El gobierno cubano "liberó" de su cargo al ministro
de Cultura, Abel Prieto Jiménez, y en su lugar nombraron a Rafael Bernal
Alemany, quien se desempañaba hasta ayer como viceministro primero en
la misma cartera.
Prieto era una pieza clave para armonizar las
relaciones del gobierno con los intelectuales. Primero desde la
presidencia de la Unión de Escritores y Artistas (UNEAC) y
posteriormente al frente del Ministerio de Cultura, cargo que ocupó por
15 años.
El exministro había solicitado dejar
el cargo desde hace algún tiempo por enfrentar problemas de salud y
también para retomar su producción intelectual, de hecho este año
publicó una nueva novela.
Es uno de los pocos ministros que quedaba del
gobierno de Fidel Castro. La mayoría fueron removidos de sus cargos,
unos de forma discreta, otros cambiándolos de funciones, algunos con
acusaciones públicas y por lo menos uno terminó en la cárcel.
Los años críticos
En 1991 Abel Prieto ocupa la presidencia de la
UNEAC, era un momento crítico, la económica de la isla sufría su peor
crisis y la intelectualidad cubana entraba en choque con el Ministerio
de Cultura, aferrado a mecanismos que ya no podía financiar.
Hasta ese momento el Estado pagaba los salarios
de los artistas e intelectuales y compraba sus obras pero la
desaparición de la Unión Soviética dejó al gobierno sin fondos a pesar
de lo cual se negaban a perder el monopolio del mercado cultural.
La reacción no se hizo esperar, muchos músicos,
escritores o pintores no regresaban de sus viajes al extranjero y dentro
de la isla nacieron grupos contestatarios que reflejaban en sus obras y
en cartas públicas el descontento que vivían.
La respuesta del Ministerio de Cultura fue
represiva, "reacomodando" laboralmente a los más críticos. Uno de ellos,
profesor de la Escuela Superior de Arte, terminó como empleado de
aduanas, otros se sumaron a la disidencia y muchos emigraron.
Un hombre clave
Desde la UNEAC Prieto se convirtió en el canal
por el que los intelectuales y artistas tramitaban sus demandas de
cambio para adaptarse a los difíciles tiempos que vivían.
Gracias a su gestión se les permitió viajar, vender en el exterior y conservar el dinero.
Los pintores, los músicos, actores y los
escritores pudieron además vivir en el extranjero durante años sin
perder la residencia en Cuba.
En poco tiempo este sector se convirtió en uno de los más prósperos y los roces políticos se diluyeron.
Cuando en 1997 se destituye al anterior ministro
y nombran a Prieto, la intelectualidad lo aplaude aunque la medida no
hace más que institucionalizar un papel y un poder que en la realidad ya
tenía desde hacía varios años.
Una muestra de las simpatías que aun hoy
despierta Abel Prieto entre los cubanos es que la gran mayoría de los
comentarios de la gente que aparecen en la web Cubadebate son dirigidos a
reconocer el papel que jugó en estos 15 años.
Fuera pero cerca
Así, el frente cultural era -junto a las Fuerzas
Armadas- uno de los pocos que ya en tiempos de Fidel Castro había
iniciado reformas para adaptarse a las nuevas realidades, dicho de
manera oficial estaban “actualizando” el modelo.
Según fuentes del ministerio, el presidente Raúl
Castro se negaba a sustituir a Prieto a pesar de las repetidas
solicitudes de este.
Incluso aceptó sacarlo del Buró Político del Partido pero insistiendo en mantenerlo al frente de Cultura.
Al parecer el gobierno no se decidía sobre qué
cuadro sería capaz de sustituirlo garantizando mantener la armonía con
los intelectuales y artistas cubanos, sobre todo en un momento de tantos
cambios en el país.
Iniciando el actual gobierno se produce una
protesta de los intelectuales, “la guerra de los emails”, a raíz de un
programa de TV que elogia a tres miembros del aparato de censura,
encargados de vigilar la pureza sexual e ideológica de la cultura y
castigar con el ostracismo a los infractores.
Prieto sale de la crisis reuniéndose con la
mayoría de los indignados para asegurarles que esa no es la política
oficial y después emite un comunicado público desligando al gobierno de
cualquier reivindicación de aquellos odiados personajes.
Todo esto podría explicar por qué el presidente
Raúl Castro no quiere a Abel Prieto demasiado lejos y lo nombra su
asesor, con lo que el trabajo del nuevo ministro estará de alguna forma
supervisado por su antiguo jefe.
Los cambios en el gabinete
Con Prieto fuera del gabinete se han sustituido
20 ministros, solo quedan dos del anterior gobierno, son Manuel Marrero,
titular de Turismo, y el del Interior, general Abelardo Colomé Ibarra.
Este último es un hombre muy cercano al presidente.
Algunos, antiguos combatientes de la guerrilla,
como los exministros de Salud, José Ramón Balaguer y el de las
Comunicaciones, comandante Ramiro Valdés, cumplen ahora otras funciones
tras enfrentar graves problemas en sus ministerios.
Entre los casos más sonados públicamente están
los del vicepresidente Carlos Lage y el canciller Felipe Pérez.
Finalmente el ministro de la Industria de la Alimentación, Alejandro
Roca, fue condenado a 15 años de prisión por corrupción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer