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domingo, 24 de mayo de 2009

Calles y avenidasAngelita, recuerdo vivo de Trujillo




Escrito por: Ángela Peña (a.pena@hoy.com.do)
Todavía se le rinde culto a la Era del tirano Trujillo, al designar con el nombre de su mimada hija Angelita un recién inaugurado salón multiusos y una calle en La Ciénaga, en Manoguayabo, donde estuvo la hacienda de ella.


En el plácido e impenetrable refugio donde reside la única hija sobreviviente del matrimonio de Trujillo con la primera dama María Martínez, quizá desconozca que hay una comunidad en la República que todavía le rinde culto al designar con su nombre la avenida principal, un recién inaugurado salón multiusos y un sector que sigue llamándose, como en los más esplendorosos momentos de “la Era”, “Hacienda Angelita”.


No están equivocados la “Guía de Santo Domingo” ni los mapas actualizados que destacan con grandes letras la denominación. Moradores de La Ciénaga, un acogedor y paradisíaco entorno abundante en árboles frutales, palmas, cocoteros, arrullado por el rumor de un claro arroyito, confirmaron que la vía es homenaje a la “Mimada” del llamado “Jefe”, que en 1955 fue coronada “Reina de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre”.


La arteria que la recuerda es tan extensa que prácticamente empalma con la autopista Duarte. Durante la tiranía estuvo pavimentada para que “la preciosa damita” dueña de aquellos predios montara a caballo y se deleitara con el verdor y la frescura de esa naturaleza pródiga. Pero hoy tiene tramos rústicos porque, según se informó, Obras Públicas comenzó a modernizarla e interrumpió los trabajos.


El rótulo ya no tiene el apellido de la que se dice fue caprichosa criatura del nefasto régimen. Sólo dice “Angelita”. A la entrada, la foto sonriente del joven síndico Francisco Peña anuncia, entre otras obras, el “Multiuso La Angelita”.


“Esto era una avenida”. Alberto Hernández de la Cruz, el más antiguo poblador del lugar, dice que cuando Angelita tenía allí su hacienda, “esto era una avenida, pasaban los vehículos y llegaban hasta el kilómetro 14 ó 22 de la pista. La entrada original está por Manoguayabo”. Limpiaba a machete y cuidaba las propiedades de los dueños originales, que no eran precisamente los Trujillo, y se ha quedado en el sitio tras el ajusticiamiento.


Aquello era un espléndido retiro donde perduran viejas escalinatas, piedras, enredaderas, mangos, aguacate y residuos de un puentecito que evoca el viejo servidor, hoy abatido por la enfermedad y los años tras medio siglo en labores tan primitivas.


Cuenta que se cultivaba arroz y que tras la muerte de Trujillo “se han ido vendiendo terrenos”. Hay un club muy hermético, de paredes altas que impide la mirada al interior, llamado “Ursies”, supuestamente de suizos.


El presidente de la Junta de Vecinos, Ramón Abreu (Pino) y su esposa Juana Angelita Fernández relatan la historia que han escuchado. “Los dueños originales eran de apellido Rodríguez, entre sus descendientes están Ángel Luis, que es regidor; Emilio y Rigoberto.


Trujillo les quitó sus tierras y se las dio a Angelita que tenía ahí vacas y caballos, las calles eran de piedra. Nosotros hicimos diligencias y comenzamos a trabajar para que las asfaltaran. Los ingenieros Jesusito Paniagua y Bienvenido Prats comenzaron los trabajos pero los descontinuaron porque el gobierno no les terminó de pagar. El síndico Francisco Peña asfaltó “Las Flores” y parte de la “Angelita Trujillo” y está haciendo el salón multiuso para cooperativa y escuela laboral”.


Su esposa comentó que Angelita Primera “caminaba siempre por aquí, le gustaba el área, montaba a caballo”. Afirma que allí no hay corrupción ni ruidos, contaminación ni vicios. Pino confiesa: “Le hemos dejado el nombre porque lo encontramos. Las demás calles tienen nombres de flores”.


Juan Bautista Rojas, nieto del presunto primer dueño, narró a regañadientes y negado rotundamente a ser fotografiado, que parte de esas tierras, llamadas también La Jungla, eran de su abuelo Pedro Rodríguez y su padre Moisés Rodríguez, quienes poseían allí fincas de ganado y frutos menores.


“Angelita tenía una finca que iba desde Villa Colina hasta llegar a Operaciones Especiales. Ella quiso ampliar para hacer una salida a la hoy calle Alberto Beltrán y tomó parte de la tierra que era de nuestros antepasados. Nos dejaron una parte”, explicó.


Agregó que no pudieron recuperar su patrimonio tras el tiranicidio porque “los bienes de Trujillo pasaron al Estado”. Refirió que el abuelo llegó a hablar con el tirano “para no ser afectado”, pero nada le fue devuelto. Remitió consultar a Euclides Gutiérrez Félix, “que conoce bien esa historia”. El destacado historiador reside en los alrededores.


Angelita Trujillo
La “encantadora” y muy aclamada hija del dictador nació en París, el 11 de junio de 1939, el mismo día que falleció su abuelo cuatro años antes, por lo que el Generalísimo “decidió que le fuera celebrado el día de su santo y no el de su nacimiento alegando que esa fecha era muy triste para él”, relata Fernando Infante, biógrafo de esa familia.


El primer matrimonio de María de los Ángeles del Sagrado Corazón de Jesús fue con el coronel Luis José León Estévez (Pechito) el 4 de enero de 1958. Procrearon tres hijos: Luis José, Rafael Leonidas y María de los Ángeles León Trujillo. En 1969, hace 41 años, casó con el coronel piloto Luis José Domínguez Rodríguez, y fruto de esa unión que aún perdura son: María Mercedes, Luis José Ramfis, María Laura Domínguez de Silva y María Julia Domínguez Trujillo.


Reside en Miami, “sin ninguna clase de estrechez”, contó Infante, quien es muy allegado a la pareja que define unida y de profunda devoción cristiana. Se dedican al negocio de bienes raíces “y es admirable el sentido de respeto y admiración hacia los padres de Angelita”, manifiesta el cronista. Comunicó que la dama tiene una voz muy agradable “y no canta mal, y Luis José es amante de la guitarra y también canta en ocasiones de expansión íntima”.

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