No es raro que un venezolano -y muchos otros
latinoamericanos- conozcan la primera primera línea de "Alma llanera":
"yo nací en una ribera del Arauca vibrador". Lo que puede parecer más
sorprendente es que esa canción del folclore venezolano haya apasionado a
un grupo de japoneses.
Son la Estudiantina Komaba, un grupo de
estudiantes de la Universidad de Tokio liderados por el profesor Jun
Ishibashi que presumen de "Alma llanera".
"Si ya ha habido en Japón hasta un
millar de interpretes del arpa paraguaya, varios miles del charango
boliviano, decenas de miles de samba brasileña, ¿por qué no de la música
venezolana?", le cuenta a BBC Mundo Ishibashi, alma máter del grupo.
La estudiantina nació en 2009, con el concierto
de fin de curso de los alumnos de "Introducción a la interpretación de
música latinoamericana", materia a la que se pueden inscribir alumnos de
primer y segundo año de la Universidad de Tokio.
"La forman los egresados de la clase que tienen
ganas de seguir tocando la música venezolana durante todo el año",
comenta Ishibashi.
"La gran mayoría de los estudiantes del curso no
han escuchado la música venezolana antes –exceptuando 'Moliendo Café'–,
aunque hay algunos que vienen ya estimulados por los
conciertos-conferencias de músicos venezolanos que visitan la
universidad".
Son unos 20, de ellos un núcleo de diez "muy
comprometidos", procedentes de varias facultades. "Tenemos futuros
médicos, abogados, economistas, antropólogos, pedagogos, diplomáticos,
químicos, ingenieros, arquitectos, matemáticos, etc.".
Y Hemingway
¿Cómo surge un grupo de música venezolana en el
seno de una universidad japonesa? Ahí es donde entra en juego el propio
Ishibashi, que se enamoró de Venezuela durante su estancia en Caracas,
donde trabajó en mercadeo para una empresa japonesa de 1987 a 1996.
El profesor dio un giro completo a su vida
cuando a los 35 años dejó la empresa por la investigación académica en
el campo de la cultura popular venezolana.
"Mi interés por la cultura latinoamericana nació
desde mi niñez de haber escuchando tangos, boleros y mambos en mi casa.
En la adolescencia leí novelas de Ernest Hemingway, quien me llevó a
vivir locamente enamorado de la cultura hispanohablante".
Pero Ishibashi contó "con el afán del maestro
Maurice Reyna, agregado cultural de la embajada de Venezuela en Tokio y
cuatrista consagrado" con cuya ayuda se propuso relanzar la difusión de
la interpretación de música venezolana en Japón.
Con ese objetivo, se creó la cátedra, comenzaron las clases de interpretación y finalmente se fundó la Estudiantina Komaba.
"El hecho de poder mantener en Japón un grupo
dedicado a la música popular-tradicional venezolana con más de 30 piezas
en su repertorio, capaz de dar conciertos de dos horas, apenas cuatro
años de fundación, sería en sí un éxito que no podría ser logrado por la
pasión de un par de locos".
¿Predicando en el desierto?
De momento, la Estudiantina Komaba es un
fenómeno casi exclusivamente universitario. Celebran sus recitales en
los campus de la Universidad de Tokio para un público eminentemente de
la comunidad académica.
Aunque también han llevado su música fuera de
las aulas. Ya han tocado en siete de las 47 provincias japonesas (se
proponen recorrer toda la geografía nipona) y han sido invitados por
diversas ONG o la propia embajada venezolana en Japón.
Además, reciben talleres de cuanto músico
venezolano visita sus tierras. Próximamente contarán con la presencia de
Cheo Hurtado, gran exponente del cuatro, el instrumento nacional de
Venezuela.
Y la idea parece que está cundiendo. En su canal
en YouTube, llamado jomocovi, el vídeo más popular, "Alma Llanera",
cuenta con más de 56.000 visitas. "Dentro de Japón, es una cifra casi
inalcanzable para un grupo de aficionados".
"Lo nuestro es un grano de arena en el desierto,
pero estamos muy motivados por ser pioneros", cuenta Ishibashi.
"Nuestro sueño es realizar una gira por Venezuela dentro de cinco años".
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