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lunes, 17 de enero de 2011

HÉROES ENTRE NOSOTROS




Autor Ramón  Santana
Columnista invitado

Revolucionario y sembrador de arroz

Limpiabotas y cocinero

Boxeador

Caminata por México: Masajista


Llegada y permanencia en Nueva York



Quien haya visitado el Samoa Bar en Mao, o cruzado por el Parque Amado Franco Bidó por los años 70 y 80, seguro conoció a un pequeño limpiabotas o a un gran cocinero apodado CHIVÍN, poco conocido por Rufino Peralta, su nombre de pila.



Este muchacho, inquieto, estuvo siempre empeñado en saber o conocer cosas nuevas, y soñando ser alguien en la vida para salir de la miseria aterradora que limitó su asistencia a la escuela, lo que lo obligó a coger las calles a buscársela.



Para la época de la Revolución, con apenas unos 6 o 7 años residía en la Capital y accidentalmente participa en ella preparando bombas caseras las que hacía recogiendo sobrantes metálicos, cosa esta en las que empleaban niños residentes en las cercanías de los focos revolucionarios.



Sus andanzas en la capital con esa corta edad, obligan a sus familiares enviarlo hacia Mao para no seguir asumiendo responsabilidades de muchacho ajeno.



En Mao, Chivín residía en "Los Cajuiles" de Sibila y con 9 años va al campo con su hermano mayor a cargar plantas de arroz, labores estas que no resistió y optó por irse a los alrededores del parque a pedir para juntar el dinero para comprar una caja de limpiabotas, lo cual logra y así inicia su nueva profesión.



El negocito de limpiabotas no le cubre su manutención estomacal; su desayuno es posible, ya que podía engañar el estómago con un par de guineos, o un pan, pero al mediodía tenía que decirle la verdad a esas tripas para evitar ruidos y tonteras.



Un día de desesperación se acerca al Samoa y le pide de comer a Quinín Santana y, por suerte, este señor estaba necesitando un muchacho para no dejar entrar a un grupo de muchachitos que siempre estaban molestando a los clientes mientras almorzaban. Tremenda beca consiguió, ya que de ese modo aseguraba el moro y lustraba los zapatos a los clientes.



Chivín, al tener su comida fija comienza a echar carnes; su contextura física entra en desarrollo, cambia su timbre de voz y se gana el cariño de los demás y pasa a ser ayudante de sirviente, aumentando un poquito sus ingresos; pero no se conforma. Su aspiración es aumentar más sus ingresos y logra colarse como ayudante de Cocineros quienes a la sazón eran el famoso Manchao (QEPD) y Epifanio Simé (gran amigo y hermano de nuestro querido Ley Simé). Chivín, con su gran curiosidad empieza a aprender el negocio de la cocina; se inscribe en la Escuela por primera vez y aprende a leer y a escribir a los 15 años. Este muchacho, a pesar de su poca escuela oficial, tenía otras escuelas privadas que éramos el Lic. Arturo Rodríguez, Manito Santana y dos o tres más que al ver su interés de superación les dábamos buenos consejos, los que aprovechó y contestábamos sus preguntas sobre significados de palabras que no entendía en los periódicos.



En 1979, Chivín hace historia en el deporte del Boxeo en las 180 Libras, llegando a convertirse en Campeón del Noroeste sin haber peleado nunca en su vida.



Se prepara para los Juegos Nacionales y comienzan las Eliminatorias provinciales entre Dajabón, Montecristi, Santiago Rodríguez y Mao y clasifica para participar en los Juegos Nacionales. ¿Cómo clasifica? No aparecieron de su peso y gana por descalificación. Primera vez en la historia: un Campeón de boxeo sin haber peleado en su vida.



Ya en los Juegos Nacionales, produce el knockdown más rápido (a los 4 segundos de iniciado el combate), tumbando a su contrario. Lleno de júbilo comienza a brincar por todo el ring, creyendo que ya es Campeón Nacional y no se da cuenta que el contrario se había levantado. Desde ahí en adelante no volvió a pegar un golpe y se cansó, perdiendo por TKO.



Mientras tanto, Manchao y Simé se van de la cocina y el alumno más aprovechado en el arte culinario es Chivín y se queda reinando solo en la cocina. Su fama como cocinero le permite ser maestro en la materia y era llamado a capacitar en otros lugares; inventa distintas clases de platos.



Ya Chivín luce estable, pero como todo joven, se enamora, y al cabo de unos años su familia aumenta con 3 niñas, que le dificultan su vivencia ya que sus gastos son más de lo que gana y vuelve a dificultarse la vida de nuestro amigo. Es decir que a pesar de su avance, la miseria sigue atropellando a Chivín.



Alguien se cruza en su camino y en su mente se le prende un bombillito. Ese alguien fue Félix Santana, destacado jugador de béisbol, en ese tiempo manager de un equipo de béisbol en Méjico y, para suerte, cercano a la frontera con USA.



Una noche en el Samoa, Félix le pide un servicio de comida y Chivín le prepara el servicio, un poco más grande que lo normal y decide llevárselo él mismo a la mesa, preparando así el terreno y le pide ayuda. Félix, quien le encantaba o le encanta ayudar, le dice sí.



Ahora viene lo bueno de Chivín



Llega Chivín a Méjico, toma un autobús hacia el pueblo donde Félix trabaja. Va al hotel acordado con Félix, pero por desgracia Félix estaba ausente por 3 días y Chivín sin un chele en sus bolsillos, pero le dice al gerente del hotel "vine a jugar de refuerzo”, lo que no le creyó, pero al retirarse oyó a un ayudante decirle al gerente: "creo que el equipo está esperando uno", y lo llamaron y le dieron una habitación. Era verdad, esperaban un refuerzo; ¿saben ustedes quién era el refuerzo que esperaban? Félix Minaya, ex jugador de los Linieros y las Estrellas Orientales. ¡Qué suerte!



Al llegar a Méjico, Félix para ayudarlo le consigue un trabajo como cocinero en el Hotel donde se hospedan los jugadores de su equipo y se gana el aprecio de todos, inclusive, la hija del dueño del hotel se enamora de Chivín y su padre le ofrece dejarle la administración a ambos si se casaban. Chivín lo rechaza porque en su mente solo están sus 3 niñas y su mujer que le juró esperarlo toda la vida y su meta es llegar a USA y tuvo que dejar el empleo.



Sin trabajo, y otra vez para ayudarlo Félix lo nombra masajista del equipo. Sin experiencia alguna a Chivín le sucede un caso muy chistoso: el 4to.bate del equipo recibe un pelotazo en el brazo izquierdo, Chivín estaba mirando entretenidamente para otro lado, Félix le grita "anda a atenderlo que le dieron un bolazo"; Chivín lo ve tirado en el suelo y se manda a cumplir su función y coge el espray para aliviar el dolor y se lo aplica en la pierna creyendo que el bolazo fue en esa parte. El jugador plegado de dolor le dice a Chivín en puro mejicano: "¿pero qué chingada estás haciendo?; me dan el bolazo en el brazo y tú me aplicas el Espray en la pierna". Chivín, para justificar su error, le contesta en puro mejicano “tranquilo bato, esto es para evitar que el dolor te siga para abajo, ahorita te subo al brazo, ándale pues". Al otro día los periódicos locales anuncian el 1er masajista importado de la Liga con tres fotos de Chivín. El Equipo ganó el Torneo y tanto significó Chivín para ese equipo, tanto cariño se granjeó, que el dueño le ofreció contrato para el próximo año; y Félix le dice: "coño, Chivín, gané el campeonato y te ofrecen contrato y a mí no me dicen nada". Ambos explotaron la risa.



Por fin logra Chivín cruzar frontera y se hospeda en un pequeño hotel de Tucson, Arizona, a esperar a Félix quien no pudo viajar porque su pasaporte o permiso de cruzar estaba vencido y tuvo que quedarse cierto tiempo. Chivín tuvo que buscárselas solo y tuvo que abandonar el hotel por falta de dinero. Dormía debajo de los puentes, en aceras y para comer se metía a los supermercados y probando frutas se mantuvo. Chivín, con lágrimas en sus ojos me narra que eleva sus ruegos al Todopoderoso que le permita llegar a Nueva York ya que había dejado su mujer y 3 hijas desnutridas, sin la alimentación adecuada. Intenta llegar a Dallas, Texas, caminando y pidiendo bolas, para desde allí tomar hacia NY el autobús del perro Galgo dibujado, el de la Greyhound. Luego de mucho andar, un señor le ofrece trabajo en California, lo toma y al lograr juntar el pasaje para el autobús, abandona el trabajo y llega a Dallas, logrando subirse en el autobús hacia Nueva York y ver realizado su anhelado sueño de llegar a la 42 de Times Square de NY, destino final tanto del autobús como el de Chivín, aquel muchacho que huyéndole a la miseria tardó unos 150 días para llegar a NY, viajes estos que normalmente se toman 3 horas y 20 minutos.



Ya en la urbe neoyorkina, Chivín se lanza hacia otro objetivo: conseguir su residencia para volver a Mao a buscar sus 3 niñas y la madre de ellas y en 1984 la obtiene (Green Card) y retorna a Mao lleno de cadenas y guillos de oro muy parecido al cantante El Zafiro en su época con un cuerpo atlético, camisillas de colores y al entrar al Samoa, su casa 5 años atrás le ocurre algo no agradable. Con el cuello y muñecas repletos de guillos y cadenas de oro, Arturo Rodríguez, el juez, quien era como un padre para él, lo llama y el saludo que Arturo le da es una galleta en la cara y lo hala para detrás de la cocina y enojado le pregunta: "¿Chivín, qué tú haces en NY? Eso no se compra con cheles semanales"; insinuándole que si estaba vendiendo drogas y Chivín a pesar de haber recibido su "tabaná", se ríe y le dice: "no licenciado, no, yo sé que no se compra, pero este sí… este, yo lo compro a $3.00 y a $5.00 y con un Cutex natural lo pinto y lo seco con un abanico para que coja brillo; eso sí, a las 2 semanas tengo que botarlas para evitar la mancha verde en el pescuezo". Arturo se ríe y le pide excusa, y Chivín le dice, "está bien Lic., pero con una condición, no se lo diga a nadie, déjeme terminar mi figureo”. Arturo estalló en risas y se dirigió a la mesa donde estábamos sentados y yo le pregunté: “¿Qué pasó Arturo?” “No, nada”, y se ríe, guardándole el secreto a Chivín por varias horas ya que tuvo que contármelo al no poder contener la risa.



Para terminar esta breve historia, Chivín trajo su esposa Lucía con sus tres bellas hijas Luchy, Yocasta y Rosanna y su varón Rufino Peralta, Jr.



Rufino Antonio Peralta alias Chivín tiene 31 años trabajando en Brooklyn, NY, caminando desde su casa al trabajo, solo con un propósito, no volver a su pueblo cargado de miseria, y para evitar esto, ha ido invirtiendo sus beneficios, construyendo su casa y adquiriendo otras y todos los años visita su pueblo y comparte con todos sus amigos de aquellos tiempos y cumpliendo con todos nosotros que él ha considerado que lo ayudamos a superarse, dando una muestra de gratitud.



Crea esto que le voy a decir del hombre curioso dispuesto a escudriñarlo todo: si Ud. viene a este país y busca a Chivín para que lo lleve a algún lugar, se equivocó, Chivín con sus 31 años viviendo en este país conoce muy pocos trenes y rutas de autobuses; se pierde, y para colmo, Chivín nunca ha tenido un celular.



Parte de esta narración la obtuve con él y otros protagonista o testigos de su travesía por México: Félix Santana y Félix Minaya, integrantes del equipo de beisbol quienes prestaron su ayuda para ver cumplido el sueño de Chivín de llegar a USA y así poder cambiar sus momentos difíciles por un futuro que él ha sabido aprovechar.



Dios te bendiga Chivín, junto a tu querida familia.

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