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lunes, 28 de noviembre de 2011

Violencia y Cobardía Machista


Autor Fernando Rodríguez Céspedes
Comunicador de la Patria

La violencia siempre es mala, independientemente de contra quien se ejerza. Pero la violencia ejercida por los hombres contra las mujeres, sin importar alegatos,  tiene el agravante de la cobardía por la indefensión de la víctima.


Cuando un hombre tiene un enfrentamiento físico con otro, estamos retrocediendo a la caverna al dejar de lado el diálogo y los medios legales  que existen para resolver conflictos. No obstante, es un choque entre iguales.

Por eso,  esta situación no es tan repudiable como  la agresión física o moral de un hombre contra una mujer, independientemente de la relación que exista  o que pudiera haber existido entre ellos y las razones que se aleguen.

Acaba de celebrarse, el pasado 25 de noviembre, el Día de la no Violencia contra la Mujer con una serie de actividades que incluyeron marchas, conferencias, recolección de firmas, editoriales y otras actividades.

Todas reclamando o abogando porque cese la ola de violencia que se ha desatado en los últimos meses contra las mujeres dominicanas y que ha alcanzado una cifra superior a las de 200 víctimas  mortales en lo que va de año.

Hay  otra cifra de  violencia contra la mujer  mucho más alta, pero esa no se contabiliza porque no llegan al asesinato aunque si al maltrato físico y moral, y  se queda, muchas veces, entre las cuatro paredes del hogar por vergüenza o temor.

Vergüenza ante los familiares, conocidos o compañeros de trabajo. Temor a que el macho abusador arrecie sus agresiones ante la denuncia o sometimiento a la justicia o que deje sin manutención a la familia yéndose de la casa.

Esta  es una   triste realidad en un país en el cual, por razones económicas,  sociales, políticas y  educacionales, la mujer,  en u n alto porcentaje, depende del esposo o compañero  para la manutención de sus hijos.

Pero debieran  pensar, que si por temor a que sus hijos queden sin padre, no denuncia las agresiones, corren el riesgo de perder la vida y dejar  completamente solos a sus descendientes, puesto que su verdugo, si no se suicida, va seguro a la cárcel.

Es difícil tomar decisiones como el divorcio o la separación, pero nuestra historia está llena de ejemplos de madres solteras que han tenido el coraje de levantar solas, familias que son ejemplos de superación y honestidad.

Por eso, ante la posibilidad de ser víctima de su compañero sentimental, luego de agotar los recursos necesarios para lograr entendimiento y respeto, es preferible la adopción de la medida menos riesgosa, la denuncia y la separación.



  

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