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domingo, 6 de mayo de 2012

Sexo, pandillas y el ocaso de las fiestas de funk carioca

El retumbar de los bajos de las fiestas de baile funk en Río de Janeiro era hasta hace poco un sonido omnipresente en la ciudad brasileña todos los fines de semana.


Pero en los últimos años, las fiestas se han ido prohibiendo en muchos lugares, y este ritmo va quedando confinado a salones vigilados por la policía y a discotecas con poca personalidad.
El silenciamiento de las fiestas es parte de una ofensiva más amplia de las Unidades de Pacificacón de la Policía, conocidas como UPP.
Baile de funk
Los bailes suelen estar patrullados por pandillas.
Las UPP forman parte de operativo a gran escala del ejército y la policía de seguridad puesto en marcha para desmantelar la estructura de poder de las bandas de narcotraficantes armados de Río de Janeiro, que controlan muchas de las favelas, los barrios marginales de la ciudad.

Hasta el momento las UPP se han instalado en 19 favelas de Río, y hay planes para expandirlas en más barrios antes del Mundial de Fútbol de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, que tendrán lugar en la ciudad.

Las fiestas de funk carioca, de las que se sospecha que sirven para juntar fondos para la delincuencia organizada, solían estar patrulladas por miembros de las pandillas fuertemente armados.

La policía dice que interrumpió las fiestas en muchos barrios pobres para impedir que los delincuentes se financien gracias a ellas.

También lo hizo para frenar el ruido que perturba a los residentes de las favelas y a las personas de las áreas vecinas, a menudo de clase media.
Pero la medida enfureció a los fans de la música popular.

No después de las 2 am

En la favela de Cantagalo la policía llegó a un acuerdo después de que la gente se quejara de la prohibición.
El teniente Caio Pesqueira, que patrulla Cantagalo como parte de las UPP, dijo que las fesias que se extendían toda la noche les molestaban a los vecinos y a los residentes de la vecina zona de Ipanema, una de las zonas más ricas de Río de Janeiro.

"Hemos acordado que las fiestas puedan hacerse hasta las 2 de la mañana, pero a las personas menores de edad no se les permite ir", dijo. "Yo prefiero que los jóvenes a participen en algo constructivo en lugar de volcarse a la delincuencia".

Pero el músico de funk MC Leonardo dice que las prohibiciones no tienen nada que ver con la contaminación acústica sino que se basan en un prejuicio contra los ciudadanos más pobres de Río de Janeiro, muchos de los cuales disfrutan de esa música.
También es un golpe contra una parte única de la cultura de Río de Janeiro, dice.
MIA
Artistas como la británica M.I.A. se nutren del funk carioca.
"No he visto nada tan vergonzoso como las UPP desde el gobierno militar en Brasil. La paz es un sentimiento, no se le puede imponer a la gente", dice MC Leonardo.

"El funk es un lenguaje que el que vive en una favela entiende. Las letras del funk hablan de su vida. No vamos a ganarnos a la gente criminalizándola, tenemos que usar el funk para abrir el debate".

Las fiestas de baile funk se iniciaron en la segunda ciudad de Brasil en la década de 1980, adaptando el ritmo repetitivo de la música Miami Bass con letras de rap contundentes y melodías contagiosas.

Los hombres van a los bailes con calzados sofisticados y las mujeres lo bailan de manera muy sexual, con mucho movimiento de caderas.

El baile funk ha llegado a ser popular a nivel internacional e influyó en artistas como la británica M.I.A.

Sin embargo, las letras han generado controversia debido a su contenido a menudo explícitamente sexual o violento. 

Un subgénero del funk conocido como proibidão –en portugués, "prohibido"- es famoso por sus contundentes canciones sobre la violencia de las pandillas y las imágenes violentas que cuelgan en Youtube.

En una canción de MC Dodo, titulada "Perdóname madre", el cantante le pide disculpas a su madre por haber elegido una vida de delincuencia, mientras que las imágenes del videoclip muestran en las noticias a una madre arrojándose sobre el cuerpo de su hijo muerto tras un tiroteo. 

La policía encarceló a cuatro músicos de funk durante una operación de gran envergadura para recuperar el control de una gran favela en las afueras de Río, el Complexo do Alemao, en noviembre de 2010. 

Usaron las letras como prueba de los vínculos que tenían con las bandas que durante muchos años funcionaron en las favelas de esa zona. 

"Ellos estaban cantando sobre lo que sabían. Nadie puede ir a la cárcel por eso", se queja Leonardo MC.

Gloria pasada

Debido a las prohibiciones, la música funk ahora se oye a menudo en discotecas grandes, con aire acondicionado, bailarines y espectáculos de luz.

La música suena en programas populares de televisión para niños e incluso en propagandas de partidos políticos.
Funk baile
Los críticos dicen que la letra y los bailes degradan a las mujeres.
Para algunos fans, es una señal de que los días de gloria del funk son cosa del pasado.

"Yo solía ir a las fiestas, pero no voy desde hace unos dos años, a pesar de que son más seguras ahora. Ya no son lo mismo desde que la policía tomó el control de la comunidad, el ambiente es diferente", dice el aficionado Rodrigo Alves. 

La policía y el ejército están tomando gradualmente el control de más barrios marginales de Río de Janeiro, pero las tensiones siguen siendo altas en la Rocinha, considerada la favela más grande de Brasil.

Los intentos de instalar una presencia policial allí comenzaron en noviembre pasado, pero no han funcionado tan bien como en otros barrios.

Los enfrentamientos entre la policía y las bandas de narcotraficantes provocaron nueve muertes en Rocinha en un mes, entre ellas la de un policía.

Uno de los enfrentamientos ocurrió en una fiesta de funk.
Mientras tanto, las letras de la música funk que persiste en la Rocinha atacan a la policía y anhelan el día en que los traficantes de drogas volverán y recuperarán el control de los barrios bajos.

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