que también tiene que ser ratificada por el Consejo Presidencial, integrado por el presidente el país y sus dos vicepresidentes.



Y, según nuestro corresponsal, muchos en Irak no vinculan a Tariq Aziz con los peores abusos del gobierno de Hussein, lo que podría desembocar en una campaña para prevenir su ejecución.



El ministro cristiano

Nacido en 1936 en el seno de una familia cristiana, en una pequeña aldea cerca de Mosul, Aziz se afilió desde muy joven al partido Baaz, al que también pertenecía Hussein.



Y como miembro de la minoría cristiana, el secularismo de Hussein parece haber resultado atractivo para el futuro canciller, quien a su vez se pudo hacer con la confianza del líder por no estar vinculado a un grupo que pudiera disputarle el poder.





Aziz no era de los más importantes en la "baraja de los más buscados" de las tropas de EE.UU.

En 1974 Aziz fue nombrado ministro de Información, entre 1979 y 1983 desempeñó el cargo de vice primer ministro, y luego asumió el puesto de ministro de Relaciones Exteriores, lo que lo puso a cargo de la negociación del cese el fuego con Irán.



Luego de la primera Guerra del Golfo, Aziz retomó sus funciones como vice primer ministro, pero con su cabello blanco, sus gruesos anteojos y su gusto por los cigarros nunca dejo de ser la principal voz del régimen ante la comunidad internacional.



El único de los cristianos del gabinete de Saddam Hussein también se mantuvo fiel a éste hasta el final.



Pero el "Ocho de picas" de la baraja de los principales funcionarios del gobierno iraquí se tuvo que entregar a las tropas estadounidenses luego de la caída de Bagdad, en abril de 2003.



Desde ese entonces a la fecha Aziz ha permanecido en la cárcel, donde ha sufrido por lo menos un infarto.



Su estado de salud se considera frágil y en una entrevista concedida a la agencia de noticias AP el político pronosticó que la muerte lo iba a encontrar en prisión.



La pregunta ahora parece ser si ésta lo sorprenderá de forma natural, o será resultado de su ejecución.



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