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viernes, 9 de marzo de 2012

CARTA PUBLICA


AL
-    Procurador General de la República
-    Jefe de la Policía Nacional
-    Procuradora Fiscal de Santiago

Distinguidos señores

Desde el asesinato de mi esposa Yasmín Valdez de Rodríguez,  en mayo del 2010,  en nuestra residencia de Mao, después de yo salir con nuestro hijo de  5 años de edad a llevarlo, como cada día,  a la escuela, dejando a  nuestra otra hija de 9 meses  con ella, los padres y algunos hermanos de ella han mantenido una  irresponsable campaña de difamación en mi contra interesados sólo en mi asesinato físico y moral,  y en que no se descubran los verdaderos asesinos de mi  ejemplar compañera de mas de diez años.


En los últimos días han arreciado la maliciosa campaña, originada inicialmente por el manejo irresponsable y prejuiciado del fiscal actuante en el caso, Lic. Nelson Rodríguez, quien se atrevió a externar juicios incriminatorios contra mi persona a los pocos minutos de llegar al escenario del crimen y convencer a los padres de mi supuesta responsabilidad en el crimen sin aportar ni encontrar nunca prueba alguna en mi contra.

 Al contrario, en sus investigaciones posteriores verificó dos  llamadas, certificadas por CODETEL, realizadas por mi esposa después de nuestra salida de la casa, videos recogidos de lugares comerciales donde pasé en diligencias encomendadas por Yasmín durante esa mañana, testimonios diversos de la existencia entre nosotros de una relación de pareja ejemplar, así como de una conducta dedicada durante toda mi vida al servicio desinteresado a la educación y a las mejores causas de nuestra comunidad.

Como mi prioridad desde un primer momento ha sido y es por sobre todas las cosas, que se dé carácter y continuidad a las investigaciones y que los culpables del hecho sean sometidos a la justicia y condenados para que paguen por el mismo, he dirigido decenas de comunicaciones y realizado visitas diversas a las diferentes instancias del Ministerio Público y de la Policía Nacional solicitándoles mayor interés en la investigaciones a fin de que el caso sea debidamente esclarecido.

Porque confío en las intenciones, seriedad y capacidad de Uds., señores Procurador General de la República, Jefe fe la Policía Nacional y Fiscal de la Jurisdicción de Santiago, les reitero de manera vehemente no dejar en el olvido la búsqueda de los asesinos de mi difunta esposa. Aunque los difamadores durante estos dos años hayan demostrado no interesarles el esclarecimiento del doloroso crimen contra mi compañera, los nombres dados en el pasado mes de junio por el apresado confeso Enyi de Jesús García Rivera sean perseguidos y localizados. 

Esos mismos nombres, un tal Jonathan y el convicto José Rubén Matias Infante, este último con fichas de apresamientos por robo en el mismo sector de la tragedia, ya habían surgido hace más del año  cuando una persona del vecindario al verles y oir a los asesinos los denunció ante el fiscal inicialmente actuante en la investigación, y este no hacer nada porque: “la Fiscalía de Valverde, ante la petición de los padres de Yasmín de que el caso pasase a Santiago, estaba en esos momentos inhibida de participar en el caso”.

Enyi de Jesús, apresado por la Policía en Mao gracias a los esfuerzos desarrollados por el padre de Yasmín, según  este manifestara entonces, declaró que fue buscado y pagado por los dos nombres denunciados para que vigilara y les llamara cuando yo saliera de la casa a llevar el niño a la escuela. Originalmente suministró sus informaciones a su íntimo amigo Edward Rafael Mora Díaz, quien lo denunció a la Policía. Por esto, Edward fue tiroteado desde una motocicleta y un carro Toyota Corola color rojo en los días posteriores, según la Policía del Departamento Regional Noroeste; pocos días después, Enyi fue puesto en libertad por las autoridades del Ministerio Público de Santiago.

El señor José Angel Valdez, padre de  mi esposa Yasmín, nativo del sur profundo de nuestro país,  es  un Teniente retirado de la Policía Nacional cuyos servicios en los finales de la tiranía trujillista y los 12 años de Balaguer son conocidos por muchas personas. Tres de sus hijos y algunos sobrinos son miembros activos y retirados de la Policía y el Ejército Nacional. Han manifestado en ocasiones diversas, incluso en medios de prensa, de que me persiguen para “hacer justicia por sus propias manos”.  En cartas entregadas por mi a sus despachos he denunciado estas intenciones y persecuciones dejando claro que tanto ellos como la madre son responsables de cualquier cosa que me pase, y en cuanto a quienes se han prestado a servir de instrumentos en la campaña de difamación en mi contra, me reservo el derecho de actuar legalmente en base a los perjuicios y los inmensos daños morales y materiales que me han ocasionado.
 
Como siempre,  estoy a plena disposición de las autoridades policiales y del Ministerio Público para cualquier interrogatorio, información o elemento que consideren necesario en procura del esclarecimiento de un crimen que destrozó mi vida y sacudió la conciencia de la sociedad de Mao que espera paciente que se haga justicia y que los verdaderos asesinos de mi esposa paguen con la cárcel el terrible daño producido.

Confiado en su atención a la presente, les saluda atentamente,


Lic. Manuel Rodríguez Bonilla
9 de Marzo del año 2012.

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