En los dos últimos días el Vaticano ha sido centro de
atención por el arresto de un mayordomo del Papa sospechoso de haber
entregado a la prensa cartas y documentos confidenciales de la Santa
Sede.
Esta detención está ligada a una serie de
documentos publicados por medios italianos desde principios de año.
Entre ellos figuran cartas escritas por un arzobispo que fue
transferido a Estados Unidos tras denuncias sobre una red de corrupción.
También destaca un memo que puso en entredicho la reputación de varios
cardenales y documentos que revelan conflictos de poder dentro del
Instituto para las Obras de Religión (IOR), conocido también como el
banco vaticano.
Justamente este jueves fue
destituido el director del banco, Ettore Gotti Tedeschi. Durante su
gestión la entidad ha estado bajo investigación por lavado de dinero.
"Hasta hace poco tiempo el estilo del Vaticano
era lavar los trapos sucios en casa. Ahora prácticamente sale todo a la
luz", explica a BBC Mundo Alessandra Buzzetti, periodista experta en
asuntos del Vaticano.
Y es que, el banco que justifica su existencia
por la necesidad de administrar los activos destinados a obras
religiosas o de beneficencia, se ha visto envuelto en constantes
escándalos y misterios sin resolver desde su fundación en 1942 por el
papa Pío XII .
A continuación BBC Mundo hace un repaso de los
casos más recientes donde el banco vaticano ha sido salpicado por
escándalos o investigaciones.
Caso Sindona
En la década de los 60, el primer gran escándalo
sacude al IOR debido a su relación con la Banca Privata Finanziaria del
banquero siciliano Michele Sindona.
El IOR poseía el 24,5% de esa banca y a petición
del papa Paolo VI, Sindona participa en la modernización del banco
vaticano y es autorizado para gestionar las inversiones extranjeras del
país.
Pocos años después salen a la luz los vínculos
de Sindona con la mafia y los movimientos de capital entre el IOR y
Sindona a paraísos fiscales.
Desplomado su imperio bancario y recluido en la cárcel de Voghera, el financiero siciliano muere a causa de un café envenenado.
Marcinkus
En 1971, el arzobispo estadounidense Paul
Marcinkus fue nombrado presidente del IOR a pesar de no tener ninguna
formación profesional en el sector.
En 1972, a pesar de que el IOR poseía el 52% de
la Banca Católica del Veneto, Marcinkus decide ceder el 37% de las
acciones al Banco Ambrosiano dirigido por Roberto Calvi.
A esta decisión le siguieron una serie de
protestas de los obispos venetos y del entonces obispo Albino Luciani
(quien luego se convertiría en el papa Juan Pablo I).
En protesta, cerraron sus cuentas en la banca del Veneto.
Banco Ambrosiano
En 1982, diez años después de las acciones de
Marcinkus, el colapso del Banco Ambrosiano se convierte en uno de los
escándalos que más han ensombrecido las cuentas vaticanas.
Se trata de uno de los casos de fraude más
grandes de Italia, en el que desaparecieron casi US$1.300 millones en
préstamos a empresas fantasma en América Latina.
El Vaticano se ve salpicado por el escándalo -o
más precisamente el director del IOR, Marcinkus- por haber proporcionado
cartas de crédito para los préstamos.
Sin embargo, su director logra evadir la justicia sólo gracias a la extraterritorialidad de la que goza la Ciudad del Vaticano.
En tanto, Calvi -que escapó del país con un
pasaporte falso- fue hallado poco tiempo después ahorcado bajo el puente
Blackfriars en Londres. En sus bolsillos llevaba cinco kilos de piedras
y ladrillos y US$11.700.
A pesar de que se presentaron cargos contra cinco personas, todos fueron absueltos después de un juicio.
El banco vaticano nunca admitió ninguna
responsabilidad por el colapso del Ambrosiano. Pero una comisión
conjunta entre la Santa Sede y el gobierno de Italia admitió una
responsabilidad moral en la quiebra.
En 1984, el IOR otorgó una contribución voluntaria a los acreedores del Ambrosiano por US$406 millones.
Marcinkus murió en 2006 y siempre proclamó su
inocencia. Su figura inspiró al personaje del arzobispo Gilday en la
cinta "El Padrino III", de Francis Ford Coppola.
Consejo vigilancia
Justo tras los escándalos del Ambrosiano, en
1989, el papa Juan Pablo II, modificó el estatuto que regía a la banca
vaticana y dejó el control a un Consejo de Vigilancia conformado por
cinco cardenales y un Consejo de Sobreintendencia compuesto por cinco
laicos y un director general.
Todos responden directamente al papa. A su cabeza designa a Angelo Calota.
En 1993, el escándalo de corrupción política
conocido como Tangentopolis en Italia y el suicidio de dos investigados:
Gabriel Cagliari y Raul Gardini por el denominado caso Enimont, vuelve a
poner los reflectores judiciales en las cuentas del banco vaticano.
Ambos, Cagliari y Gardini, tenían cuentas en el banco vaticano.
Sin embargo, como una entidad que no tiene
sucursales en tierras italianas y protegida por el Concordato, el IOR
sólo responde a solicitudes del Ministerio del Exterior, así que su
explicación oficial fue que "el IOR no conocía el origen del dinero".
Transparencia
El último de los escrutinios al banco vaticano
inicia en 2008 cuando el papa Benedicto XVI renovó la comisión
cardenalicia y puso al frente a su colaborador más cercano, el
secretario de Estado desde 2006, el cardenal Tarcisio Bertone —que
sustituyó al cardenal Angelo Sodano.
En 2009, Ettore Gotti Tedeschi fue nombrado
presidente del banco vaticano y apenas un año después, la justicia
italiana abrió una investigación en contra de dos directivos de la
entidad bancaria por violar las leyes italianas de lavado de dinero y
llevaron a la policía a incautar US$30 millones en activos del Vaticano
en septiembre de 2010.
Esa investigación volvió a poner a la entidad en
el ojo del huracán. Desde 2007, las normas aprobadas obligan al banco a
revelar la identidad de los autores de sus transacciones.
Tedeschi aseguró entonces que se trató de "un error de procedimiento" y que el banco no tiene "nada que esconder".
Sin embargo, la salida a la luz de los libros
"Vaticano Spa" y el más reciente "Su Santidad" de Gianluigi Nuzzi y una
serie de documentos revelados en los últimos meses –de otro escándalo
conocido como VatiLeaks- confirmaron la serie de luchas internas en la
institución financiera de la Santa Sede.
Se trata de los desacuerdos en la forma de
concretar el cumplimiento de normas internacionales con la intención de
que el Vaticano pueda figurar en una "lista blanca" de países que
cumplen con normas de la transparencia y contra el lavado de dinero.
Sin embargo, la experta en asuntos del Vaticano,
Alessandra Buzzetti insiste en que más allá de los desacuerdos, el
problema está en las "fugas de información" que revelan "una incapacidad
objetiva de gestión de parte de la Curia del Estado".
Por lo pronto, este jueves el Vaticano intentó
poner fin a los escándalos con un inédito comunicado explicando la
destitución de su director.
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