Los más ricos y poderosos del
mundo comienzan a abordar el tema de la desigualdad. Ese será uno de los
ejes principales sobre los que girará el Foro de Davos de este año. Así
lo señalan los analistas y también un informe de la propia organización
en el que se identifica la disparidad en los ingresos como una amenaza
para la estabilidad económica y social.
Cuando la ola de indignados se extendió desde
España a Grecia, Reino Unido, Israel, Bélgica y Estados Unidos, surgió
el interrogante de qué efecto tangible tendría su mensaje. Hoy, a casi
un año del 15-M, el tema de la desigualdad ocupa el centro del debate
político y económico en el Foro Económico Mundial.
Entre los principales reclamos que
surgieron en la Puerta del Sol de Madrid, la Catedral de Saint Paul en
Londres, o en Wall Street siempre estuvo la inequidad. Y como blanco
preferido siempre aparecían los banqueros.
Pero, ¿qué ha cambiado para que el debate haya
girado hacia una problemática social? "Las crecientes desigualdades eran
vistas como el precio necesario de una prosperidad global que crecía",
sostiene Robert Peston, Editor de Economía de BBC.
"Las crecientes desigualdades eran vistas como el precio necesario de una prosperidad global que crecía"
Robert Peston, editor de Economía de BBC
El propio director del Banco de Inglaterra,
Mervyn King, señaló la percepción de injusticia sobre que los adinerados
banqueros que causaron el desastre estén en sus puestos, mientras que
aquellos con ingresos promedio o por debajo del promedio paguen el costo
de la crisis, recuerda Preston.
Preocupación global
Del otro lado del Atlántico también hubo
discursos que sintonizan con este debate por la igualdad. "Podemos
conformarnos con un país donde un número cada vez menor de gente tiene
mucho éxito, mientras que más estadounidenses apenas cubren sus gastos. O
podemos crear una nación donde todos tengan una oportunidad justa",
lanzó el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en el discurso
sobre el estado de la Unión, pronunciado el martes.
Obama puso a una secretaria de 55 años en el centro de su alocución. De hecho, la sentó
en un sitio privilegiado, al lado de la primera dama, que en alguna
oportunidad ocupó el presidente de la Reserva Federal. Quizás espere que
los manifestantes de "Ocupa Wall Street" noten el cambio.
Y la elección de una persona común y corriente
que paga sus impuestos también tiene que ver con el debate que está
habiendo en EE.UU. por el tipo que tributan ricos y poderosos.
El ejemplo más reciente es el del precandidato
republicano a la presidencia Mitt Romney, quien paga proporcionalmente
mucho menos que la mayoría de sus conciudadanos. En el último año pagó
una tasa de poco menos de 14%. El estadounidense promedio paga alrededor
de 11%, pero la tasa máxima es 35%.
El propio magnate Warren Buffet dijo en
reiteradas oportunidades que la tasa tributaria es injusta y se debería
cambiar porque él paga en proporción mucho menos que su secretaria.
Impuestos regresivos
De la misma forma piensa Bill Gates. El fundador
de Microsoft, entrevistado por la BBC, también está de acuerdo en que
le suban los impuestos. "Estoy de acuerdo en que suban más para los
ricos que para el resto, eso es simplemente justicia", manifestó.
Al fin y al cabo, el debate es el mismo en todo
el mundo, y la resistencia a reconocer las demandas del 99% van
venciendo la resistencia del 1% que más riqueza acumula. Sin ir más
lejos, el año pasado el director de JP Morgan, Jamie Dimon, ensayó una
defensa de los banqueros frente a las críticas que recibían y cosechó
aplausos en Davos por ello. Hoy es difícil imaginar que alguien intente
algo por el estilo.
"A nadie le gustarán las protestas sociales que vendrán"
Sharan Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical Internacional
Las primeras declaraciones de los asistentes van
en sentido contrario. "Creo que tenemos tres o cuatro años en Occidente
para mejorar el modelo económico que tenemos, si no lo hacemos habremos
perdido el juego", advirtió David Rubinstein, director del fondo de
inversiones Carlyle, según informa AFP.
En el mismo sentido se expresaba Sharan Burrow,
secretaria general de la Confederación Sindical Internacional, quien
instó a las corporaciones y gobiernos a trabajar junto a los
trabajadores para desarrollar un nuevo modelo económico.
Burrow también advirtió sobre las consecuencias
que podría tener no solucionar los desequilibrios de la economía real a
la que "los mercados están matando". Y en su advertencia quizás esté la
clave de porqué Davos debate la desigualdad. "A nadie le gustarán las
protestas sociales que vendrán".
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