La vivienda, abandonada durante años por un
litigio legal, finalmente ha encontrado comprador: Omar Restrepo, un
importador de maquinaria pesada.
El comerciante ignoraba la historia
de la casa. Él sólo buscaba una vivienda abandonada para remodelar.
Justo antes de firmar la compra, el encargado de la venta le comentó:
"tengo que decirle algo. En esta casa mataron a Pablo Escobar".
"Los documentos estaban en regla y no me
importó. No conocí a Escobar y tampoco tuve negocios con él", detalla
Restrepo a BBC Mundo.
Durante años la casa sirvió de refugio a
drogadictos e indigentes mientras se definía su situación legal.
Paralelamente crecía el aura de misterio de la vivienda y la visita de
curiosos locales y extranjeros que querían conocer el lugar donde
mataron al jefe del Cartel de Medellín.
"Después de la muerte de Escobar la fiscalía
inició un proceso de extinción de dominio que dura quince años porque se
asumió que el inmueble era del capo. Al final se encontró al dueño que
no tenía nada que ver con Escobar. Él simplemente le había alquilado la
vivienda a una mujer", detalla a la BBC el periodista Néstor Alonso
López del diario El Tiempo.
Allí se atrincheró Escobar con sus
lugartenientes mientras las autoridades colombianas y estadounidenses le
buscaban por todos los rincones de Medellín. El capo, que para entonces
amasaba una fortuna de más de US$3.000 millones, según Forbes, se
escondía en una pequeña habitación.
El 2 de diciembre de 1993, a raíz de una llamada
que Escobar le hizo a su hijo con motivo de su cumpleaños, los aviones
que permanentemente peinaban la ciudad esperando un error del capo,
encontraron el sitio exacto donde se escondía.
El Bloque de Búsqueda, un cuerpo especial de la
policía, llegó a la casa del barrio Los Olivos. Un Escobar barbado y
obeso, que había huido de decenas de operativos, moriría disparando
sobre el tejado de la vivienda.
Ni fantasma ni dinero escondido
"Desde la muerte de Escobar han existido muchos
mitos con la casa. Que si Escobar dejó alguna caleta (dinero escondido) o
que si su fantasma todavía deambula por ahí", detalla López.
El día de la muerte del capo miles de personas se acercaron a la casa para comprobar si era verdad.
"Escobar fue un personaje nefasto que pusó en jaque al estado colombiano. Una especie de Al Capone o Chacal que están rodeados de un aura de misterio"
Nestor Alonso López, periodista
Restrepo, el nuevo propietario, subraya que en
la casa no hay ni fantasmas ni dinero oculto. Cuando le entregaron el
inmueble lo encontró desmantelado, sin baños, cerraduras ni alambrado
eléctrico.
El comerciante señala que ha declinado una
oferta de compra del hijo de Escobar, Sebastián Marroquín. Así mismo,
agrega, le dice a los curiosos y medios que se acercan que si quieren
alguna foto que la tomen desde afuera porque adentro no vive Escobar
sino él.
Tanto la casa como la tumba de Escobar, así como
sitios emblemáticos de su vida como el Edificio Mónaco (donde
sobrevivió a la explosión de un coche bomba del Cartel de Cali) forman
parte de un recorrido turístico no oficial que algunos curiosos
contratan.
"He ido varias veces al vecindario y es común
ver uno o dos grupos de turistas locales o extranjeros que se acercan a
conocer la casa. Escobar fue un personaje nefasto que puso en jaque al
estado colombiano. Una especie de Al Capone o Chacal que están rodeados
de un aura de misterio", detalla el periodista.
La tumba del capo tiene vigilancia permanente para evitar un saqueo, agrega López.
"Era un hombre de amores y desamores. Le dio
casa a gente que vivía en el basurero de la ciudad: el barrio Pablo
Escobar o Medellín sin tugurios", subraya.
De momento, Restrepo, el propietario de la
última casa que habitó Escobar, observa a los turistas desde la ventana.
Su hija, de quince años, duerme en la habitación donde el
narcotraficante pasó sus últimos días.
Cuando le preguntan si siente miedo o si se ha
visto su fantasma ella responde con naturalidad: "No. No tenía nada que
ver conmigo".
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