La sociedad y los medios de comunicación israelíes
han puesto el foco en los últimos días sobre la tensión generada por el
ala más extremista de los judíos ultraortodoxos, un grupo pequeño pero
que quiere imponer sus rígidas normas de vida en los espacios públicos.
La creciente polémica se tradujo este martes en
grandes manifestaciones de miles de israelíes contra las actitudes de
los ultraortodoxos.
El
desencadenante fue la difusión de la entrevista a una niña de 8 años
que denunció acoso por parte de este grupo en la ciudad de Beit Shemesh,
cerca de Jerusalén, la misma que fue escenario el martes de las
protestas contra los ultraortodoxos.
La situación no es nueva. Desde hace años se
producen enfrentamientos entre la policía y un grupo de ultraortodoxos
que intentan separar a hombres y mujeres en espacios públicos.
Su intención es que ellas caminen por distintos
lugares, no compartan el transporte público y se vistan de acuerdo su
estricto criterio.
"Hablando con la gente aquí aseguran sentir que
hay una creciente tensión religiosa dentro de la comunidad judía en
Israel", explica Jon Donnison de la BBC.
Pero la polémica de estos días se inició tras la
emisión de una entrevista a la pequeña Naama Margolese. La niña aseguró
tener miedo de caminar hasta su escuela por la posibilidad de que
ultraortodoxos le gritasen.
"Se vieron imágenes en televisión de niñas de
hasta 8 años a las que se llamaba prostitutas y eso fue un shock para
muchos israelíes", relata Donnison.
Un canal local envió a un grupo de periodistas a
Beit Shemesh para seguir el desarrollo de los acontecimientos, pero
fueron atacados con piedras, según las denuncias.
Y el lunes se había producido también un enfrentamiento entre la policía y los extremistas ultraortodoxos.
Choques con la policía
Las fuerzas del orden intentaron quitar un
cartel que obligaba a las mujeres a caminar por distintos por una vereda
distinta a la de los hombres. Todo acabó con un agente levemente herido
y varios ultraortodoxos detenidos.
Los ultraortodoxos representan el 10% de la
población israelí, aunque en 20 años se proyecta que se duplicará este
porcentaje por la alta tasa de natalidad que tienen. Pero nuestro
corresponsal aclara que no todos ellos están de acuerdo con la posición
que ha generado la polémica. "Es una minoría dentro de los
ultraortodoxos", explica Donnison.
La reacción por estas actitudes hacia mujeres y
niños se suma a un descontento creciente de la sociedad israelí hacia
los ultraortodoxos. "Muchos israelíes sienten resentimiento porque
muchos no trabajan, no hacen el servicio militar, son subsidiados para
realizar sus estudios religiosos", según el periodista de la BBC. "Lo
cual es bastante irritante para el contribuyente israelí", añade.
Condena
La clase política fue casi unánime en su condena
a las intenciones de separar a hombres y mujeres así como al
hostigamiento de las menores que asisten a la escuela. De hecho han
mostrado apoyo a la protesta del martes.
"Peleamos por el alma de la nación y la esencia
del estado", expresó el presidente Shimon Peres. En el mismo sentido se
manifestó el primer ministro, Benjamin Netanyahu, quien aseguró que la
policía "está actuando y actuará para arrestar y detener a quienes
escupan, acosen o levanten la mano contra las mujeres".
Rabinos ultraortodoxos también condenaron los
hechos denunciados y aseguraron que se trata de minorías dentro de la
comunidad. Sin embargo, más allá de que el número de hostigadores sea
pequeño con respecto a la totalidad -ya sea de la población o de los
ultraortodoxos en particular-, el problema no parece serlo.
Según en el diario Haaretz los propios
ultraortodoxos están preocupados por las actitudes de los calificados de
extremistas y se han acercado a los medios de comunicación para pedir
ayuda. Muchos lo han hecho en forma anónima por temor.
Buscan la ayuda de los medios de prensa
seculares para poder "deshacerse de los extremistas". Piensan que cuanta
mayor presión externa logren más acción del gobierno y la policía habrá
contra ellos, según el medio israelí.
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