Escrito por Antonio Regalado |
" Lider espiritual Dominicano residente en Estados Unidos"
Desde las alturas, el presidente de la República Dominicana,
observó una nación que experimenta un desarrollo fuera de serie, al
pronunciar en el Salón de la Asamblea Nacional el discurso de rendición
de cuenta al país el pasado lunes 27 de febrero.
La
verdad es que cuando uno analiza con mente fria el mensaje de su
exponencia llega a la conclusión de que el señor presidente Leonel
Fernández, es un excepcional orador que posee un carisma excelente para
hablar al público, aunque sus palabras no conecten desde el helicóptero
presidencial desde el que supervisa el enorme crecimiento del
colectivo con la realidad que vive
el pueblo en el día a día, él es un encantador de la elocuencia y la
persuasión, hasta el punto que
puede cautivar con su fluir arrebatador y encendido al auditorio más
exigente.
Al rendir cuentas de su gestión ante los miembros del Congreso reunidos en
Asamblea, en la conmemoración del 168 aniversario de la proclamación de la
Independencia Nacional, el mandatario expresó: “En ocasiones, al volar en
helicóptero sobre el Gran Santo Domingo, contemplo, desde la altura, la notable
transformación que esta ciudad ha experimentado”.
Comunicó
en otra parte de su discurso el ciudadano presidente que desde el aire
observa en la ciudad de Santo Domingo un espíritu de modernidad, por la
amplitud de las avenidas, la circulación masiva de los vehículos, la
construcción de los elevados y “los edificios que lucen como verdaderos
rascacielos”, y luego dice: "Al divisar semejante
espectáculo, que me permite comparar a nuestra ciudad Capital con otras
importantes ciudades del mundo, me digo para mis adentros, caramba,
helo ahí, lo hemos logrado: el Nueva York chiquito”.
Una
alocución de película rodada a todo color y en cinemascope ante
conglomerado que se quedó esperando una rendición de cuenta y no de
recuento de lo que ha sido su gobierno durante los años que le ha tocado
estar en el poder, de lo que se trató fue de una arenga política, no de
la presentación a conocimiento de quien corresponda, para su examen y
verificación, de la relación minuciosa justificada de los gastos e
ingresos de su gestión como gerente de la cosa pública.
Pero
bueno, no sé cual es su lectura del discurso, el análisis no se hace
esperar y muchos comienzan a comunicar sus
reacciones por los distintos medios de prensa y comunicación de la
república, en lo que a mí respecta el discurso tiene luces y sombras, y
constituye un punto clave para el debate de las ideas y de la situación
del país, sobre todo con las elecciones a la vuelta de la
esquina.
Esta es una
ocación en la que muchos adultos tal vez recordarán las letras de la
canción que escribió Alberto Cortés bajo el título "Castillos en el
aire", a ver, recordemos:
Quiso volar igual que las gaviotas,
libre en el aire, por el aire libre
y los demás dijeron, ""¡pobre idiota,
no sabe que volar es imposible!"".
Mas él alzó sus sueños hacia el cielo
y poco a poco, fue ganando altura
y los demás, quedaron en el suelo
guardando la cordura.
Y construyó, castillos en aire
a pleno sol, con nubes de algodón,
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.
Y construyó ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocó al duende de las cosas
que tiene mucho que ver con el amor.
En los demás, al verlo tan dichoso,
cundió la alarma, se dictaron normas,
""No vaya a ser que fuera contagioso...""
tratar de ser feliz de aquella forma.
La conclusión, es clara y contundente,
lo condenaron por su chifladura
a convivir de nuevo con la gente,
vestido de cordura.
Por construir castillos en el aire
a pleno sol, con nubes de algodón
en un lugar, adonde nunca nadie
pudo llegar usando la razón.
Y por abrir ventanas fabulosas,
llenas de luz, de magia y de color
y convocar al duende de las cosas
que tienen mucho que ver con el amor.
Acaba aquí la historia del idiota
que por el aire, como el aire libre,
quiso volar igual que las gaviotas...,
pero eso es imposible..., ¿o no?...
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