Decenas de miles de norcoreanos llenaron el miércoles las aceras de
las nevadas calles de Pyongyang, llorando y golpeándose el pecho con las
manos, mientras una carroza trasladaba el cuerpo del difunto líder Kim
Jong Il por la capital para un último adiós.
Su hijo y sucesor, Kim Jong Un, desempeñó un papel central en la
procesión. Encabezó el duelo en un día nublado y frío, caminando con una
mano sobre la carroza y la otra en saludo militar, con la cabeza
sombríamente inclinada ante el viento.
Al concluir la procesión de dos horas y media, Kim Jong Un permaneció
de pie flanqueado por los principales funcionarios militares y del
partido que se prevé serán su círculo de asesores, al tiempo que un
grupo de fusileros efectuaba 21 disparos, y luego volvió a saludar ante
los soldados que marchaban al paso de ganso con fusiles y banderas.
Kim Jong Il —que condujo a la nación con mano inflexible tras la
muerte de su padre Kim Il Sung en 1994, a través de una hambruna
devastadora y una controvertida iniciativa para desarrollar programas de
armamento nuclear y misiles— falleció de un ataque al corazón el 17 de
diciembre, a los 69 años.
Dolientes con abrigos atestaron las calles de Pyongyang, en las que
saludaban, se agitaban y lloraban al paso del convoy con el ataúd.
Algunos intentaron acercarse pero la policía los contuvo.
“¿Cómo es posible que el cielo no llore?”, dijo a la televisora
estatal un soldado que lloraba de pie en la nieve. “El pueblo… llora
lágrimas de sangre”.
Las dramáticas escenas de dolor muestran lo efectivo que ha sido el
gobierno de Corea del Norte en construir un culto a la personalidad
alrededor de Kim Jong Il a pesar de la crónica escasez de alimentos y
décadas de dificultades económicas.
Mientras los norcoreanos lamentaban la pérdida del segundo líder en
la historia del país, la transición del poder a Kim Jong Un avanzaba a
paso acelerado. El joven, a unos años de cumplir 30, ya está siendo
elogiado en los medios de comunicación del estado como el “líder
supremo” del partido, el estado y el ejército.
Kim, cubierto por un largo abrigo negro, tenía una actitud sombría
mientras caminaba junto a la carroza con el cuerpo de su padre,
acompañado por altos funcionarios del partido detrás de él y de las
fuerzas armadas al otro lado de la limosina, una alineación que
proporcionó un buen vistazo de quiénes estarán en el núcleo de líderes
de Corea del Norte.
Detrás de él estaba Jang Song Thaek, el cuñado de Kim Jong Il y
vicepresidente de la poderosa Comisión de Defensa Nacional, que se
espera desempeñe un papel crucial en ayudar a Kim Jong Un a ejercer el
poder.
El vehículo también era escoltado por el jefe militar Ri Yong Ho y
por Kim Yong Chun, ministro de las Fuerzas Armadas del Pueblo.
Su
presencia indica que desempeñarán papeles importantes a medida que el
joven Kim consolida su liderazgo.
Choe Thae Bok y Kim Ki Nam, altos funcionarios del Partido de los
Trabajadores, y el alto oficial militar Kim Jong Gak también asumieron
posiciones destacadas en la procesión.
“Muestra cuáles serán los poderes centrales en Corea del Norte”, dijo
Yoo Ho-yeol, profesor en la Universidad de Corea en Corea del Sur.“En
especial, Jang Song Thaek y Ri Yong Ho serán cruciales en el liderazgo
de Kim Jong Un”.
Los diplomáticos extranjeros en Pyongyang fueron invitados para que
acudieran a la procesión, aunque aparentemente no se permitió la entrada
al país a otras personas.
El jueves al mediodía se llevará a cabo un servicio conmemorativo nacional, dijeron medios estatales.AP
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