Los organizadores del Foro Mundial Económico (FEM) de
este año en Davos (Suiza), que comienza este miércoles, han incluido
preguntas fundamentales para los participantes: ¿el capitalismo tiene
futuro? ¿Es apto para el siglo XXI? Y si lo es, ¿qué debe cambiar?, son
algunos de los interrogantes.
Mientras van llegando las 2.600 personas más
ricas y poderosas del mundo a la pequeña y montañosa localidad suiza
para discutir el estado del mundo, surge otro interrogante: ¿realmente
estas personas quieren responder a dichas preguntas?
Para algunos se trata claramente de
las preguntas correctas. "¿El capitalismo está funcionado? ¿Vamos a
crecer de nuevo? ¿El modelo occidental sigue siendo el paradigma?", se
pregunta John Griffiths-Jones, director del gigante de la contabilidad
KPMG en el Reino Unido y Europa.
"Estoy muy interesado en escuchar a la gente hablar de eso", dice.
Griffiths-Jones habla de la necesidad de
encontrar un "concepto de capitalismo responsable" y le preocupa que,
aunque se llegue a un consenso en Davos, no sea muy claro para el resto
del mundo.
El fundador e impulsor del foro, el profesor
Klaus Schwab, es aún más contundente: "El capitalismo en su forma actual
ya no encaja en el mundo que nos rodea".
Protestas vs. nevadas y policías
Uno esperaría escuchar ese tipo de afirmaciones y
preguntas de los manifestantes anti-capitalistas que han venido a
Davos, y que han estado muy ocupados montando un campamento de iglús
como parte de sus protestas contra el foro.
"Vamos a hacer pequeñas acciones en el pueblo.
Vamos a alterar un poco las cosas'', comentó el organizador David Roth,
presidente de Juso, una organización juvenil socialdemócrata que intenta
acampar en la zona.
Sin embargo, las fuertes nevadas, el frío y la
presencia de policías y soldados suizos hacen poco probables algún tipo
de protesta.
De tal manera quedará en manos de los
participantes del foro y sus organizadores poner de relieve las
carencias del mundo actual.
El profesor Schwab habla de un futuro donde las
élites políticas y económicas "están en peligro de perder por completo
la confianza de las generaciones futuras".
De hecho, un estudio mundial publicado pocos
días antes del comienzo de Davos, el Barómetro de Confianza Edelman,
sugiere que ha habido una fuerte caída de la confianza del público, no
sólo en los negocios sino especialmente en los gobiernos de todo el
mundo.
"Las élites políticas y económicas están en peligro de perder por completo la confianza de las generaciones futuras."
Klaus Schwab, fundador del foro de Davos
Davos a su manera pone de manifiesto que incluso
para los líderes de negocios mejor pagados del mundo, las cicatrices de
la crisis económica de los últimos cuatro años son todavía dolorosas.
Temas como la zona euro, el sector financiero,
la pobreza, la desigualdad, la responsabilidad corporativa y el
surgimiento de China, están muy presentes tanto en las sesiones
organizadas por el foro (que siempre está dispuesto a lanzar algunas
preguntas inconvenientes), como en muchos eventos organizados por
bancos, grupos industriales y gigantes corporativos.
La situación es sombría, a pesar de la alta
cocina aproveche el foro para lucirse con platos para los hoteles cinco
estrellas de Davos.
Buenas noticias
Existe un peligro, dice David Jones, consejero
delegado de la firma francesa de publicidad Havas, "de que en medio de
la oscuridad una buena noticia pase por alto".
"Yo creo que el futuro no será tan catastrófico
como muchos predicen", comenta mientras detalla la forma en que China e
India siguen creciendo de manera adecuada, y cómo hay buenos informes de
las medidas que están tomando en la zona euro.
"Pero lo que suele suceder es que uno de los temas domina todo", apunta Jones.
El empresario está preocupado de que cuestiones
clave, como el desempleo juvenil y el calentamiento global, puedan ser
dejados de lado.
Obsesionarse con la crisis también puede
provocar que las empresas pasen por alto que la forma tradicional de
hacer negocios está cambiando.
Jones lo llama la "era de los daños", donde "los medios crean un mundo de transparencia radical".
"Si usted es el jefe de un país árabe, el jefe
de BP (British Petroleum), una diseñadora de moda o un jugador de
fútbol", explica, "básicamente lo que estamos viendo cada día es el
poder de gente para hacer comportar a los dirigentes de la manera que
ellos quieren".
La fiesta no ha terminado
A pesar del ambiente sombrío, el "espíritu de
Davos" dominará las discusiones en la sede principal del evento, el
Centro de Congresos y los hoteles de los alrededores.
Después de todo, ningún dirigente empresario o
empresa en su sano juicio podría llegar a Davos y dejar pasar la
oportunidad para establecer algunos contactos.
El domingo, un inversor en la conferencia de
tecnología pesada DLD de Munich, estaba ocupado preparando el terreno
para recaudar fondos con otros socios y, seguramente, ultimará los
detalles esta semana en Davos.
Y todavía quedan pendientes un montón de fiestas y cenas privadas. Unas más exclusivas que otras.
El futuro puede ser incierto, pero como todo hombre de negocios le dirá: los riesgos contienen oportunidades.
La fiesta de Davos todavía no ha terminado.
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