Encima de la escuela primaria Oruda, en las afueras
de la ciudad de Fukushima, trabajadores municipales y voluntarios
realizan una masiva operación de limpieza.
El trabajo no es para nada sofisticado: se usan
herramientas convencionales de jardinería, cortadoras, rastrillos y
escobas para mover la capa superficial del suelo y dejarla lista para
colocarla en bolsas y llevarla al vertedero.
Este desperdicio es considerado de
bajo nivel radioactivo. Las lecturas de radiación ambiental en el área
son más bajas que las registradas en otras partes del mundo. Aún así,
hay preocupación.
La estrategia de limpieza para Fukushima y la
ciudad de Date fue ideada por Shunichi Tanaka, el exjefe interino de la
Agencia de Energía Atómica de Japón.
"Usualmente la contaminación se daba en una
instalación nuclear, dentro de un área controlada, pero aquí tenemos una
contaminación ambiental global, es completamente diferente", dice.
Después de las explosiones en la planta nuclear
de Fukushima Daiichi el 11 de marzo del año pasado, el viento llevó una
nube de desechos radiactivos hacia el noroeste.
Cesio radiactivo
Estos desechos cayeron en áreas pobladas más
allá de la zona de exclusión de 20 km que posteriormente se establecería
alrededor de la planta.
Poco después del desastre, científicos del
Departamento de Agricultura y Ciencias de la Vida de la Universidad de
Tokio comenzaron a analizar muestras de suelo del área para determinar
cómo se estaba propagando la radiación.
El profesor Tomoko Nakanishi presentó sus primeros hallazgos en la revista japonesa Radioisotopes
en agosto de 2011. Allí afirmaba que el cesio radiactivo no se desplaza
muy lejos una vez que se une a las partículas del suelo.
"Cayeron 198 mm de lluvia durante los primeros tres meses y el cesio... se movió 21,6 mm (hacia abajo).
"En los siguientes tres meses, el cesio se movió
solamente 5,6 mm, a pesar de que llovió tres veces más. Esto muestra
que con el tiempo, el cesio se adhirió más firmemente al suelo".
El polvillo radiactivo de la planta nuclear
contenía una cantidad de isótopos radioactivos -productos de las
reacciones nucleares- con diferentes niveles de permanencia en el medio
ambiente.
Trampa física
El yodo radiactivo se desintegró casi
completamente en pocos días, pero la mayor preocupación eran los
isótopos de cesio, algunos de los cuales ya estaban en la mitad de su
vida de más de 30 años.
El estudio de la Universidad de Tokio había
mostrado que el cesio no estaba penetrando mucho. Más bien estaba
uniéndose estrechamente al suelo en la superficie.
Esto dio a Shunichi Tanaka algo para trabajar en
su estrategia de limpieza; concluyó que sólo hacía falta retirar la
capa superior del suelo contaminado.
"Lo más importante es retirar la superficie: en
el caso del suelo uno o dos centímetros, entre 5 mm y 1 cm para concreto
y asfalto", indica.
El cesio se une a las partículas de barro en la
superficie del suelo, pero cuando aterriza en superficies duras -como
concreto o asfalto- presenta un problema diferente.
"No está unido químicamente (a las superficies duras), está en una trampa física", dice Shunichi Tanaka.
El cesio se ubica en pequeños poros en la
superficie, y la única manera de retirarlo efectivamente es limando la
superficie, un procedimiento difícil que puede crear polvo contaminado.
Ojo con el arroz
Conforme se retiran el suelo, del asfalto y del
concreto, los niveles de radiación total deberían caer, pero esto no
significa necesariamente que la amenaza de exposición haya desaparecido
completamente.
El profesor Nakanishi reconoce que podría haber
un pequeño riesgo en el futuro en los alimentos, en particular en áreas
menos estudiadas.
"Tenemos que continuar con estas mediciones
durante un tiempo largo, no sabemos qué pasará a la próxima cosecha o a
la siguiente", explica.
"Este año tal vez tengamos menos radioactividad
en el arroz... Toma un año cosechar arroz. La contaminación no es
uniforme, algunos lugares tienen radioactividad muy alta; puede que
algunas personas estén cultivando arroz sin darse cuenta de eso".
"Hay una posibilidad de que resulte algo de arroz contaminado".
Mientras que el cesio es difícil de absorber
para plantas y animales cuando está estrechamente unido al suelo, una
vez en solución (disuelto en agua) puede absorberse más fácilmente.
Los científicos están observando de cerca el
efecto de la nieve derretida y la lluvia filtrada de zonas montañosas.
También les preocupa que esta agua pueda traer más cesio disuelto a los
campos de arroz en el futuro.
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