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jueves, 11 de agosto de 2011

CRIMEN DE YASMIN, EN PUNTO CERO


Autor Fernando Rodríguez  Céspedes

Dejar en libertad al confeso participante en el crimen de Yasmín Valdez de Rodríguez, no obstante habérsele ocupado el arma homicida, retrae el proceso de investigación al punto cero y pone en peligro de muerte al único testigo-participante,  identificado y atrapado por la Policía.


Si a Edward, delator de Enyi, lo han tiroteado dos veces, qué no le harían a quien, bajo los efectos del  alcohol, confesó espontáneamente su participación en el crimen e identificó a quienes les pagaron para que vigilara y avisara cuando el esposo de Yasmín saliera de la casa para ellos actuar?

La fiscal de Santiago, Yeni Berenice Reynoso, no está ajena a esta situación y por ello, el esposo de la occisa, profesor Manuel Rodríguez Bonilla,  elevó su queja  en una carta pública donde dice estar consternado porque creyó  que con la captura de Enyi García Rivera,  el caso empezaría  a aclararse.

En ese sentido expresó׃ “Al saber la noticia, he quedado profundamente impactado y desconsolado, pues como víctima en segundo grado, junto a mis hijos, había abrigado la esperanza de que en esta ocasión serían apresados y sometidos a la justicia todos los responsables del horrendo crimen cometido contra mi esposa…”.

La mayor prueba de la participación de Enyi en el crimen, lo constituye el habérsele ocupado el cuchillo homicida y el que los nombres dados por él a su esposa, a los testigos y luego a la Policía, coinciden con los suministrados por Rodríguez Bonilla, hacen 10 meses, a la Fiscal para que fueran investigados.

Estos son los nombrados Jonathan y  José Rubén Matías Infante, nombres ofrecidos, por escrito a la comisión presidida por Yeni Berenice Reynoso, en carta entregada el 14 de octubre del 2010  por el profesor universitario con fines de que fueran investigados junto a otros posibles participantes.

El nombre de Jonathan encabeza la lista de los individuos denunciados  al fiscal adjunto de Mao, Nelson Rodríguez, por una vecina que escuchó, pocos minutos después del crimen,  una discusión entre los homicidas, uno de ellos herido. Ofreció  la información bajo absoluta discreción al temer por su vida.

Por su parte, Matías Infante, quien había estado preso por robo en el sector escenario del crimen, fue visto sudoroso entre los curiosos y mandado a retener por el Fiscal Adjunto quien luego  le pidió mantenerse localizable para un posible interrogatorio, a lo que respondió huyendo de Mao.

Al reaparecer estos nombres en boca de un confeso participante y habérsele ocupado el arma homicida, muchos albergamos la esperanza de que las investigaciones iban por fin a avanzar,  pero vemos con desilusión cómo se suelta a Enyi, y que se sepa,  ni siquiera se persigue a los otros.

Parecería que hay fuerzas poderosas que se oponen al esclarecimiento del crimen para que el esposo siga siendo considerado   autor del mismo,  dando pies a quienes, sin ofrecer un solo elemento probatorio, difaman y desinforman  protegiendo con ello,  a los verdaderos asesinos de Yasmín.

Pero, Dios mediante, tarde o temprano la verdad resplandecerá y…se hará justicia!.     

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