Vistas de página en total

martes, 4 de enero de 2011

CHERCHA, MENTIRA Y TRAGEDIA 2



Por José Checo Estévez
El autor es analista de televisión.
 2 de 3



 
Hasta ahora, la democracia participativa es el modelo de gobierno que garantiza mayor bienestar, seguridad y libertad para el hombre o la mujer que tienen un rol simple en la sociedad. Ha sido el sistema más idóneo,  para vivir en  un clima de convivencia pacifica y desarrollo integral.

Pero cuando la democracia es débil, inefectiva, no inclusiva, al ciudadano le queda la secreta impresión de que lo único que le garantiza el sistema, es el derecho a opinar, a emborracharse con ron malo y hablar plepa. A fantasear con el ombligo afuera y voz chillona, haciendo el triste papel de súper héroe, auque sea el chaparrito torpe y tonto, conocido como el  Chapulín Colorado.





Permíteme tutearte un momento amigo lector, sólo un momento…


 Dentro de ese contexto, tus opciones se corresponden con la de cualquier bovino cuadrúpedo: podrás siempre comer tu chambre de habichuelas negras, respirar el aire contaminado de los retretes aledaños y cuando te embriagues, podrás defecar en el  patio de tu vecino, tener sexo mecánico con una puta cualquiera que tenga necesidad de quinientos pesos. Si eres mujer, podrás comprar un celular  Alcatel con una tarjeta de doscientos pesos incluida, y chismear a dos manos; ver los novelas colombianas y venezolanas-generalmente malísimas- y, en algunos casos, irte  a jugar Bingo a un sitio de mala muerte, con una yaroa en el estomago. Hasta ahí llegan tus fronteras y posibilidades.





Ah, bueno si, quedan algunas otras cosas, como ver  los  clavos de  Rambo por la televisión, donde él  y sólo él, tumba de una pedrada tres helicópteros de los comunistas. También puedes   escuchar la Tremenda Corte,  con  Tres Patines y reír como un cándido sus chistes pícaros y anacrónicos;  leer las páginas deportivas, agachado sobre el inodoro de tu casa, con el periódico que te llevaste del trabajo; Tienes derecho a eructar como un hipopótamo soñoliento, después de ajustarte entre pecho y espaldas cinco trozos de plátanos verdes y cuatro ruedas de salami. Te tomas dos vasos de agua fría, haces pipi y te acuestas. A roncar como un oso polar.





 Esa noche, cuando te duermas, nadie te despintará la horrible pesadilla del toro que te persigue furioso, en medio de  un descampado y tú por correr y los pies no te responden… qué vaina, eh?





Después de eso, al otro día, se repite  el mismo círculo mediocre de siempre: el dominó en la calle, la bachata alta en garganta de un boca de perro, o el rapero loco, que con todo desparpajo del mundo,  insta a los jóvenes a consumir a blanca. Pero esa vida no es tan mala, porque las cervezas  frías son a tres por cien; siempre podrás jugar el fracatán y la tripleta, que nunca salen; la jerga del barrio,  con su chercha rastrera y donde nunca faltan las palabrotas y las bromas  brutales, del tipo que usa las clinejas enredadas en la cabeza. ¨Mira mi Swing…Mira mi pinta¨.  Pocos dicen: ¨Primo, no cuente conmigo, lo mío es la pelota¨.





Y claro,  consustancial con ese  ambiente, el riesgo del conflicto con armas blancas; la balacera inesperada,  el  palo a traición, el ácido del diablo, rociado en  la cara con odio infinito; o la piedra meteórica que destroza sesos, que lanzó imperturbable el demente, el cual despertó nervioso por el escándalo de las bocinas del colmadón.  Ese es sólo un panorama estrecho de todo lo que te puede pasar en el barrio, o en el campito rural,   porque ya la parranda, el bonche se vive donde quiera.





Ese es tu habitat natural, tu entorno romántico y querido, el que te ha impuesto la sociedad y tu Dios,…Bien,...Bien…Muy bien…mantente así sereno, estoico, acomodado en tu molde de helado cuadrado, sigues durmiendo tu sueño de bello durmiente… buen pendejo..!  Pero… ¿y el futuro tuyo y el de tus hijos?  ¿Podrán ustedes subirse alguna vez a un crucero de placer, a un viaje por Europa, o estudiar astrofísica en la NASA?  Con el debido respeto que me merece el talento ajeno, creo que más fácil viajo yo  a Ganímedes, esa galaxia lejana distante a millones de años luz de nosotros, que tú a realizar el  objetivo de salir de tu marasmo y atraso social.





Claro está, si te mantienes estático y haciendo lo que  haces hasta ahora, vivir la vida atado a una rutina, sin contraer compromisos, ni plantearte metas inmediatas y de  largo plazo.....dejando pasar el tiempo. Medrando en  una existencia conformista donde el lema es: Dios proveerá nuestro sustento…y el de nuestros hijos,…dice el coro.








Hasta aquí mi confianza contigo, vuelvo al análisis profesional y conceptuoso.


 Un ciudadano así,  no puede ser  competitivo en una era que demanda en grado superlativo el conocimiento.  Un modelo de ese tipo, se  corresponde con  los países tercermundistas,  donde grandes masas poblacionales no viven, subsisten. Su filosofía de vida es respirar, dependiendo de  un suero lento. Son el  ganado bovino. Borregos alienados y amaestrados para responder de inmediato al gong de la campana cuando van a ser alimentados de manera esencial, o cuando se necesita que vayan a las urnas.





Generalmente después de sufragio, los votantes salen trasquilados e inician de inmediato el periplo hacia el punto de retorno: El trapiche, si, figurémonos un trapiche, allí se enganchan los perdedores, los mediocres y los pusilámines que no poseen temple para luchar; son hombres que actúan  como mulas  sumisas, listos para iniciar  la  molienda de nuevo. Pueblos alienados, alineados a un orden que no les garantiza vidas  dignas.





Pero   cuando ese proceso  se agota totalmente, porque, el modelo económico que lo sustenta entró en etapa de desfase, o lo atrofian los políticos con sus malas praxis, actitudes deshonestas, y cinismo rampante, entonces caemos en esta trampa contemporánea donde nos encontramos, donde nadie confía en el otro y nos espantamos hasta de nuestra propia sombra. No es para menos, porque el estado de violencia y corrupción que nos arropa, donde la droga y el sicariato son preponderantes, no deja espacio para la tranquilidad y el sosiego.





 Hemos perdido el derecho a la seguridad. Y eso es terrible. Cuando un padre se come una pizza, un helado o compra un  refresco  en un restaurante de nuestras ciudades, debe, mantenerse vigilante, no vaya suceder,  que una fiera humana, drogada,  ataque a su familia, buscando el dinero del vicio. Igual sucede con el cervatillo en el Serengeti de África, los depredadores atacan a las presas más débiles. Allí es la lucha por la sobrevivencia. Y aquí en nuestra nación, es casi lo mismo, porque  tenemos tantos casos de asesinos seriales, gente que guardando prisión, las  sacan los mafiosos,  para que ejecuten  trabajos especiales.





Y cuando se comprueban los delitos, entonces aparecen dos rábulas del derecho  y mediante triquiñuelas jurídicas, los vuelven a poner en libertad. Esta situación se da con tanta frecuencia, que en varios lugares del país, algunos grupos de vecinos, para resguardarse,  para marcar un ejemplo, han acudido a un sistema bárbaro de justicia: los linchamientos.



  Así es, a muchos delincuentes que son  atrapados  in fraganti, robando vehículos, computadoras, prendas o dinero,  los están  quemando vivo. Hemos vuelto a los tiempos de la Inquisición.  Es en ese  momento  que  la Constitución, o ley de leyes, se convierte en un pedazo de papel en rollo, cuyo uso no hay que definirlo, porque queda explícito.  Y la justicia, es decir,  los jueces, fiscales y también  los legisladores y otros actores que intervienen en el sistema, y que  no son capaces de paliar, mucho menos detener esta horrible realidad que, como oscura pesadilla, cual  espada de Damocles,  nos tortura a diario con su amenaza impenitente.





























No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinion nos ayuda a crecer