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martes, 25 de mayo de 2010

Enamorados... Pretendientes

Tiberio Castellanos
Veterano comunicador residente en Miami
A mi amigo Jorge, quien suele ir conmigo de compras (caminando) al supermercado, le señalo una muchacha con una "cintura de agua", como diria un poeta. ¡ Mira eso, Jorge!.


Es que además, es refrescante ver entre tanta barriga y tanta "llanta", un hermoso cuerpo humano. Podría decir también, un bien cuidado cuerpo de mujer. Bueno, pero Jorge, que es al igual que yo, cristiano, me advierte del riesgo de pecar con mi pensamiento.

 Y en parte estoy de acuerdo con él. Pero sólo en parte. Porque le recuerdo que la cita bíblica, la advertencia de Jesús, dice: cualquiera que mire a una mujer, deseándola en su corazón, ya cometió adulterio con ella. Sí, deseándola. Es decir, no sólo admirando su belleza física, su estampa, sino, pretendiendo, imaginando tener con ella un contacto, que ya no sólo es visual y estético, sino de otra muy distinta naturaleza.

El otro dia, le explicaba yo a una joven, la diferencia que existe entre el enamorado y el pretendiente. Claro, que en muchos casos coinciden, eso es cierto.

Le decia que, con frecuencia, los niños del kinder se "enamoran" de su maestra. Pero, no pretenden otra cosa, cuando esto sucede, sino volver alegremente a clase el dia siguiente.

Asimismo, los viejos de mente sana ( y yo pretendo ser uno de ellos), se enamoran sencillamente, sin pretender otra cosa. Y lo mismo puede ser de un cuerpo femenino del viejo modelo griego, que de un automóvil del nuevo modelo alemán. En ambos casos, la admiración del modelo no generará en mi mente mas que una satisfaccion estética (de niño todavía, aunque ya casi adolescente, coleccionaba fotos de la encantadora actriz Shirley Temple y del boxeador Billy Conn, a quien llamaban el Apolo de Pittsburgh).

Considero, que un viejo sano estará siempre enamorado. De algo, de alguien. De una persona, y a veces de más de una, de una cosa, de un evento, etc. Y así, nunca necesitará medicamentos para, la muy mentada, depresión.

No estoy seguro, pero quizás estoy sugiriendo que es entre la niñez y la vejez donde están las edades para la pretensión y el logro. Y digo que ojalá, siempre, vengan estas realidades precedidas de un enamoramiento puro, incontaminado y duradero.

Un abrazo,

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