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viernes, 2 de julio de 2010

PENSANDOTE

Por Lincoln López

Cada 30 de junio, muchas personas pensamos en él. Pensándote en múltiples dimensiones.

Se puede escribir sobre su accionar político: ciudadano político, militante y partidario, dirigente y líder político. Su legado en obras, ensayos, charlas y conferencias, es trascendente: De Cristóbal Colón hasta los Pueblos Árabes.

Su pensamiento es una luz que atrae, para seguirlo o confrontarlo. En la narrativa por igual. Atrajo desde Camino Real hasta sus Cuentos Más que Completos.

Fue figura de primera magnitud desde su retorno del exilio, Presidente de la República, el Golpe de Estado del 63, la Guerra de Abril del 65, el PLD…

Y hablando de figura, en estos tiempos de imagen y comunicación se puede abordar su oratoria original y sencilla, entendible, didáctica y orientadora. Siempre profesor. Dejó en la mente su pueblo el vocablo folclórico como “los hijos de machepa” o los más conceptuosos, como, el Pentagonismo.

Un material sumamente interesante es su perspectiva sociológica como La Composición Social Dominicana, Las Clases sociales en la República Dominicana, o sobre La Pequeña Burguesía en la Historia de la República Dominicana, o su Capitalismo Tardío en la República Dominicana, otra anterior es: Indios, Apuntes Históricos y Leyendas.

Se puede escribir sobre su vida pública y privada en el exilio: Puerto Rico, Cuba, México, Costa Rica, Chile, Venezuela… De sus relaciones con Guillén y Muñoz Marín, con Fidel y Betancourt, con Figueres y García Márquez, con Neruda y Russell. De Tito y Ho Chi Minh, de Guayasamín y de Atahualpa Yupanqui… Desde la más encumbrada personalidad hasta el más sencillo hombre o mujer del pueblo.



Se puede reflexionar sobre su talento, disciplina e integridad para crear una obra tan variada como portentosa, en medio de constantes torbellinos políticos y dificultades económicas, que lo llevó a realizar los más diversos oficios: vendedor de camión, vendedor de ponche crema, presentador de un circo, vendedor farmacéutico, fabricante de baterías, guionista radial, empleado público, editor y compilador literario…

Parece que en su vida nunca hubo un atasco, un detenimiento. “Las gaviotas, como es bien sabido, nunca se atascan, nunca se detienen. Detenerse en medio del vuelo es para ellas vergüenza y es deshonor”. Juan “había aprendido sobre cómo volar a baja altura”. Juan “siguió volando hasta después de su puesta de Sol”. “La única Ley verdadera es aquella que conduce a la libertad –dijo Juan-. No hay otra”. (Juan Salvador Gaviota).

Tres valoraciones encontramos en esos fragmentos literarios: trabajar siempre (nunca se detienen), aprender a estar cerca del pueblo (volar a baja altura) y ser libres.

Esa obra parece ser escrita para gentes como tú, Juan Bosch. Como tu gaviota del 1934, cuando versificaste: “Junto a la reja de mi blanca celda, el mar despeina su melena azul, veo como se alza la gaviota y vuela, como afanosa de volverse luz…”.

Hoy, pensándote en tu ausencia física, pero presente en tus ideas y en tu propósito supremo:

“Si no llego a ver la liberación de este pueblo, la veré a través de mis ideas”.







































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