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lunes, 21 de mayo de 2012

"Pensar como un gusano", la clave para resolver un crimen

Martin Hall tuvo que acostumbrarse a ver -y oler- cosas espantosas como parte de su trabajo.
Lo que ahora hace a diario tiene muy poco que ver con lo que de niño creyó que haría cuando fuese grande.

Fascinado desde pequeño con los insectos, Hall coleccionaba escarabajos y moscas que atrapaba en su Zanzibar natal, en el este de África.

De joven se dedicó a estudiar el tema en profundidad, y, en 1989, comenzó a trabajar como entomólogo forense en el Museo de Historia Natural de Londres.

Parte de su labor consistía en analizar las enfermedades que sufrían los animales y vincularlas con los insectos.

Hasta ese momento, su trabajo no tenía la más mínima relación con ninguna clase de cadáver humano. Pero todo cambió en marzo de 1992, cuando la policía halló el esqueleto de una mujer en los bosques de Dorset, en el suroeste de Inglaterra.

Nuevos horizontes

Hall en acción

Insecto
Muchos insectos se dispersan después de haber comido. Afuera puede ser cuestión de unos metros. Dentro pueden llegar más lejos. 

Buscamos a los insectos más viejos en el cuerpo, eso nos da un indicio de cuánto tiempo pasó desde que el cuerpo está allí.

Si el cadáver está al aire libre y es verano, sabemos que los insectos lo encontrarán en las próximas 24 horas, por eso la edad de los insectos en el cuerpo es importante. 

También hay que pensar en otros elementos. ¿Cuán consistente es la presencia de esos insectos en la escena? ¿Pudo el cuerpo haber sido traído de otro lado?

Muchas veces hay una relación entre la parte del cuerpo que se están comiendo los insectos y la causa de la muerte (por un tiro, por ejemplo)

La policía sabía que la entomología forense podía ofrecer la respuesta que ellos no podían hallar siguiendo los métodos tradicionales. Y así fue como las autoridades convocaron por primera vez a Hall.
"Para mí se abrió un mundo completamente nuevo", dice este hombre de 57 años.

"De repente me vi involucrado en una situación que jamás me habría imaginado".
A través del análisis de la edad y del tipo de insectos y larvas en la escena, Hall descubrió desde cuándo el cuerpo se encontraba allí.

Esta información le dio a la policía un foco en la investigación y un marco temporal en el que el cadáver pudo haber sido depositado en el bosque.

Desde entonces, Hall ha participado en numerosas pesquisas. Él forma parte de un selecto grupo de expertos en insectos en los que confía la policía.

En la actualidad, este trabajo le toma cerca de la mitad de la semana. En promedio, tiene entre 10 y 20 casos por año.

"La primera vez que ves un cadáver es inquietante, pero ahora me siento bastante cómodo", dice.
"Por lo general, los cadáveres hallados dentro de un departamento presentan más dificultades que los que se encuentran al aire libre".

"Cuando un cuerpo está en un campo puedes -hasta cierto punto- controlar tus emociones y observar la escena desde la distancia".

"Mientras que en una casa", agrega, "hay más artefactos y señales de vida, más claves que hacen evidente que se trata de una persona que estuvo viva hasta hace poco tiempo".

Mirada alerta

Martin Hall
Desde pequeño, Hall sintió fascinación por los insectos.
En la escena del crimen Hall puede pasar desde horas hasta días.
"Tienes sólo una oportunidad para reunir evidencia y es vital no perderse nada", explica el entomólogo forense.

"Tienes que pensar como un gusano. ¿A donde iría si fuese un gusano? ¿Qué haría?
Trabajar dentro del sistema legal es algo que no guarda demasiada relación con la ciencia, pero para Hall, quien ahora es director del Departamento de Entomología del Museo de Historia Natural, es una actividad "extremadamente gratificante".

"Mucha gente se pasa el tiempo haciendo investigaciones que no llegan a ningún resultado. Para mí, es fantástico llegar a conclusiones cada pocos meses, cuandos se resuelve un caso criminal".

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