Construir una nave espacial casera puede parecer un
proyecto demasiado arriesgado, pero para el danés Peter Madsen y su
socio no hay mejor cosa a la que dedicar su tiempo.
Y todo, sin ser millonarios ni cobrar un sólo dólar por la labor.
"Cuando
uno dedica su tiempo a algo que ama, pero que no le da dinero, los
principales problemas son la comida y el alojamiento. Cuando estaba
construyendo mi submarino hallé una forma fácil de resolver el segundo,
me fui vivir en él", explica Madsen, quien no carece de experiencia en
proyectos amateur.
Primero fue el submarino, construido con donaciones privadas y el trabajo de una decena de voluntarios.
Y ahora su objetivo es un poco más ambicioso: una nave espacial tripulada.
Entre estos dos proyectos han transcurridos
varios años pero hay algo que los une: ambos son sin ánimo de lucro y se
financian con el crowdsourcing, es decir, a con pequeñas donaciones privadas hechas por cualquiera a través de Internet.
Y quienes participan en el proyecto Copenhaguen
Suborbitals no cobran ni una sola moneda: son gente que tiene otro
trabajo, que ha decidido donar parte de su tiempo por amor a los cohetes
espaciales y que encontró a otros que quisieron apoyarlos.
"Nos dirige el amor, hacemos esto por amor a los
cohetes espaciales, por amor a ver la nave alzarse en cielo azul y
dirigirse hacia el espacio", cuenta Peter Madsen a BBC Mundo
Pero, a pesar de ser muy poderoso, el amor no es
suficiente para lanzar por si solo al espacio a un aparato con cientos
de kilos de peso. ¿Qué más hace falta?
Una nave espacial "hecha en casa"
En 2008 Peter Madsen y Kristian von Bengstom
decidieron dedicarse en tiempo completo a su sueño de crear una nave
espacial, y para ello fundaron Copenhaguen Suborbitals.
"Queríamos demostrar que este tipo de proyectos
pueden llevarse a cabo sin la necesidad de un gobierno que te apoye”,
cuenta Madsen.
"Solo hacen falta dos cosas: dinero y buenas idea”. Y en los comienzos las ideas estaban, pero el dinero no.
Pero Madsen tenía clara una cosa: "si tu idea es lo suficientemente buena, puede provocar un milagro".
Y el milagro ocurrió.
Tan solo un mes después de que en septiembre de
2010, tras dos años de trabajo, el grupo intentase su primer intento
(fallido) de lanzar una nave al espacio, un grupo de aficionados decidió
apoyar el proyecto, con el fin de recaudar dinero.
En unas semanas el grupo contó con más de 500 miembros y lanzó una página web por la que cualquiera puede hacerse socio por unos US$ 20 dólares al mes, o donar cualquier cantidad de una sola vez.
"Aunque parezca paradójico, parece que hay más
dinero para proyectos sin ánimo de lucro que para aquellos que buscan
beneficio", cuenta Madsen.
"Nuestro primer lanzamiento atrajo mucha
atención. Un periódico danés le dedicó un artículo, donde mencionaba que
no teníamos dinero para continuar el proyecto durante más de dos meses,
lo cual era verdad. A raíz de esto un grupo se organizó para apoyarnos y
recaudar fondos. En poco tiempo tenia docenas de miembros, y así
pudimos continuar con nuestro sueño”, asegura Madsen.
Esta forma de financiación se denomina crowdsourcing
y en la actualidad existen diferentes plataformas digitales que
facilitan el proceso de recolección de fondos para proyectos que pueden
ser desde documentales hasta películas, pasando por libros o discos.
"Aunque parezca paradójico, parece que hay más dinero para proyectos sin ánimo de lucro que para aquellos que buscan beneficio"
Peter Madsen, Copenhaguen Suborbitals
El responsable cuelga la idea de un proyecto, y al que le guste, realiza una donación.
Y aunque grandes proyectos han visto la luz
gracias a este sistema, la nave espacial de estos dos daneses es sin
duda uno de los ejemplos de crowdsourcing más ambiciosos que se han visto hasta el momento.
Copenhaguen Suborbitals dispone de un
presupuesto de unos US$ 60.000 al año, con los que, según cuenta Madsen,
se compra principalmente material para la nave.
De Dinamarca, hacia el espacio exterior
En su segundo intento este danés y su equipo lanzaron una nave al espacio desde una plataforma en el mar Báltico.
Y a pesar de que el vuelo duró solo 21 segundos, se recolectaron importantes datos con los que continuar el trabajo.
La siguiente fase ya está en marcha, y el objetivo final es conseguir poner en órbita un módulo tripulado por una persona.
"No usaremos mas tiempo que lo que necesitó el
proyecto Apollo en llevar el hombre a la luna", vaticina Madsen, que se
declara un hombre impaciente y especialmente decepcionado con la forma
de encarar los vuelos espaciales de las agencias oficiales como la NASA.
"Mucha de las razones de este proyecto es que
estamos frustrados con el mundo de la ingeniería espacial, la NASA y el
resto de agencias no hacen lo suficiente. Nuestra respuesta es hacerlo
por nosotros mismos", asegura el danés.
Esta frustración es una potente fuerza que lo
lleva, junto con su equipo, a seguir adelante. "Si la NASA no lo hace,
¿por que no puedo hacerlo yo?"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer