Mencione el tema en una conversación civilizada,
y lo más probable es que escuche quejas sobre el dumping de productos
baratos y el robo de empleos y recursos.
Si habla con los políticos y
economistas, es posible que escuche quejas de que China mantiene su
moneda subvaluada. Hay preocupaciones sobre el tamaño de sus reservas de
divisas, que actualmente se aproximan a US$4 billones.
Tanto poder económico genera miedo y hostilidad,
especialmente en países como Estados Unidos, donde corre la campaña
presidencial, advierte Richard Levin, presidente de la Universidad de
Yale.
Y las preocupaciones solo tienden a crecer.
¿País rico o pobre?
La economía de China, con sus 1.300 millones de
personas, sigue creciendo rápidamente, a una tasa de alrededor del 10%
al año. Ya es la segunda economía más Rande del mundo. Algunos, aquí en
el Foro Económico Mundial de Davos, se preguntan si a China se le puede
llamar una economía en desarrollo.
El crecimiento económico de China, dice Pascal
Lamy, jefe de la Organización Mundial del Comercio, "se topará con
problemas de percepción pública".
"Hay una percepción de que hay un funcionario
chino detrás de cada hombre de negocios chino. Que China solo quiere
tomarse los recursos. Que hay un 'algo' colonial. Que quieren la
tecnología, robársela, transferirla y todas estas cosas negativas que se
traducen en que este es un país que no respeta las reglas del juego".
"El estereotipo de China puede ser cierto para el pasado y puede ser cierto para el presente, pero va a cambiar mucho más rápido de lo que se piensa, en tres a cinco años. Nosotros somos el futuro de China."
Michael Wong, fundador de TouchPal
Lamy no está de acuerdo con estas percepciones.
Pero China, dice, tiene que desarrollar "una
narrativa mejor": decirle al mundo lo que realmente hace o sufrir una
reacción violenta.
"El mundo fuera de China todavía se pregunta si
China es un país pobre con un montón de gente rica, o un país rico con
un montón de gente pobre", dice Lamy.
Errores de principiante
China está cambiando de manera tan acelerada, que es difícil resolver ese dilema.
John Zhao, director ejecutivo de la firma de
capital privado más grande de China, Hony Capital, recordó a la élite de
Davos que no hace mucho tiempo el gobierno de Pekín le decía a los
chinos que viajaban al extranjero: "te damos un buen conjunto de
vestimentas para que no parezcas pobre".
Hoy en día, dice, Occidente solo ve chinos
acomodados viajar al exterior. "Eso da una impresión equivocada. Ellos
son ricos, pero son una minoría. La mayoría de los chinos siguen siendo
pobres".
Pero ¿qué pasa con la dudosa reputación de China
de hacer negocios en el extranjero? Zhao se lo atribuye a errores de
principiante.
El gobierno chino no sabía qué hacer con todas
sus reservas en moneda extranjera, dice, así que hicieron lo que todos
los demás hicieron: comprar bonos del Tesoro de EE.UU.
Y sí, mientras que "hay algunas malas compañías
chinas" que "intencionalmente cometen fraude", la mayoría trata de
aprender y respetar las reglas.
"No tenemos la historia de cien años de gobierno corporativo", afirma Zhao.
Robert Greifeld, director ejecutivo de la bolsa
de valores Nasdaq, señala que Occidente también tiene una "rica historia
de fechorías corporativas - desde Parmalat hasta Enron" e informa que
las empresas chinas tienen un "apetito insaciable de aprender las normas
de información corporativa occidental".
El gran desequilibrio
Sin embargo, el problema con China es mucho más
que una cuestión de percepción o de los informes de las empresas,
sostiene Stephen Roach, ex presidente de Morgan Stanley Asia y ahora con
la Universidad de Yale.
Se trata de verdaderos desequilibrios
económicos, donde los consumidores chinos y las empresas ahorran en
exceso, mientras que Occidente ahorra muy poco.
Levin cree que es hora de que el gobierno chino
empiece a usar algunas de sus reservas extranjeras para invertir en su
propio pueblo, mediante, por ejemplo, la creación de una red de
seguridad social o impulsando un sistema de pensiones bajo en una
población que envejece rápidamente.
Todavía más importante, dijo Roach, es que nadie
debe ignorar al gorila de 800 libras que hay en la sala: la resistencia
de China a liberar la tasa de cambio de su moneda, el yuan.
Es un tema controvertido. Tanto que Lamy señaló,
en medio de risas, que sus asesores le pidieron "callarse" si el tema
se planteaba en Davos.
Sin embargo, enumeró los elementos con los que
todo el mundo está de acuerdo: el renminbi está subvaluado y debería ser
"internacionalizado" (lo que significa que le permite flotar
libremente).
"Pero el asunto se complica cuando se pregunta cuánto", dijo. "¿5% o 30%?"
Y Lamy pidió ¿cómo lo tomará el público chino cuando las reservas en dólares de su gobierno de repente pierdan su valor?
¿Volver a la normalidad?
Algunos veteranos expertos no están de acuerdo con la premisa de que China se está comportando de manera extraordinaria.
"China no está robando recursos: está
invirtiendo en los recursos que de otra forma no se desarrollarían, ya
sea en Brasil o Australia o África", sostiene uno de los participantes
de Davos.
"¿Acaso China está invirtiendo demasiado? No, es solo un poco. Teniendo en cuenta que es la segunda economía del mundo, ni siquiera está invirtiendo lo suficiente"
Participante en Davos
"¿Acaso China está invirtiendo demasiado? No, es
solo un poco. Teniendo en cuenta que es la segunda economía del mundo,
ni siquiera está invirtiendo lo suficiente."
Otro líder empresarial recordó a los
participantes de Davos que hoy en día los "prejuicios" contra China son
iguales a los de "50 años atrás, cuando los estadounidenses estaban
inundando a Europa con sus productos".
Y del mismo modo en que nos vimos influidos
hasta cierto punto por Estados Unidos, ahora tal vez vamos a recibir más
influencia de China; pero eso no me molesta tanto", dijo.
El juego de las citas
¿Y si las empresas chinas se apoderan de las empresas occidentales?
"Más y más compañías chinas están viendo a
empresas como Coca-Cola y General Electric, son testigos de su éxito,
por lo que están aprendiendo de ellos ... y están interesados en
convertirse en multinacionales."
Pero no siempre funciona.
Zhao cuenta la historia de una empresa alemana
que decidió rechazar una oferta pública de adquisición que le ofreció
una empresa china, y vendió la compañía a un propietario francés.
"Se tomó la decisión correcta", afirma Zhao. "Si
ellos sintieron que no podían operar dentro de la empresa china, la
operación hubiera sido un desastre. Así que por eso le estamos diciendo a
las empresas chinas que trabajen en su cultura corporativa"
Otro ejecutivo de China comparó de la relación
empresarial entre China y Occidente usando como metáfora el cortejo de
pareja: "…Antes del matrimonio, hay que salir. Y por eso espero que los
chinos abran oficinas por el mundo, para que aprendan de las otras
culturas empresariales".
Todos ganan
"Prepárense para más inversión china, porque va a
pasar", dijo Pascal Lamy a los políticos occidentales en la audiencia. Y
dirigiéndose a los chinos en la audiencia, que eran bastantes,
advirtió: "Para que todos ganemos, China tiene que abordar las
percepciones de ambas partes, en Occidente y en China".
De lo contrario, la reputación de China
terminaría como la del comercio mundial, donde los resultados "son
excelentes, pero en la política es (considerado como) terrible".
"El resto del mundo debe entender que China está cambiando"
Michael Wong
"El resto del mundo debe entender que China está
cambiando", fue el apasionado testimonio de Michael Wong, un joven
empresario cuya compañía, TouchPal, hace las aplicaciones de teléfono
inteligente que se pueden encontrar en 20% de los teléfonos Google
Android que hay en el mundo.
Compañías como la suya estaban presionando para
el cambio, trabajando duro para asegurar la protección de la propiedad
intelectual, por ejemplo.
"El estereotipo de China pudo ser cierto para el
pasado, puede ser incluso cierto para el presente, pero va a cambiar
mucho más rápido de lo que se piensa, en tres a cinco años", dijo Wong.
"Nosotros somos el futuro de China."
Y posiblemente del mundo, pudo haber añadido.
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