David Stange tenía una vida
envidiable. Había ganado el prestigioso Premio Wellcome de ciencia,
estaba completando su tesis doctoral en la Universidad de Oxford y
consideraba una carrera como investigador biomédico.
Pero en un momento esas perspectivas de un futuro brillante se despedazaron.
"Fue realmente aterrador ver cómo todo se vino abajo en un instante" dice Stange.
"Un día estaba hablando con mi supervisor de
tesis y súbitamente comencé a ver una serie de criaturas horribles,
peludas y repugnantes, una especie de ratas corriendo por toda la
oficina y sobre mis pies".
"Estaba seguro que me iban a atacar y comer vivo. Mi vida en Oxford simplemente implosionó".
Eventualmente Stange fue diagnosticado con
esquizofrenia de tipo paranoide. Ahora está a punto de cumplir 40 años y
ha pasado gran parte de los últimos 11 años medicado con poderosos
fármacos antipsicóticos y antidepresivos, dentro y fuera de hospitales
psiquiátricos y en más de una ocasión ha intentado suicidarse.
La suya es una historia profundamente insatisfactoria, según Paul Jenkins, presidente ejecutivo de la organización Rethink Mental Illness (Revaluando la Salud Mental), pero también es una historia tristemente familiar.
"En muchos aspectos la esquizofrenia es una enfermedad olvidada" dice el experto.
"Todavía no conocemos qué la causa y todavía no
sabemos cuál es el tratamiento más efectivo. Es un trastorno devastador
que afecta a cientos de miles de familias en éste y muchos otros países y
en muchos casos está provocando que mucha gente muera, en promedio, 20
años antes de lo normal".
Hace 100 años el psiquiatra suizo Eugen Bleuler
acuñó el término esquizofrenia para describir una serie de síntomas que
caracterizaban a esta enfermedad.
Ahora Rethink lanzó una investigación
independiente, coordinada por el profesor Robin Murray, experto en
psiquiatría del King´s College de Londres, para "hacer un inventario" de
la enfermedad.
El estudio realizará audiencias públicas,
reunirá evidencia de los profesionales médicos, autoridades de salud y
pacientes, y producirá un informe con los resultados el próximo año.
"La esquizofrenia cuesta a los servicios de
salud más que el cáncer o la enfermedad cardiovascular" explica a la BBC
el profesor Murray.
"Sin embargo carecemos de alternativas y coordinación para tratar a los pacientes".
Trastorno neurológico
La investigación, explica el experto, analizará
formas de establecer un sistema de tratamiento más racional y de llevar a
cabo estudios más efectivos sobre la enfermedad.
"Todavía no conocemos qué la causa y todavía no sabemos cuál es el tratamiento más efectivo. Es un trastorno devastador que afecta a cientos de miles de familias"
Paul Jenkins
"Ahora que el cerebro está abierto a la
investigación podemos observar lo que ocurre en la mente de personas con
esquizofrenia. Éste es el momento de invertir dinero en esta
investigación", señala.
No sólo la tecnología ha permitido observar lo
que ocurre dentro del cerebro, también los estudios de genómica, en
particular dos amplias investigaciones con más de 50.000 personas, han
identificado cinco nuevos riesgos genéticos de la esquizofrenia.
Con los estudios, publicados en la revista Nature Genetics, el número total de variantes de genes asociados a la esquizofrenia ahora suma 20.
"Hasta ahora éstas son las investigaciones
genéticas sobre psicosis más importantes" afirma el profesor David
Collier, del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres
quien participó en ambos estudios.
"E incluyen un gen que quizás actúa como un
maestro regulador que influye en las conexiones cerebrales en el cerebro
que, una vez interrumpidas, conducen a la esquizofrenia".
Para el profesor Shitij Kapur, decano del
Instituto de Psiquiatría, la evidencia disponible tanto de la
bioquímica, las imágenes cerebrales y la genética, resuelve todas las
dudas: la esquizofrenia es fundamentalmente un trastorno neurológico.
"Tu herencia genética te predispone a ella. No
determina que sufrirás la enfermedad, pero te hace más vulnerable a
ella. Sin embargo, después hay una serie de influencias ambientales, y
quizás también factores sociales, que se combinan para presentarse como
esquizofrenia" explica el científico.
El desafío ahora es trasladar estos
conocimientos sobre la base biológica de la esquizofrenia a nuevas
herramientas de diagnóstico y nuevos tratamientos para pacientes como
David Strange.
Sin embargo, cien años después de que el término fue acuñado, esto parece ser un objetivo elusivo.
"Cuando salgo a la calle todavía oigo los pensamientos de la gente cuando la miro" dice Stange.
"Éstos se refieren a mi y a cuánto se me
desprecia lo cual es muy aterrador y muy intenso y muy real. Por eso en
ocasiones es bastante difícil salir a la calle" agrega.
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