Escrito por el Comunicador Tiberio Castellanos |
Desde
hace un tiempo vengo preguntándome ¿Para qué sirven los médicos y la
tan desarrollada ciencia médica de estos días?. Me pregunto esto, a la
vista de tanta gente que no disfruta de una buena salud.
Alguien me ha dicho, que esto de la medicina y la salud de la
gente se parece mucho a la educación, los buenos maestros y los
estudiantes. Pues ocurre que por muy buenas que sean las escuelas y los
maestros, si los estudiantes no prestan atención al maestro, no
aprenden.
Y sobre esto de la atención hay estudios y mas estudios. Y hay
desórdenes de la atención de diferentes orígenes.
Yo pienso que un
niño, un escolar, necesita unos padres interesados en su progreso en la
escuela. Y no sólo eso, un niño necesita un hogar desde donde llegue a
la escuela con el único pensamiento de aprender. No un hogar desde
el cual el niño traiga sus temores, sus ausencias, sus carencias.
Claro, que hay muchos niños sin hogar y hay muchos hogares que no son
tales. Y también hay muchos niños sin padres y muchos padres que no son
tales.
En lo de la salud hay otro tanto. Pero aquí, lo que antes
hemos llamado hogar y padres, presentes o ausentes, se convierte ahora
en los llamados estilos de vida. Muy lamentablemente, hay algunos de
estos estilos de vida que no fueron escogidos por las personas que los
viven. Pero, en la mayoría de los casos no es así, uno escoge y vive su
propio estilo de vida.
Todos sabemos que hay estilos de vida que no
contribuyen a una buena salud, ni del cuerpo ni del alma. Y que en
cambio hay otros a los que los médicos llaman sanos estilos de vida.
En el caso de los cardiólogos y en vista del creciente número
de los accidentes cardiovasculares, tengo que decir que el papel de
este especialista ha venido a ser el de los Profetas del Antiguo
Testamento.
En esta descarga no mencionaré mas que a uno de ellos,
Jonás. La Historia Sagrada nos dice que Jonás, enviado por
Diós, recorrió Nínive, de arriba a abajo, pregonando: "dentro de
cuarenta días Nínive será destruida". Los ninivitas hicieron caso al
pregón del profeta y a saco y a ceniza, hicieron penitencia. Dios
reconsideró su ira y Ninive no fue destruida.
Se de algunos, que muy sabiamente han hecho caso al pregón de
su cardiólogo y han cambiado su estilo de vida, a tiempo. Sí, a
tiempo, porque despues del infarto, o peor aún, después del derrame, el
cardiólogo no sirve para gran cosa.
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