Vistas de página en total

miércoles, 4 de mayo de 2011

La vida apacible de un lector empedernido

Grissell Medina

grissell.medina@listindiario.com

Santo Domingo

El dulce trinar de los pájaros y la leve brisa que soplaba debajo de la mata de mango de su casa, fueron testigos de sus sabias palabras al narrar su historia, que demuestran una vez más el ser humano humilde y entregado a los demás que con el paso del tiempo se ha consolidado.



Con toda la paciencia y serenidad que lo caracterizan, a sus 86 años monseñor Francisco José Arnaiz cuenta que está vinculado a la Compañía de Jesús desde hace 70 años y en la actualidad es Obispo Auxiliar Emérito de Santo Domingo.



Su día a día

Un día de su vida transcurre con la mayor normalidad. Se despierta entre las cinco y las seis de la mañana para elevar una plegaria al cielo en la capilla de su habitación y enseguida se desayuna mientras lee las versiones digitales de periódicos españoles y los impresos dominicanos.



Próximo al desayuno, monseñor Arnaiz, quien nació un 9 de marzo de 1925 en Bilbao (España), comienza inmediatamente la dura faena de “corrector de estilo” en correspondencia con sus funciones de Secretario de la Conferencia del Episcopado Dominicano y revisa todos aquellos libros que se escriben en el país sobre religión. A las doce y treinta del mediodía se reúne con los siete jesuitas que conviven con él para orar en común. Poco después de almorzar se dirige a su recámara para tomar una siesta hasta las tres de la tarde.



Luego lee o escribe disertaciones, publicaciones u homilías, porque se considera un lector empedernido que ha leído más de 400 libros y todavía lo hace para aumentar sus conocimientos. A las siete de la noche cena junto a sus compañeros, ve la televisión española y sube a la azotea de su residencia a observar el firmamento y todo lo que acontece en esa parte de la ciudad. Desde allí ha hecho descubrimientos muy peculiares, uno de ellos es el recorrido que hace todos los días el vicepresidente de la República Dominicana, Rafael Alburquerque, para visitar el apartamento donde vive su distinguida madre, que ya tiene más de un siglo de vida. Finalmente, monseñor se acuesta entre las once y las doce de la medianoche.



Su total entrega hacia los dominicanos

Ejerció el magisterio en la Universidad Jesuita de Cuba y en el famoso colegio de Belén, hasta el 12 de septiembre de 1961 cuando fue expulsado de la isla junto a otros 133 predicadores religiosos por orden del gobierno de Fidel Castro y, en su caso, su destino fue la República Dominicana, país del que tiene la ciudadanía y se considera un dominicano cien por ciento. Un dato curioso es que de la cocina criolla no le agradan las habichuelas con dulce, pero sí le gustan las guisadas, naturales.



En los tiempos de su llegada, el país recuperó la democracia, luego del ajusticiamiento de Trujillo. Surgió un gran interés en el sector político y social, por lo que la viceprovincia antillense de la Compañía de Jesús conformó un equipo para trabajar en tres áreas: la universitaria, la sindical y la empresarial.



Arnaiz fue el encargado de coordinar esa iniciativa y de inmediato se puso en contacto con Octavio Antonio Cardenal Beras Rojas para informarle sobre todas las actividades realizadas por el grupo.



En 1964 lo nombraron rector del Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino, cargo que desempeñó durante once años y estuvo otros 24 años como profesor de Cristología, Mariología, Eclesiología, Tratado sobre la Trinidad y Escatología, donde ocho de nuestros obispos fueron honrados con la formación académica brindada por este intelectual.



Llegó a ser el más cercano colaborador del Cardenal Beras y por lo tanto le ayudó a preparar homilías y discursos especiales, le acompañó a la asamblea donde fue creado el título de Cardenal en mayo de 1976, así como a los dos cónclaves en que fueron elegidos Juan Pablo I y Juan Pablo II.



Su presencia en la Conferencia Episcopal data desde 1963, primero con la presidencia del cardenal Octavio Antonio Beras Rojas, seguidas por las de monseñor Juan Antonio Flores, monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito y finalmente en la de Nicolás de Jesús López Rodríguez desde 1984.



El 10 de noviembre de 1988 fue nombrado Obispo Auxiliar junto con monseñor Ramón de la Rosa y Carpio, ordenado por Su Santidad Juan Pablo II el 6 de enero de 1989 en la Basílica de San Pedro.



Sus aportes a la bibliografía eclesiástica dominicana y a la historia de este país son de gran trascendencia y una fuente inagotable de conocimiento.



Anecdotario

Durante la conversación relató dos anécdotas que lo han impactado bastante en su labor de sacerdocio. Una de ellas transcurrió cuando se encontraba como Capellán en la guardería infantil “Hogar de Bebés Niño Jesús”, dirigido por las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, donde duró 30 años. Allí lo visitó una señora que llegó desde Villas Agrícolas descalza y le dio 10 pesos para que oficiara la misa; al terminar, monseñor la llamó, le devolvió el dinero más 100 pesos y le dijo “Le doy sus 10 pesos y los intereses los pone Dios para que no venga descalza”. La señora reaccionó ante esta situación y le contestó “No se lo puedo aceptar porque Dios pagó más por mí al ser postrado y muerto en una cruz”.



La segunda historia trata de un hombre que tocó a la puerta de su hogar pidiendo un par de zapatos viejos y él buscó unos en buen estado y se los regaló, el señor se puso tan contento que lo abrazó y se puso a bailar merengue.



Esto obligó a monseñor a una sabia reflexión: “¡con qué poca cosa un hombre es feliz!”.



Por todas estas experiencias vividas por él cita a Gregorio Marañón cuando se refiere a que: “En la vida es más grande la bondad que el talento y la inteligencia”, y asegura que en este país hay mucha gente bondadosa, principalmente en el campo, que demuestran que “todavía queda gente buena en el mundo”.



Además, considera que aunque se ha entregado a los demás, ha recibido aún más de lo que ha brindado, demostrando siempre su lealtad a la institución fundada por San Ignacio de Loyola.





RECONOCIMIENTOS RECIBIDOS

Este intelectual y hombre de bien ha recibido las siguientes condecoraciones por su servicio interminable e invaluable al pueblo dominicano: “Medalla del Mérito de la Emigración” (España); “Pro Ecclesia et Pontífice” (Santa Sede); Condecoración Duarte, Sánchez y Mella en el grado de Gran Oficial; Gran condecoración de la Orden de Malta; doctorado honoris causa por Utesa (Santo Domingo) y doctorado honoris causa por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra. La XIV Feria Internacional del Libro de Santo Domingo será dedicada este año a él y al padre José Luis Sáez, y tiene a la Santa Sede como Invitada de Honor, a propósito de la conmemoración de los 500 años de constitución de las diócesis de Santo Domingo y La Vega.



Vocación

El padre Arnaiz, quien es licenciado en Filosofía y Letras; doctor en Teología y Especialista en Teología Espiritual, ha impartido docencia por más de 37 años. A nivel secundario y preuniversitario ha impartido: Humanidades Clásicas Retórica, Latín y Griego, Literatura Universal, Literatura Latinoamericana, Arte, Física y Química, y Mineralogía.



A nivel superior: Teología Sistemática (Trinidad, Cristología, Tratado de Gracia, Escatología, Mariología), Antropología Física y Cultural, Historia de la Iglesia, Psiquiatría y Psicología Clínica, Sociología, Doctrina Social de la Iglesia y Pastoral.



Una nota de la autora

Sus vivencias contadas son un ejemplo de honestidad y de toda una vida al servicio de un país, que aunque no es el de su procedencia, demuestra un gran agradecimiento hacia este y siempre se ha preocupado por el bienestar de la sociedad dominicana en general.



En el transcurso de la entrevista monseñor pronunció muchas frases con las que me sentí muy identificada, sin embargo voy a resaltar las dos principales: “Hay que ser grandes en las pausas y no tan acelerados en las prisas”.



Justo antes de marcharnos de sus labios brotó una oración que nos conmovió a todos los que estábamos allí: “Donde ustedes están estuve yo, pero me pregunto si ¿ustedes estarán donde estoy yo?”, una gran interrogante que muchos no podemos contestar.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu opinion nos ayuda a crecer