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jueves, 13 de mayo de 2010

PROCEDER

Por Lincoln López

De mil maneras se ha expresado la democracia en el mundo a través del tiempo,

desde que en la antigua Grecia, los atenienses inventaron ese concepto y sistema político: “el gobierno (krátos) del pueblo (demos)”.

Esa modalidad consignó el derecho al voto con una contradicción, y es que era otorgado a una pequeña minoría dominante. Algunos historiadores fijan en un 10 % los que podían ejercer el sufragio, quedando excluidos la mayoría de trabajadores, campesinos ( clasificados por la cantidad que producían, es decir, control económico), los que aportaban comida, armas y caballos para la guerra, es decir, control militar, eran Los Caballeros que podían ser elegibles y electores. Y también quedaban excluidos los esclavos, extranjeros, mujeres y niños.

De ahí en adelante partiendo del continente europeo la humanidad ha tejido todo un sistema heterogéneo y multiplicativo de formas democráticas con sus respectivas similitudes y diferencias, tanto en el orden ideológico como cultural, especialmente luego que se conocieron los ideales de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” de La Ilustración, más los aportes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de Norteamérica de 1776 y la Revolución Francesa de 1789. Hoy día, por ejemplo, si usted lee el estudio titulado “Variedades de democracia” se encuentra que la lista es amplia. Existe la participativa, de consenso, directa, monárquica-constitucional, islámica, independiente, representativa, republicana, social, soviética, totalitaria…

Ahora bien, todo eso va de la mano con el grupo dominante económico y militar, para esta época llamado capitalismo que no deja que su voluntad se materialice más allá de ciertos linderos.



Pero las democracias, al margen de la doctrina y del factor impositivo por un grupo, tienen por lo menos un denominador común: las elecciones. Es verdad que ellas han estado cargadas de vicios, salvo honrosas excepciones. Aquí hemos tenido un poco de todo: Presidentes elegidos por votación y por farsas electorales, por revolución, por golpes militares y por insurrección armada. Por otro lado abunda el clientelismo, el fraude, la infamia…

Caramba, es verdad que a veces resulta “fuerte” elegir entre dos candidatos, “Frankenstein o Drácula”, o entre Los Picapiedra y Trucutú (como apareció en Taringa). Y con razón, una parte de la ciudadanía ante esa reiterada situación le ha quedado un sabor amargo. Cierta frustración. Pérdida de fe.

Entonces procede. Proceder es mejor que no hacer.

Creo que debes “proceder a votar” el próximo domingo 16 de mayo en las

Elecciones Congresionales (Senadores y Diputados) y Municipales (Alcaldes y Regidores).

Procede como dice el poeta argentino Almafuerte:

“No te des por vencido, ni aún vencido,

No te sientas esclavo, ni aún esclavo; …

Ten el tesón del clavo enmohecido

que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;

no la cobarde estupidez del pavo

que amaina su plumaje al primer ruido.

Procede como Dios que nunca llora;

o como Lucifer que nunca reza;

o como el robledal, cuya grandeza

necesita del agua, y no la implora…

…PERO PROCEDE!



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