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viernes, 31 de julio de 2009

Los derechos de Hipólito


El autor,es nuestro columnista invitado de Perspectiva Ciudadana

Alrededor del proyecto presidencial de Miguel Vargas se ha pretendido crear una atmósfera de la unanimidad absoluta. Y el amén. Cualquier quejido es amenaza al poder soñado. Y parece exigirse a todos, al buey completo, asumir la de las tropas en revista presidencial.



Con quijada en alto…y que pase Miguel.Mucho antes de ser “designado” presidente del Partido, que no electo por las bases, los estrategas de Miguel habían dicho que buscarían la presidencia del PRD y desde allí la candidatura presidencial.



Y todo a sabiendas de que los estatutos prohíben sus aspiraciones desde el cargo partidario. Tal es la urgencia, que obvió la fuerza de la legitimidad del voto universal de las bases. Y a tres años del 2012.¿Por qué el apuro de los miguelistas?. ¿Por qué pretender tanto?



Sin dudas buscaban aprovechar el efecto de su participación electoral del 2008 en cuyas elecciones alcanzaron un 40%. Una barrera cuya superación sorprendió a todos, y que los miguelistas han utilizado para encaminar sus propósitos de un liderazgo sin rivales.El proceso electoral siguiente es el congresual y municipal del año próximo.


Pero se han invertido las prioridades en el PRD. Todos saben que se está apurando el proceso definitorio del 2012 a lo interno del Partido mediante el “puente” de la presidencia partidaria primero y sirviéndose de las expectativas creadas en las elecciones pasadas, y cuya fidelidad se busca garantizar lanzando, de madrugada, el proyecto Miguel.


Y antes de que surja aquel al que siempre se ha temido después del acuerdo Leonel-Miguel. Hipólito, después del acuerdo, tiene el legítimo derecho a buscar la presidencia y hasta a pretender enmendar los errores del pasado desde el gobierno.


Y a cambiar la imagen negativa dejada en la memoria popular.Se ha suspendido el proceso convencional para elegir a las autoridades partidarias a conveniencia de un grupo y en detrimento de otros.


No existen objetivos comunes, como reclama doña Ivelisse Prats, sino liderazgos individuales que precisan espacios y un equilibrio de fuerzas para el que no existe árbitro hoy.Tanta glotonería empacha. Miguel Vargas lo quiere todo y sin esperar la etapa de las congresuales es ya el único candidato presidencial.

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