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sábado, 30 de mayo de 2009

Experto afirma método de “mano dura” y represión policial colapsó en América Latina







Un experto en derecho penal internacional y juez suplente de la comunidad de San Martín, de Argentina, afirmó ayer que el método de "mano dura" y represión para combatir la delincuencia fracasó en todo el mundo y de manera especial en los países de América Latina, donde dijo, los índices de criminalidad aumentan cada día.


“El sistema represivo colapso en todo el mundo y lo largo de la historia tampoco ha sido efectivo para reducir la ocurrencia de delitos”, precisó el doctor Diego Dieguez Ontiveros.



Dijo que la criminalidad debe ser enfrentada de manera estructural, solucionado las causas del problemas, con una política inteligente, participativa y zonal, ya que cada país tiene sus propias características. Advirtió, además, que por si solo ningún cuerpo policial podrá combatir la delincuencia de manera efectiva.



El tema de la delincuencia es un tema complejo, y yo creo que la Policía por si sola pueda reducir ese conflicto, ya que la realidad social de la delincuencia los excede como elemento de represión, por lo que tiene que existir una gran educación y formación de los agentes del orden de la mano con un pago digno que le permita vivir con dignidad.



Agregó, además, que tienen unificarse muchos factores entre ellos el fortalecimiento de las estructuras familiares y formas productivas de trabajo, para que nadie tenga que transgredir la ley para conseguir el sustento.



Entiende que si se logra que las políticas sociales sean redistributivas entonces se podrá enfrentar con éxito la criminalidad y la delincuencia en poco tiempo.



El experto argentino se refirió a estos temas al dictar la conferencia “Política Criminal y Derechos Humanos” en el salón de actos de la Universidad del Caribe (Unicaribe). Su participación se produce ante una invitación del doctor Pedro Duarte Canaan, decano de la facultad de derecho de Unicaribe.



Dieguez Ontiveros enfatizó en que las políticas preventivas tienen que ser implementadas de manera conjunta con el respeto a los derechos humanos.



Lamentó que en la mayoría de los países latinoamericanos en las políticas criminales no se tomen en cuenta cuestiones básicas de respeto a los derechos humanos.



“Las autoridades de turno de cada gobierno o cuerpo policial sólo resuelven de manera coyuntural los problemas de delincuencia ante la presión de los medios, y entonces inician una política de mano dura y represión, que calma la situación, pero después surge con mayor fuerza”, precisó.



Policía capacitada y bien paga:
El experto en derecho penal internacional dijo que la profesionalización de los agentes policiales y un salario adecuado, es vital para que cualquier sociedad tenga un bajo índice de criminalidad. “Un policía tiene que trabajar sin la necesidad de recurrir a otras labores o actos de corrupción para sustentar su familia”.



“Lamentó que ser policías de Latinoamérica es una salida laboral, y no una cuestión de vocación, lo que deja fuera a los mejores hombres y mujeres”, apuntó Diegue Ontiveros.
Entiende que ningún ser humano que trabaje sin vocación de servicio podrá brindar un buen servicio a la sociedad.



Dijo que un ejemplo del fracaso de la mano dura para enfrentar la criminalidad lo representa la situación El Salvador, donde dijo la política de mano dura contra la delincuencia colapsó, ya que cada día es mayor el número de jóvenes que forman parte de las maras o bandas.



Recomendó que lo ideal fuera implementar políticas de prevención a los fines de llegar antes de tener que tener que aplicar las medidas represivas o de mano dura.



“Para nadie es un secreto que la política represiva no ha logrado reducir los índices de criminalidad en ninguna parte del mundo”, dijo.



Recordó, además, que a lo largo de los años el sistema de represivo nunca ha servido para reducir los delitos en la sociedad.



Nunca desaparecerá la existencia de delitos, ya que las transgresiones son inherentes a los seres humanos, pero si lo que tenemos que lograr es una sensata cantidad de crímenes y delitos al punto que la sociedad no la perciba como una trasgresión de carácter social. “Que no se cometan delitos alegando necesidades”.


Fuente ,Nuevo Diario .

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