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jueves, 18 de febrero de 2010

CASO BALDERA.


Por: José Jordi Veras Rodríguez.


Si bien es cierto que este asunto para la opinión pública ya dejó de existir, porque otros casos han ido desplazándolo, como el caso de Agosto y compartes y la falta de explicación que tienen las autoridades relacionadas con dicho expediente y donde solamente han salido ha relucir las partes cosméticas del mismo y no las estructuras de las operaciones que todavía permanecen.


Esa situación de que un hecho tapa al otro es un problema que tenemos como nación, no acusamos de ofrecerles seguimiento a muchas de las cosas que van quedando pendientes.



El caso Baldera, cuyo origen fue un supuesto secuestro, y lo decimos con duda, porque el mismo estuvo desde sus inicios y hasta el tiempo de más de veinte días en que según alegan estuvo en manos de secuestradores el joven Baldera todavía ha sido una incógnita. Hoy queda en la duda, de si fue pagado o fue la exhibición de una industria en la que participan “muchos jorocones”.

Hemos querido traer esto a colación, no porque deseamos defender o salir en defensa del supuesto hecho, si se realizó y mucho menos de quienes supuestamente participaron. Ahora bien, las contradicciones y los hechos ocurridos, como abogado y como ciudadano preocupado, nos llama la atención.


Volviendo a lo que nos interesa, en este caso Baldera, existen personas que fueron señaladas o vinculadas como supuestos relacionados con dicho supuesto secuestro, que han desaparecido o fueron asesinados. Por ejemplo, Juan Almonte, era un pastor evangélico, su casa fue allanada en el mes de Septiembre, de forma extraña desapareció y aún hoy no aparece dicho señor.

En ese mismo mes, el señor Ramón Polanco, era contador de profesión, los familiares hace tiempo lo declararon como desaparecido, la última vez que fue visto estaban en las afueras de la UASD y los testigos indican que fue llevado en un vehículo y hasta el día de hoy, nada.

 Los señores William Batista Checo y Cecilio Díaz, ambos fueron atrapados vivos por la comunidad cercana a la playa Buen Hombre, en la zona de Villa Vásquez, lo entregaron a policías de la zona y estos a su vez lo pasaron a oficiales que fueron expresamente a buscar a estos dos hombres.

De buenas a primeras ambos fueron declarados muertos, dizque en un intercambio de disparos. ¿ Qué tanta importancia revestían dos hombres de una supuesta banda para que cuatro o cinco oficiales fueran a buscarlos presos? ¿O para quién o quienes eran imprescindibles que no estuvieran vivos?



Una comisión de la Procuraduría conformada por el Procurador de Montecristi, determinó que la investigación arrojó que ambos apresados ya indicados, fueron vilmente asesinados, ya amarrados.

Los oficiales policiales y marinos detenidos y acusados, se les impuso medida de coerción de prisión y luego la misma Jueza los liberó bajo fianza, en una revisión a su decisión. Antes de la muerte a mansalva, la hija de Cecilio Díaz, estuvo supuestamente desaparecida por más de una semana, cuando salía hacia la universidad, luego de la denuncia pública de su madre, y alegando que la Policía conocía del caso, extrañamente apareció con vida.


Continuando, no obstante todo esto, la semana pasada, apareció muerto, el señor Virgilio Burgos, el mismo que había denunciado conjuntamente con sus familiares y lo probó ante las cámaras de las cicatrices que presentaban sus manos y rodillas por la golpiza que había recibido en el cuartel de Nagua, para que confesara por su posible participación. Pasó por la Victoria, el 15 de Azua y terminó en San Francisco de Macorís, donde falleció de un aparente infarto. Este señor no tuvo la misma suerte que los oficiales favorecidos en Montecristi con el cambio de la medida de coerción de prisión. No poseía, aparentemente, el mismo “arraigo” y “peligro de fuga”.

Para empeorar el panorama a las autoridades, luego del secuestro, contra el padre y la misma casa de cambio Baldera, se determinó que sus cuentas no estaban tan claras, al punto que fueron intervenidas por las autoridades bancarias y se indicó que en su historial había acusado muchos problemas. Mientras más se relacionan informaciones con dicho caso, peor parada queda la institución policial, las declaraciones de Baldera y las dudas sobre el hecho de un secuestro se agigantan.


Hasta ahora no ha podido determinarse la real situación de un secuestro. Lo que si puede notarse es que nadie quiere que sobre el hecho, tan sólo quede con vida, el supuesto secuestrado y nada más. Así como los oficiales policiales que participaron en la ejecución de los ya indicados.


El caso Baldera, más que un logro, nos muestra hechos que nos remontan a situaciones que se pensaban superadas en los doce años. Así como situaciones descompuestas que están sucediendo en nuestra sociedad que no tienen explicación y se quedan así no más. No solamente el narcotráfico está calando en nuestro medio, sino todo el engranaje de la delincuencia en sus peores órdenes y al parecer como buena protección y poder.



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