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miércoles, 7 de marzo de 2012

La necesidad despierta el ingenio español

Distintos pueblos de la geografía española demuestran, con su agudeza ante la crisis, que puede ser cierta la frase que dice que en cada crisis hay una oportunidad.


Desde que las noticias sobre la crisis económica que vive Europa en general, y España en particular, se convirtieron en una constante en los medios, empezaron a conocerse distintas iniciativas de pequeñas comunidades españolas que llamaron la atención por su originalidad en la forma de hacer frente a la crisis.
Pueblos que decidieron emprender el trueque como sistema de pago, otros que volvieron a la antigua moneda, la peseta, o una localidad que pintó sus muros de azul para formar parte de una campaña cinematográfica, son sólo algunos ejemplos.

Ahora los ojos se posan en Rasquera, un pueblo de la provincia de Tarragona, en Cataluña, donde el ayuntamiento aprobó la semana pasada hacer de intermediario para crear una plantación de cannabis en terrenos de la localidad. Con esta decisión, dicen, generarán empleo y se podrá liquidar la deuda que tiene el municipio, de 900 habitantes.

Rasquera: Cannabis para consumo propio

Rasquera es mucho más que el pueblo de la maría"

Elisenda Benaiges, una ingeniera agrónoma de 33 años y residente en Rasquera, dice que la plantación de cannabis tiene divididos a los vecinos.

"Mucha gente teme que Rasquera vaya a ser conocido en adelante como 'el pueblo de la maría' y no como hasta ahora por su artesanía, la cabra blanca, el aceite o los vinos", explica Benaiges en conversación telefónica con BBC Mundo.

Sin embargo, añade que otros vecinos creen que la plantación traería a turistas al pueblo y que eso supondría una importante inyección de dinero para los comercios locales. "Ahora la gente sabe situar a Rasquera en el mapa", añade Benaiges.

Ella, desempleada desde hace dos meses, también ve con buenos ojos la iniciativa. No cree que el consumo de cannabis vaya a aumentar por la plantación .

"Si vas a uno de los pubs del pueblo o de las localidades vecinas verás a gente fumando maría o tomando otras drogas más duras. El que quiere conseguir drogas ya lo puede hacer sin problemas, así que la plantación no supondrá un gran cambio".

La semana pasada el ayuntamiento catalán de Rasquera (unos 1.000 habitantes), gobernado por los independentistas de Esquerra Republicana, aprobó dedicar parte de una finca a una plantación de cannabis, de forma que el consistorio recibirá US$1,75 millones en dos años de la Asociación Barcelonesa Cannábica de Autoconsumo (ABCDA). Además, se pueden crear cuarenta puestos de trabajo en la localidad.

Ante la controversia generada por este proyecto, se pidió la asesoría de dos despachos de abogados de Barcelona, que finalmente avalaron la idea.

Según el informe jurídico, científico, técnico y económico elaborado por los abogados, el plan es lícito porque el ayuntamiento no cede el terreno para la plantación, sino que actúa como intermediario ya que los propietarios ceden el terreno al consistorio y este, a su vez, crea una empresa pública para llevar adelante el proyecto.

El gobierno catalán de los nacionalistas conservadores Convergencia i Unió y el nacional del conservador Partido Popular han advertido a Rasquera que llevarán la plantación de marihuana ante la Justicia.

Lo cierto es que la ley no tipifica la plantación de marihuana como delito si es para consumo propio. ABCDA asegura que la plantación tiene como consumidores potenciales a sus 5.000 socios.

El responsable en materia de drogas del gobierno español dijo este martes que sospecha que existe ánimo de lucro tras la iniciativa.

Desde la asociación sostienen que "la experiencia que el municipio de Rasquera ha decidido implementar es un precedente a nivel mundial que no puede dejar de ser valorado como una salida más a la crisis, la regularización del consumo cultivo de cannabis se ha demostrado (y Rasquera puede convertirse en el gran ejemplo de ello) más eficaz y rentable económicamente que la persecución penal".

Higuera de la Serena: Ciudadanos solidarios

En Extremadura, los habitantes de Higuera de la Serena (unos 1.400 habitantes) se sienten orgullosos de una iniciativa que los ha llevado a ocupar espacio en el New York Times.

El pasado mes de octubre, un grupo de vecinos decidió asumir las tareas de mantenimiento propias del ayuntamiento ante la imposibilidad del municipio de pagar por ellas.

Ante la precaria situación de las arcas municipales, unos cien voluntarios decidieron colaborar con el ayuntamiento, que no podía afrontar varios de los servicios públicos, como el contrato de barrenderos.

Los voluntarios, de distintas edades y organizados en distintos grupos, realizaron tareas que iban desde barrer las calles de la ciudad, la restauración de la guardería municipal o acondicionar una de las naves multiusos del Ayuntamiento.

Júzcar: El pueblo que eligió seguir siendo "pitufo"

Una niña de Júzcar, en Andalucía, vestida de pitufa.
El cambio de color de Júzcar ha atraído a turistas y ha generado puestos de trabajo.
Los vecinos del malagueño pueblo de Júzcar (221 habitantes), en la Serranía de Ronda, en el sur de España, votaron en referéndum mantener el color azul en los muros de sus casas.

"Júzcar fue declarado primer pueblo pitufo del mundo el 16 de junio del año pasado cuando la multinacional Sony lo eligió para dar el pistoletazo de salida a la promoción mundial de la película 'Los Pitufos 3D'".

El alcalde de Júzcar señaló que desde que el pueblo perdiera su color blanco original y fuese declarado Pueblo Pitufo se han contabilizado 80.000 visitas. Asimismo, el cambio de color generó empleo y la proliferación de autónomos y nuevas empresas.

El desarrollo experimentado por el pueblo fue beneficioso también para los pueblos de alrededor.

Mugardos: El regreso de la peseta

Un pescadero cuenta sus pesetas en Salvaterra do Mio.
Los comerciantes que aceptan pesetas ven cómo sus negocios recobran parte del ritmo perdido por la crisis.
Aunque la moneda única europea, el euro, cumplió ya 10 años, quedan en Europa algunos nostálgicos de sus monedas nacionales.

 Esto se ha hecho patente ahora con la crisis de Grecia, donde algunos expertos aseguran que si los griegos funcionaran aún con el dracma, podrían devaluar su moneda e intentar solucionar la dramática situación en que se encuentran.

En el caso de España, se dice que todavía hay más de US$2.285 millones en pesetas en las casas españolas. En Mugardos, un pueblo gallego de La Coruña (5.500 vecinos), en el noroeste del país, decidieron dar uso a estas monedas, y los ciudadanos pueden hacer sus compras en pesetas.

Todos ganan. Los habitantes se deshacen de unas monedas que ya no tienen valor, y los comerciantes ven cómo sus negocios recobran parte del ritmo perdido a causa de la crisis.

Los comercios de otro pueblo gallego, Salvaterra do Mio, han copiado la iniciativa, animando a los vecinos a buscar las pesetas olvidadas en cajones y armarios.

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