Unas pequeñísimas estructuras tubulares descubiertas en rocas en Sudáfrica -que se cree fueron esculpidas por microbios- tienen al menos 3.400 millones de años de antigüedad, señalan científicos.
Un nuevo análisis del material contenido dentro de estas estructuras muestra que fueron creadas poco después de que la roca volcánica fuera arrojada al lecho marino.
Esto significa que esos mínimos túneles son la evidencia más primitiva de actividad de vida en la Tierra encontrada hasta ahora, afirman los investigadores en Earth and Planetary Science Letters (Letras de Ciencia Planetaria y de la Tierra).
La investigación es un seguimiento a un estudio llevado a cabo en la Universidad de Bergen, Noruega, que descubrió los tubos microscópicos en 2004.
Las estructuras se ven en rocas del famoso Cinturón de Barberton Greenstone en la provincia de Mpumalanga en Sudáfrica.
Estas rocas fueron originalmente expulsadas en una erupción submarina pero en el curso de la historia de la Tierra se elevaron hasta ubicarse en la superficie.
El basalto que forma la roca data de entre 3.470 a 3.450 millones de años de antigüedad, pero había dudas sobre cuándo fueron esculpidos los tubos.
Al comparar la proporción de diversos tipos -o isótopos- de átomos de uranio y plomo en el material que contienen estas estructuras, los científicos pudieron mostrar que estos quedaron grabados en la roca hace unos 3.340 millones de años.
En otras palabras, muy poco tiempo después de que se formara la propia roca huésped.
Largo debate
La fecha en que apareció por primera vez vida en nuestro planeta sigue siendo un tema ampliamente debatido.
El constante reciclaje de rocas en el planeta significa que hay muy pocos lugares como Barberton donde todavía puede ser analizado el registro físico de la Tierra antigua.
Algunos científicos argumentan que la química peculiar de las rocas en Isua, Groenlandia, revela la presencia de bacterias de más de 3.800 millones de años de antigüedad.
Estamos analizando sus "huellas", los agujeros que dejaron los organismos a medida que se disolvían en la roca
Dra. Nicola McLoughlin
Pero en Barberton la diferencia es que esas señales geoquímicas también pueden confirmarse con la presencia en la roca de formas y texturas, los llamados icnofósiles, los cuales pudieron haber sido grabados por microbios antiguos.
Aunque no es igual que contar con los fósiles del cuerpo de un organismo, los científicos podrían confirmar que las formas tienen un origen biológico si lograran encontrar estructuras tubulares similares formadas por microbios modernos.
El equipo de Bergen cree que puede lograrlo.
"Estamos analizando sus 'huellas', los agujeros que dejaron los organismos a medida que se disolvían en la roca", explica la doctora Nicola McLoughlin, del Centro de Geobiología de Bergen.
"Así que en lugar de observar al propio microbio, estamos viendo la cavidad del agujero que forma", afirma la investigadora.
"Creo que en el lecho marino moderno tenemos un buen territorio para estudiarlo, pero las cosas se complican en un escenario más antiguo porque las formas son más simples y su composición química ha sido modificada".
"Lo que logramos hasta ahora, sin embargo, es progresar en la datación de estas estructuras".
Los científicos de la Universidad de Bergen están ahora analizando rocas extraídas de la profundidad del planeta.
Y eventualmente esperan saber más sobre las condiciones que existían en la Tierra hace unos 3.500 millones de años.
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