Autor José Tavárez
filósofo, psicólogo y profesor universitario.
Siento
por Juan Bolívar Díaz profunda admiración y respeto, desde que, a mediados de
los 70’s, tuve la oportunidad de asistir a un taller para reporteros, que
impartió, junto a Quiterio Cedeño y Núñez
Grassals, en el Seminario Menor San Pablo, de Higüey, donde yo estudiaba. Pocos
han sido tan valientes para denunciar injusticias, ni tan objetivos para
analizar los hechos.
En
días recientes hemos visto a Juan Bolívar, junto a otros comunicadores/as, denunciar
lo que entienden es una ofensiva por parte del gobierno de Leonel Fernández,
para limitar la libertad de prensa en el país. Como prueba principal se
refieren a la demanda incoada por Euclides Gutiérrez Félix, en contra de Nuria
Piera.
En
todo este escarceo hay algunos detalles que JBD está pasando por alto,
afectando su juicio crítico y su reconocida objetividad. Veamos:
1.
La
libertad de expresión es un derecho universal, no solo de los comunicadores que
ejercen la crítica en contra del gobierno y sus funcionarios. El mismo derecho
que tiene Nuria a investigar y denunciar, lo tiene Euclides para defender en
los tribunales el honor que cree mancillado por la comunicadora. No alcanzo a
ver la amenaza al trabajo periodístico, especialmente si este ejercicio está
apegado a la ley y es coherente con la ética que norma la profesión.
2.
La
verdadera amenaza a la libertad de expresión, en las circunstancias actuales de
nuestro país, no proviene de un presidente que ha demostrado con creces su
respeto por el ejercicio periodístico. El riesgo proviene principalmente del
control que ejercen las grandes corporaciones sobre los medios masivos de
comunicación. El gran capital, más que los políticos, es muy celoso de sus
intereses, ya lo ha demostrado.
3.
Pierden
de vista, JBD y quienes le acompañan en esta causa, que estamos inmersos en una
campaña electoral, donde resulta difícil permanecer neutral. Así vemos que quienes
son favorables al PRD, que por coincidencia están juntos en este asunto, utilizan
sus espacios de trabajo para promover a Hipólito Mejía, o lo que es igual, para
atacar a Danilo Medina y al PLD. Si alguien tiene dudas sobre esta aseveración,
solo tiene que ver, oír o leer lo que producen estos comunicadores.
4.
En
un reciente artículo, JBD señala: “… altos
funcionarios y dirigentes del partido de gobierno mantienen una ofensiva contra
los comunicadores más críticos, de la que participan comentaristas pagados por
diversas instancias de un gobierno que se ha caracterizado, eso sí, por cooptar
una alta proporción de los periodistas, comentaristas y articulistas de todo el
país”. En estos juicios se nota una pobre valoración de su propia clase,
presentándola como desprovista de toda ética, sin juicio crítico ni independencia
de criterio. Por otro lado, le regatea el derecho que tienen los dirigentes y
funcionarios peledeístas a defenderse de los ataques que algunos periodistas
les hacen. No se bebe olvidar que “palabras traen respuestas”, y que, “quien
dice lo que quiere, escucha lo que no quiere”.
5.
En
medio de una campaña electoral que se libra en varios frentes, especialmente a
través de los medios de comunicación, sería ingenuo suponer que las acciones de
este grupo de comunicadores carece de intencionalidad política. Resulta difícil
no imaginar que se trata de una escaramuza electoral, encaminada a minar las
posibilidades del candidato del PLD, Danilo Medina, desdibujando la figura del
presidente Fernández y su obra de gobierno. Así las cosas, la honestidad
profesional de JBD, de la que no tengo dudas, debe llevarle a admitir que los
comunicadores que favorecen la opción peledeísta, tienen el mismo derecho a
abogar por el candidato morado, que el de los vinculados al PRD, a defender al
ex presidente Mejía, que algunos de ellos llaman Papá, quizás con razón.
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