Los delfines deben ser tratados como personas, con
sus derechos a la vida y a la libertad, han concluído un grupo de
expertos en filosofía, conservación y comportamiento de animales
reunidos en Canadá.
Los científicos, que buscan apoyo para la
Declaración de los Derechos de los Cetáceos, consideran que los delfines
y las ballenas son lo suficientemente inteligentes como para se les
trate con las mismas consideraciones éticas de los seres humanos.
Reconocer sus derechos significaría poner fin a la caza de ballenas, a su cautiverio y a su uso para entretenimiento.
La iniciativa surgió en la reunión anual de la
Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) en Vancouver,
Canadá, la conferencia más grande del mundo de la ciencia.
El movimiento se basa en años de investigación
que demuestran que tanto delfines como ballenas tienen cerebros grandes y
complejos y un nivel auto-conciencia similar al de los humanos.
Tales descubrimientos han llevado a los expertos
a concluir que, aunque los delfines y las ballenas no son humanos, si
son personas en un sentido filosófico, lo cual tiene implicaciones de
largo alcance.
"Conscientes de sí mismos"
Tom White, experto en ética de la Universidad
Loyola Marymount de Los Ángeles, y autor del libro En Defensa de los
Delfines: La Nueva Frontera de la Moral, describe a los delfines como
"personas no humanas".
"Una persona es un individuo. Y si la
individualidad cuenta, entonces la matanza deliberada de individuos de
este tipo (delfines y ballenas) es éticamente equivalente a matar
deliberadamente a seres humanos", detalla el experto.
"Lo que estamos diciendo es que la ciencia ha
demostrado que la individualidad, la conciencia de sí mismo, ya no sólo
es una característica humana", agrega White.
"Hemos pasado de ver el cerebro de los delfines y ballenas como una gota gigante y amorfa sin mucha inteligencia, a verlos como un cerebro enorme con una enorme complejidad que rivaliza con la nuestra"
Lori Marino, sicóloga de la Universidad de Emory en Atlanta
La declaración, que originalmente se acordó en
mayo de 2010, señala entre otros puntos que: "todo individuo cetáceo
tiene derecho a la vida", "ningún cetáceo debe estar en cautividad o
servidumbre, ser objeto de tratos crueles o ser retirado de su ambiente
natural", o que "ningún cetáceo es propiedad de ningún Estado, sociedad,
grupo humano o individuo".
Y añade: "Los derechos, libertades y normas
establecidas en esta declaración deben estar protegidas por el derecho
internacional y nacional".
La psicóloga Lori Marino, de la Universidad de
Emory en Atlanta, subraya que los avances científicos han cambiado el
punto de vista del cerebro de los cetáceos.
"Hemos pasado de ver el cerebro de los delfines y
ballenas como una gota gigante y amorfa sin mucha inteligencia, a
verlos como un cerebro enorme con una enorme complejidad que rivaliza
con la nuestra", detalla la experta.
Los delfines tienen un sentido de sí mismos, se ha comprobado que se pueden reconocer en espejos, agrega.
"Cuando te levantas por la mañana, te miras en el espejo y te reconoces, sabes que eres tú'", comenta Marino.
"Ellos tienen un sentido similar. Se pueden mirar en un espejo y decir: Hey, soy yo", señala.
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