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martes, 20 de julio de 2010

Maestro, ¿Quién Pecó, él o sus Padres?.‏

Por Tiberio Castellanos
Desde Miami

Hay un pasaje del Evangelio no muy comentado. Y no recuerdo ahora cuál de los Evangelistas lo consigna. Y creo que muy pocos entrarán, como yo ahora, en lo que, indudablemente, es la lección secundaria, muy secundaria, del mensaje encerrado en ese pasaje.

El caso es que caminando Jesús y sus discípulos por esos caminos de entonces (Judea, Samaría, Galilea), se encontraron un pobre hombre tullido. Los discípulos preguntaron a Jesús; Maestro, ¿quién pecó, él o sus padres, para que le ocurriera esto?.

Yo entiendo, que la respuesta de Jesús fue, que en estos casos, lo que se impone es la compasión con el prójimo. No la averiguación de su pasado. Es, precisamente, lo que El ilustra en la parábola del Buen Samaritano, que cuidó del herido sin ponerse a averiguar por qué a este le habia sucedido esa desgracia.

Y yo me sitúo en la correcta ortodoxia de esta doctrina. Pero, a juzgar por la pregunta de los discipulos de Jesús, parece que los judíos creían que los pecados producen enfermedades.

Yo no sé en que libro del Antiguo Testamento puedo documentar esto. Aunque si puedo encontrar en esos libros mumerosas pruebas de que cuando el Pueblo Escogido se desviaba del cumplimiento de le Ley de Moisés, el Decálogo, le venian desgracias. Desde plagas hasta derrotas militares.

Así que no me extraña que tambien creyeran los judios que las conductas pecaminosas producian enfermedades.

Y no me extraña eso, porque yo también lo creo así. Y me parece que los médicos, en especial los que trabajan más en la prevención que en la cura de las enfermedades, aunque no hablen de pecados, también creen en lo mismo.

¿Acaso no es un cierto Decálogo con respecto a la salud del corazón, el enunciado de Los Factores de Riesgo que hacen los cardiólogos?. (Y. ya sabemos que mientras más de estos factores sumes más cerca estarás del accidente cardiovascular).

Dicen los médicos, que conductas incorrectas, llámense adicciones o vicios, son perjudiciales a la salud. Y, ahora recuerdo, que en un tiempo mencionábamos esos vicios con otras palabras: Gula, Pereza, Lujuria, Envidia, etc. y decíamos que eran Pecados Capitales.

Por supuesto, esta descarga no debe terminar aplicando la lección evangélica desde el pensamiento de los discípulos, sino desde el mensaje del Maestro (debo decir tambien que Jesús sanó al paralítico en cuestión). Y este mensaje es muy claro: compasión con el caído. Aunque de sobra sepamos que este, con su incorrecta conducta, se haya buscado su quebranto.

Un abrazo







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