El cambio de estilo en el Palacio del Elíseo el
próximo 15 de mayo, cuando François Hollande reemplazará a Nicolas
Sarkozy como presidente de Francia, no sólo será cuestión de hombres.
También habrá un cambio femenino. La sucesora de
Carla Bruni y nueva primera dama de Francia, Valérie Trierweiler, tiene
47 años y es periodista.
Los franceses la descubrieron poco a poco
durante la campaña electoral de su compañero.
Y
todos pudieron verla la noche de la elección, cuando subió al escenario
de la ciudad de Tulle con un ramo de rosas rojas –un símbolo de los
socialistas– y le dio un beso a François Hollande al finalizar su
discurso después de ganar los comicios.
La mujer que va a reemplazar a la exmodelo y
cantante Carla Bruni tiene la elegancia que requiere el cargo que la
espera. Un cargo que, según dijo, aún no sabe definir.
Sin embargo, el ámbito de la política, en el que
va a tener que moverse, lo conoce muy bien, después de haber trabajado
desde hace más de veinte años como periodista especializada en asuntos
políticos.
La pareja se conoció a finales de los años 80 y lleva varios años juntos, aunque no están casados.
Valérie Trierweiler acompañó a su novio durante
los años difíciles de su carrera, cuando finalizó su mandato como primer
secretario del Partido Socialista en 2008 y muchos de sus compañeros le
dieron la espalda.
Periodista política
A partir de ahora, estará del otro lado del
espejo. "De hecho, es un poco como entrar en mis notas, como las
películas en las que el espectador entra y se convierte en un actor. Es
más o menos lo que siento", confesó recientemente en una entrevista.
Algunos medios la consideran más parecida a Cécilia -la segunda mujer de Nicolas Sarkozy- que a Carla Bruni.
"Ella está muy presente junto a él, primero
físicamente porque lo acompaña cuando viaja y también en el nivel
afectivo, lo cual es muy importante durante la batalla", explicó a BBC
Mundo Raphaëlle Bacqué, periodista del diario Le Monde especializada en política, que debutó con Trierweiler.
"Ella está muy presente junto a él, primero físicamente porque lo acompaña cuando viaja y también en el nivel afectivo, lo cual es muy importante durante la batalla"
Raphaëlle Bacqué, diario Le Monde
"Además, por su trabajo, conoce muy bien a la
gente del Partido Socialista y emite juicios justos sobre ellos.
Hollande no sigue todos sus consejos, pero sí hablan mucho de política.
Tiene un papel parecido al que tenía Cécilia para Nicolas Sarkozy",
añadió.
En su vida personal, Trierweiler está divorciada
dos veces y es madre de tres hijos de 15, 17 y 19 años. La primera dama
dijo que no quiere depender del Estado francés para atenderlos. Por
ello, dijo, pretende seguir trabajando como periodista.
"Yo no pienso que lo podrá hacer. Existe un
conflicto de intereses evidente y creo que será lo suficiente razonable
como para verlo. No sé lo que va a hacer, ni tampoco ella lo sabe",
comentó Raphaëlle Bacqué.
La pareja del "hombre normal"
La compañera del que se describió como el
"hombre normal" de las presidenciales, tenía que ser una francesa como
cualquier otra. La vida y los orígenes sociales de Trierweiler cuadran
con esta imagen.
A diferencia de Carla Bruni –heredera de un rico
industrial italiano– Valérie Trierweiler se crió en una familia de poco
dinero, junto con cinco hermanos, en una pequeña ciudad del oeste de
Francia. Su padre fue víctima de accidente de mina en 1944 y quedó
inválido.
Pero algunos analistas apuntan que un posible
problema para la pareja podría radicar en su relación con Ségolène
Royal, ex mujer de François Hollande y figura destacada del Partido
Socialista francés, al que representó como candidata presidencial en
2007.
De hecho, en aquel momento, François Hollande
hubiese podido convertirse él mismo en "primera dama" de Francia si
Royal hubiera ganado las elecciones contra Sarkozy.
Pero cinco años después, las cosas han cambiado
mucho para el que será séptimo presidente de la V República francesa,
incluida la persona con quien comparte su vida.
"Las relaciones de la pareja con Ségolène Royal
son pésimas y esto podría convertirse en una dificultad a nivel
político", analizó Bacqué.
Y, señala, este podría ser el primer obstáculo de la pareja dentro del mismo Partido Socialista.
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